Fue el más esotérico de los Psicólogos que acompañaron a Sigmund Freud en los inicios del psicoanálisis. Nació el 26 de julio de 1875 en la aldea de Kesswil, Suiza. Su padre -un pastor protestante- tuvo ocho hijos.
Inició estudios de Medicina en Basilea en 1895, pero a pesar de su inclinación científica, no perdió su interés por lo oculto, las religiones esotéricas y su fantasía. Carl decidió seguir la carrera de su abuelo y de su bisabuelo, graduándose en 1902 en las Universidades de Basilea y de Zurich, especializándose en Psiquiatría. Una vez recibido, su carácter -sereno e introspectivo- se sumía a veces en profundas crisis religiosas. Desde joven tuvo sueños a los cuales le atribuyó profundos

significados, como lo señaló muchos años después en su autorretrato “Recuerdos, sueños, reflexiones”.
En 1900 estudió con Bleuler en el Burgholzli, la clínica psiquiátrica de Universidad de Zurich. Aquellos años, según Jung, se caracterizaron por “una rutina trivial y estéril”, donde no tenía espacio para su excentricidad creadora. Sin embargo allí accedió al Psicoanálisis. Allí empleó el Test de Asociación de Palabras ya desarrollado por Wundt, para el análisis de lo que llamó “complejos” e introdujo un método para analizar el contenido emocional que éstas tienen para una persona por medio del tiempo de reacción asociativa.

FREUD-JUNG: “TE AMO, TE ODIO...”
Sus estudios lo condujeron, a partir de 1907, a colaborar estrechamente con Freud. Esa relación se mantuvo hasta 1912, año en que Jung comenzó a discrepar con el padre del psicoanálisis. Jung era respetuoso pero no servil y Freud lo aceptó como un padre complaciente. En carta de 1910 a Ferenczi le decía: “No sea celoso e incluya a Jung en sus cálculos. Estoy más convencido que nunca que él es el hombre del futuro”. Ese año Jung fue elegido presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional por aclamación, siendo reelegido en 1911. Hacia 1913, Jung consideraba que “el arquetipo es un principio fundamental de la creatividad”, anclado en las cualidades raciales, una potencialidad humana manifestada en las religiones, los cuentos de hadas, los mitos, los sueños, las obras de arte y la literatura”. Freud, por su parte, opinaba que Jung se ocultaba detrás de “una nube religioso-libidinal”.
La ruptura se produjo tras la publicación de "La psicología del Inconsciente" (1912-1916), cuando Jung declaró su independencia de algunas interpretaciones sexuales de Freud. Jung no atribuía al “trauma sexual de la juventud” la significación excluyente que Freud le asignaba y así acabaron alejándose uno del otro, pese a que a Freud le seducía contar con un promotor con su renombre en tiempos en que el padre de la doctrina psicoanalítica buscaba sucesor. Jung, que tenía 39 años, se encontró en un callejón sin salida: perdió interés en los libros científicos, abandonó el posgrado en la universidad y dijo sentirse invadido por fuerzas a las que llamó “arquetípicas”.

INCONSCIENTE COLECTIVO: EL TRABAJO DE PARTO
Entre 1914 y 1919 se retiró para experimentar con las ideas que había generado en su mundo interno, renunciando a la presidencia de la Sociedad Psicoanalítica Internacional. Animado por amigos y pacientes, Jung fundó su propia Escuela de Psicología Analítica. En 1921 publicó un trabajo sobre los tipos psicológicos, en el que se ocupó del vínculo entre “el consciente” y “el inconsciente”, proponiendo los tipos de personalidad conocidos como extroversión e introversión.
Luego separó la conciencia personal del individuo de otra que lo trasciende y que denominó inconsciente colectivo, definiéndola como aquellas "sensaciones, pensamientos, y memorias que serían compartidas por toda la Humanidad". Según Jung, éste estaría compuesto por “arquetipos” o “imágenes primordiales” que corresponderían as experiencias de la Humanidad típicas, como enfrentar la muerte o eligir un compañero, las cuales habrían hallado su manifestación simbólica en las grandes religiones, mitos, cuentos de hadas, fantasías y la Alquimia.

EL “DESLIZ” NAZI
Respecto a su relación con el nacionalsocialismo, Arnold Künzli reveló que Jung, fascinado por su teoría del inconsciente colectivo y los arquetipos, “cayó bajo la égida de Hitler", el nazismo y Mussolini. Ayudó incluso en las persecuciones a judíos y al antisemitismo racista con una dignificación desde su psicología profunda. En un diario alemán, en 1933, el año del ascenso de Adolf Hitler al poder, Jung escribió sobre "las realmente existentes ...diferencias de las psicologías germanas y judías" y, en 1934, en el mismo periódico, profundizó la misma idea: “el inconsciente ario tiene un mayor potencial que el judío”, argumentos que según algunos autores utilizó como tiro por elevación contra Freud y Adler.
En 1936, el año de las Olimpíadas en Berlín, Jung publicó su famoso “Himno a Wotan”, el arquetipo de la fuerza arrolladora, ese “liberador de las pasiones y deseos de lucha” a quien Jung promovió como el “Dios germano”, quien “explica más del nacionalsocialismo que todos los factores económicos, políticos y psicológicos”. Esta simpatía de Jung por Wotan como “esencia básica del alma germana” tiñe todo el texto. En 1939 Jung declaró: “en los ojos de Hitler he percibido a un visionario”. En un desfile militar, Hitler pareció decepcionar a Jung, quien se volcó a Mussolini, de quien dijo: “No pude evitar amar a Mussolini, su contagiosa energía, y elasticidad son contagiosas, cálidas y humanas”. De todos modos, Jung, después de la guerra, admitió en una entrevista: “Si, tuve un desliz”. Luego mantuvo la misma línea cuando, en un trabajo, escribió que el nacionalsocialismo “fue el crimen más cruento de todos los tiempos”.

DEL “I CHING” A LOS PLATÍVOLOS
En los últimos años el campo de interés de Jung por la astrología, la alquimia y el misticismo se extendió a disciplinas como el I Ching y a experiencias como la mediumnidad. En 1958 publicó el libro “Un mito moderno: sobre cosas que se ven en el cielo”. Y en el marco de su vocación por lo explicar lo inexplicado despertó su curiosidad el fenómeno de los “platos voladores”, al que, más que “el mito moderno” del que habla el título, vio como una señal, el presagio de un cambio de era: una transformación psíquica que tendría lugar cuando la Humanidad entrara en la Era de Acuario. Llamó a los platívolos “rumores visionarios” y entendió que su realidad psíquica no descartaba una eventual naturaleza física. La tensión nuclear entre los Estados Unidos y la URSS explicarían la “proyección psicológica” de estas visiones entre esas personas sensibilizadas con las fantasías que “movilizaban a los arquetipos del inconciente colectivo” en tiempos de la Guerra Fría. En 1959, Jung escribió: “Pasaron dos o tres siglos antes de la nueva era que yo comentaba en relación con los platos voladores. Todavía tienen que ocurrirle muchas cosas a la humanidad. Muchas cosas tienen que cambiar antes de que nazca este nuevo estilo, esta nueva fórmula para la realización de la humanidad”. Para Jung, los dioses de la antigüedad volvieron a presentarse no ya como representaciones divinas sino como símbolos de transformación psíquica.
Algunas de sus obras más conocidas son: “The psychology of the unconsious” (1916), “Psychological types” (1921), “Contributions to Analytical Psychology” (1928), “El yo y lo inconsciente” (1936) y “The interpretation of nature and the psyche” (1955).
Carl G. Jung murió en Küsnacht, Suiza, el 6 de junio de 1961.

Bibiliografía:

Jung, Carl Gustav; “Sobre cosas que se ven en el cielo”. Editorial Sur, Buenos Aires, 1961. (Traducción de Ein moderner Mythus. Von Dinger, die am Himmel gesehen werde, 1958.)
McGuire, William y R.F.C. Hull. C.G. Jung Speaking: Interviwes and Encounters, Princeton, 1977, p. 420 (Citado por Kottmeyer, Martin S. en el artículo “¿Desmitificadores apocalípticos?” publicado en The Anomalist Nº 8, Primavera 2000).
Jung, Carl Gustav Jung; Los "arquetipos" y el "inconsciente colectivo" http://www.geocities.com/athens/parthenon/9581
http://www.antroposmoderno.com/biografias/Carl%20G.Jung.html