Aunque emparentado por vía paterna a una familia muy influyente
(creadores del grupo Bunge y Born, que luego se convertirá en un
holding multinacional), él pertenece a una rama modesta, y pasa
gran parte de su infancia en un ambiente semirrural, dedicándose
incluso a tareas agrícolas. Cursa la primaria en El Niño
Argentino Modelo.
Comenzó el ciclo secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires,
estudios que abandonó decidiendo rendir el resto de los exámenes
libres. Cursó el primer año de la Licenciatura en Ciencias
Químicas en la Universidad de Buenos Aires. Sin embargo, pronto
descubrió que su vocación estaba en la física, dejando
esta carrera y matriculándose en la Licenciatura en Ciencias Fisicomatemáticas
en la Universidad de La Plata, donde se graduó en 1943. Paralelamente
estudió Filosofía por su cuenta y a través de cursos
en la facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
En 1938 fundó la Universidad Obrera Argentina, institución
donde por tarifas apenas suficientes para el mantenimiento los trabajadores
de distintas actividades recibían capacitación técnica
y sindical (Arturo Frondizi, abogado del diputado Bunge, dictó
la materia Derecho Gremial.) Sugestivamente, la UOA fue cerrada
en 1943 por el secretario de Trabajo y Previsión, coronel Juan
Domingo Perón.
UN ANTIPERONISTA MILITANTE. En 1940 contrajo matrimonio con la
arquitecta Julia Molina y Vedia, bastante mayor que él, madre de
sus dos hijos mayores Mario (matemático) y Carlos (físico.)
La vocación de Mario por la técnica se frustró durante
el gobierno peronista cuando un clérigo le impidió ingresar
en el industrial Otto Krause por considerar a ese destino inaceptable
"para el hijo de una familia aristocrática". [Carlos
inventaría un láser de rayos X luego pirateado por el Pentágono
en el marco del proyecto Guerra de las Galaxias.]
El año en que se cerró la Universidad Obrera, Bunge fundó
la revista filosófica Minerva, de corta vida, en cuyo primer
número colaboran entre otros el prestigioso filósofo marxista
italiano Rodolfo Mondolfo. En las elecciones de 1946, Bunge integró
listas de la coalición Unión Democrática
y -mientras duró el régimen peronista- se convirtió
en un férreo opositor, hasta que acabó encarcelado durante
semanas acusado de incitar a una huelga ferroviaria. En el presidio
organizó seminarios de discusión políticas entre
los delincuentes comunes.
En esta década intentó sin suerte toda clase de negocios
para poder sobrevivir. El gobierno peronista le negó el pasaporte,
motivo por el cual no pudo viajar al exterior, obstaculizando sus posibilidades
de progreso académico. Sin embargo, uno de sus docentes -el doctor
Ernesto Sábato- lo puso en contacto
con un científico emigrado de la Europa de posguerra, el físico
austroitaliano Guido Beck. Bajo su dirección completará
en 1952 la tesis que le vale el doctorado, sobre Cinemática
del Electrón Relativista. Durante su ciclo de posgrado, recibió
la beca Ernesto Santamarina, administrada por el doctor Bernardo
Houssay, con quien debía entrevistarse regularmente.
Para entonces, las zozobras de la militancia y la persecución peronista
habían hecho naufragar su primer matrimonio. Así, Bunge
conoció a quien será su segunda esposa, la estudiante Marta
Cavallo. Pese a la tenaz oposición de su suegro (y gracias a la
complicidad de su amigo, el ingeniero Virgilio Di Pelino), logró
llevar adelante la relación, que resultará en su segundo
matrimonio y en un estímulo a la carrera universitaria de Marta,
para quien su padre planeaba una vida de ama de casa. Más tarde,
Marta se doctoró en matemática, especializándose
en topología.
Tras el derrocamiento de Perón, Bunge ocupó un papel
protagónico en la reestructuración de la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, que -entre
1957 y 1966- viviría su llamada Edad de Oro. Junto
con Manuel Sadosky y Rolando García constituyó un equipo
con gran habilidad para concebir y hacer avanzar proyectos progresistas.
Años más tarde, reprocharía a García su vuelco
hacia un peronismo obsecuente de la línea de los Montoneros, que
lo llevó a impulsar la disolución de la Asociación
Física Argentina y condenar la ciencia básica. En esta época
impulsó la carrera del bachiller agrimensor Gregorio
Klimovsky, quien demuestra más aptitudes para la enseñanza
de la lógica que el célebre profesor Eugenio
Pucciarelli, a quien acaba por desplazar.
DE CIENCIA Y FILOSOFÍA En 1959 Bunge publicó Causalidad,
un estudio sobre el determinismo en la ciencia con especial énfasis
en el determinismo causal, del que da una definición muy precisa,
diferenciándolo de otras categorías de determinación
que en análisis previos eran confundidas con él, llevando
a falsos debates.
Durante este período, Bunge enseñó filosofía
de la ciencia en Argentina y Uruguay. Sin embargo, al producirse en 1963
el conato de guerra civil entre las facciones del ejército denominadas
Azules y Colorados, decidió emigrar. Primero
se dirigió a la universidad de Delaware, en los Estados Unidos,
pero allí se encuentra con un ambiente intolerante: los universitarios
están virulentamente a favor de la intervención en Vietnam,
descubriendo con perplejidad que sólo comienzan a oponerse cuando
-años más tarde- el gobierno recluta estudiantes. Otras
consideraciones también lo impulsan: sabe que los hijos de su segundo
matrimonio, de nacer en el Norte, pueden llegar a ser reclutados. Entonces,
acepta una invitación de una universidad alemana. Allí permaneció
más de un año hasta que recibió una invitacion de
la Universidad McGill, el centro académico anglófono más
importante del Québec, Canadá.
Bunge se instaló en Montréal en 1966, y allí nacen
sus dos hijos de su segundo matrimonio: en 1966 Eric (actualmente arquitecto)
y en 1974 Silvia (neurofisióloga.) Desde entonces ocupa la cátedra
Frothingham de Fundamentos y Filosofía de la Ciencia, donde convergen
estudiantes de diversas disciplinas. Enemigo declarado de los exámenes,
promueve la formación de equipos y la realización de trabajos
de
investigación. Allí publica a un ritmo febril (su obra
suma centenares de volúmenes), que incluye la elaboración
de su monumental Tratado de Filosofía Básica,
compuesto por ocho libros repartidos en nueve tomos que aparecen entre
1974 y 1989, cubriendo desde Ontología hasta Ética. Durante
este tiempo interviene en importantes debates científicos, como
el del mecanismo de aprendizaje, donde con Hebb y Bindra adhiere a la
hipótesis de la plasticidad sináptica. Como lo hacía
desde los 18 años, ataca al psicoanálisis. Escribe Filosofía
de la Economía, donde intenta axiomatizar la economía
e identificar sus principales problemas. Aunque es atacado por algunos
economistas, entre ellos también se gana partidarios. Un gran publicista
de esta obra es su amigo, el fallecido economista Raúl Prebisch,
cofundador de la CEPAL.
FILÓSOFO DE CABECERA
En 1982 recibió el premio Príncipe de Asturias
a la comunicación social. Ocupó incontables cátedras
como profesor visitante en Europa y Norteamérica. Diversas universidades
en todo el mundo le confirieron unos veinte doctorados honoris causa.
A instancias del filósofo humanista Paul
Kurtz, comenzó a participar en los debates propuestos por
organizaciones racionalistas para desmitificar las falsas ciencias, integrando
desde fines de los 70 el CSICOP (Commitee
of the Scientific Investigation for Claims of the Paranormal) [Comité
para la Investigación Científica de las Afirmaciones Paranormales],
devenida en la organización escéptica más influyente
del mundo. En 1991, a instancias de Alejandro
J. Borgo, se unió con entusiasmo a la Fundación CAIRP
(Centro Argentino para la Investigación y Refutación de
la Pseudociencia), disuelta por sus fundadores en 2001. También
comenzó a abordar otras disciplinas científicas, publicando
en 1987 Filosofía de la Psicología, con el psicólogo
colombiano Rubén Ardila y, en 1997
Fundamentos de Biofilosofía, con el zoólogo
y escéptico alemán Martin Mahner. A fines de los 90
su interés se centró en las ciencias sociales, publicando
Ciencias Sociales en Discusión y Buscando la
Filosofía en las Ciencias Sociales.
Su reciente Diccionario de Filosofía (Ed. Siglo XXI,
México, 2001) horrorizó a los filósofos serios porque
no sólo pontifica sin atenuantes desde su personal punto de vista
sobre las más diversas cuestiones, sino que se toma en solfa
temas a menudos tratados con aridez. Entre las primeras entradas,
por ejemplo, leemos Académico [trabajo]: Una obra intelectual
de interés muy limitado, que probablemente sirve más para
el progreso en la carrera de su autor que para el conocimiento humano.
Cuando un número significativo de eruditos se dedica a un trabajo
de este tipo, se tiene una industria académica. En el diario
Página/12, el crítico cultural Daniel Link destacó,
con el mismo sarcasmo que le cuestiona -o no...-, que esta obra es un
"compendio de caprichos, desvalorizando su utilidad
en relación con el diccionario del mismo título de José
Ferrater Mora. Pero el Diccionario racioempirista de Bunge -agrega-
es infinitamente más inteligente y, sobre todo, mucho más
estimulante.
Psicoanalistas, astrólogos y promotores de pseudociencias no quieren
a Bunge. Tendrán sus motivos para no simpatizar con él,
que no serán analizados aquí. Lo cierto es que su obra intelectual
fue elogiada por quienes sí lo leyeron. Por ejemplo, científicos
destacados como el neurofisiólogo Vernon
Mountcastle, quien lo llamó el filósofo
de cabecera del científico activo. Desarrollada por sus
discípulos filosóficos Cohen, Agassi y Mahner, e incluso
plagiada por el filósofo y matemático
Imre Lakatos, Mario Bunge es un espíritu inquieto que -más
por la vehemencia con que expone sus convicciones que por el peso de sus
argumentos- se ganó a pulso legiones de enemigos, un minúsculo
grupo de seguidores y la admiración silenciosa de algunos críticos
que -incluso desde el disenso- celebran su brillante inteligencia y su
fecunda perseverancia intelectual.
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J. Borgo
Ernesto Sábato
Bernardo Houssay
Gregorio Klimovsky
Eugenio Pucciarelli
Paul Kurtz
Rubén Ardila
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ENLACES RELACIONADOS
CSICOP (Commitee of the Scientific Investigation for Claims of the Paranormal)
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