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Koresh, David [Vernon Wayne Howell] (1959-1993) | |||
Líder Rama Davidiana, EE.UU. | ||||
Autoproclamado mesías, fue el último líder de la Rama Davidiana de Monte Carmelo en Waco, Texas. El 19 de abril de 1993, el grupo religioso que encabezaba fue aplastado tras una -por decir poco-, irresponsable intrusión estatal. Era la primera vez que algo así ocurría en los EE.UU. El 28 de febrero de 1993, Koresh enfrentó un asalto ilegal de agentes federales. Tras 51 días de asedio, murió junto con casi 80 fieles en un misterioso, arrasador incendio. Polígamo, tosco y capaz de improvisar horas sobre cuestiones bíblicas, profetizaba el fin del mundo. Lo fue para él y sus seguidores. |
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Su verdadero nombre era Vernon Wayne Howell y nació en Houston, Texas, en 1959. Poco antes de sumarse a las filas davidianas cambió su nombre por el de David Koresh inspirado en el nombre hebreo de Ciro, el antiguo rey persa que destruyó el imperio babilonio en el 539 a. de J.C. Algunos sostuvieron que Koresh afirmaba ser Jesucristo. Pero -como explica James Tabor, un teólogo que pudo haber evitado el desastre- esta confusión tuvo que ver con el incomprendido uso del término ungido en la Biblia. En los tiempos bíblicos, tanto los sacerdotes como los reyes de Israel eran ungidos en un ritual donde se les vertía aceite. Christo o mesías, pues, significa alguien escogido especialmente por Dios para una misión, como el rey persa Ciro. Según Tabor, Koresh adoptó el nombre de Cristo en la acepción de mesías. Creía ser el elegido para abrir los siete sellos del Apocalipsis y provocar el derrumbe de los ‘babilonios’ (quienes, en su caso, fueron las fuerzas represivas del Estado). Unos y otros acabaron comportándose según las predicciones de Koresh. Fue el final en llamas del Rancho de Monte Carmelo el que determinó la ‘coronación’ -en el trágico sentido de las profecías autocumplidas- del pretendido mesías. "La destrucción casi total de una comunidad religiosa -como escribió con acierto el periodista Damian Thompson- no tiene precedentes en la historia de los Estados Unidos". ESPERANDO LA SEGUNDA VENIDA Como millones de cristianos protestantes, Koresh creía en la proximidad del fin de los tiempos y de la Segunda Venida de Jesús. La Rama Davidiana, tal como se hizo conocida la denominación, es heredera de la tradición iniciada por William Miller (1782-1849), predicador laico bautista famoso por haber vaticinado el fin del mundo para 1843 y, al fallar, para el año siguiente. Este acontecimiento -conocido como La Gran Decepción Millerista de 1944- dividió el movimiento en varios grupos, entre ellos los Adventistas del Séptimo Día y los Testigos de Jehová. Del primer movimiento emergió un líder adventista, el vendedor de lavarropas búlgaro Victor T. Houteff (1885-1955), quien creía que sólo 144.000 elegidos iban a formar parte del Reino de Jesucristo y que, antes de la Segunda Venida, los elegidos se reunirían en Palestina (1). Houteff se estableció con sus seguidores en el centro de Monte Carmelo en Waco, Texas, que acaba rompiendo en 1943 con los adventistas a causa de su pacifismo radical, el cual -paradójicamente, a la luz de los hechos posteriores- les impedía manejar armas y prestar servicio militar. Ese año se funda la Asociación General de Davidianos Adventistas del Séptimo Día, el cual -tras un breve liderazgo de la esposa de Houteff, Florence- da paso a la creación de la Rama Adventistas del Séptimo Día, luego conocida como Rama Davidiana. Sendas profecías fallidas de Florence -una el 19 de abril de 1959, otra el 22 de diciembre de 1961- llevan a la viuda de Houteff a tomar la decisión de disolver la Asociación. El grupo continúa bajo la guía de otro incipiente líder, el pastor Ben Roden. CÓMO NACE UN MESÍAS En 1985, Koresh ya había trazado el calendario apocalíptico de su misión, según la cual el final de los tiempos comenzaría exactamente diez años después de su ‘coronación’ como jefe de los davidianos, es decir, hacia 1995. Al parecer, las fechas se adelantaron: en marzo de 1992 percibió algo, quizá las primeras acciones hostilidad de los grupos anti cultos y de la prensa. Por entonces, le pidió a un discípulo australiano que viajara a Waco porque "el fin del tiempos está a punto de comenzar". Lo cierto es que la Rama Davidiana en la versión Koresh ya había aparecido en los diarios poco antes de que asumiera el control del movimiento. En 1987, explotó una violenta lucha interna por la sucesión protagonizada por el hijo de Roden, George, y Koresh: los grupos que ambos lideraban se enfrentaron armas en ristre, hubo tiros y se repartieron golpizas. En minoría, George abandonó Waco exponiendo tanto a los medios como al sheriff del condado que Koresh había disparado contra él y sus seguidores. En 1988, Koresh es arrestado sin oponer resistencia y es procesado. Pero la fiscalía no encontró pruebas que sostuvieran la acusación -Koresh argumentó legítima defensa- y salió absuelto. Atacado por los medios, David logró sacar partido de la situación, obteniendo fondos frescos de algunos de los medios a los cuales había querellado por calumnias. Pero la salvación del momento se convirtió en un salvavidas de plomo: la prensa comenzó a hostigar a la Rama Davidiana sin distinguir bien entre datos verificables y versiones maliciosas. Pronto comenzaron a circular rumores respecto de las costumbres sexuales heterodoxas del líder, que no excluían chismes según los cuales abusaba de menores. Koresh, por su parte, reforzó su autoridad carismática, deslizando entre algunos seguidores la idea según la cual él mismo podría ser el mesías anunciado por el Apocalipsis. Koresh, según el teólogo Tabor, no se creía Jesús sino el Cordero, el elegido para abrir los Siete Sellos. EL GURÚ POLÍGAMO Pero, en 1992, el desprogramador Rick Ross denunció que Koresh no sólo seducía a las mujeres de la comunidad sino que abusaba sexualmente de los niños -una denuncia que nunca fue demostrada-. En el rancho de Monte Carmelo se compraban armas legales para convertirlas en automáticas, es decir, ilegales, ya que Koresh carecía de la autorización respectiva. Así, la Rama Davidiana comenzó a ser vigilada cercanamente por los servicios sociales texanos, quienes eventualmente decidiron no iniciar acciones legales contra Koresh u otros miembros de su movimiento. Pero, a comienzos de 1993, la historia llegó a oídos de la Oficina de Tabaco, Armas y Alcohol (ATF), cuyos responsables decidieron intervenir, el 28 de febrero del mismo año, sin muchos miramientos. El resto, es historia conocida. Y, para quien no lo es, vale la pena conocerla: la tragedia de Waco en los '90 se convirtió en un ícono casi tan fuerte como el suicidio colectivo de Johnestown en Guyana a fines de los años '70. Con la diferencia de que, esta vez, la agresiva intrusión del aparato represivo estatal precipitó el desastre que -según declamaban desde el gobierno del presidente Bill Clinton- se estaba tratando de evitar. Los únicos que hubieran podido intentar llegar a un final feliz -por la vía de la comprensión de su entreverado calendario escatológico y el diálogo, en vez de tratarlos como delincuentes- no fueron escuchados. Bibliografía consultada: 1) Introvigne, Massimo; Qué sucedió realmente en Waco. Ver en este mismo site. 2) Thompson, Damian. El fin del tiempo. Fe y temor a la sombra del milenio. Ed. Taurus. Madrid, 1998. Ver en particular Cap XII Waco y las guerras culturales. Pp. 323-372. BIOGRAFÍAS RELACIONADAS
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[Por Alejandro Agostinelli. Este texto es parte del
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