¿Quién diseñó este círculo de cultivo? ¿Alienígenas? ¿Hadas?¿Dios? A 30 años, la verdad se ha vuelto más increíble aún.

 

[SEÑALES]

NOCHES MÁGICAS: SI LOS OVNIS
FALLAN... LOS HOMBRES HACEN EL RESTO

Por Sam Taylor
Quizá es pedir a los "genios" de Hollywood más de lo que estarían dispuestos a dar, pero cuando lea este artículo sabrá por qué M Night Shyamalan, el director de Señales, perdió la oportunidad de filmar una historia mucho más entretenida, con un plus: el espectador hubiera aprendido cómo un grupo de artistas pueden crear de la nada una leyenda viva.


Un campo de trigo puede ser un lugar inquietante en plena noche, especialmente si se encuentra en tierra sagrada. Hace miles de años, los antiguos pisaron este lugar y, apenas a un tiro de lanza, se encuentra un gran círculo de piedras llenas de líquenes cuyo tamaño empequeñece al celebrado Stonehenge, sólo a unas millas hacia el sur en esas mismas planicies envueltas en el velo de la noche. Hace apenas unas horas, durante uno de los días más calurosos del verano, varios druidas modernos con sus hábitos blancos se convirtieron en otra de las atracciones turísticas de Avebury, mientras realizaban los preparativos para el festival pagano de Lammas. Ahora, sin embargo, el ambiente de Wiltshire se había vuelto frío y el viento agitaba las mieses. Bajo una Luna llena magnífica, incluso ese océano de mieses parecía amenazador...

I ACTO: UNA APARICIÓN SORPRENDENTE
A fines de julio hay apenas cinco horas de margen entre la caída de la noche y el amanecer, un margen no muy largo, pero suficiente. En el alba del jueves 29 de julio, posado como una pintura en un caballete, en ese campo de trigo apareció un círculo gigante de casi 120 metros de diámetro. ¿Era otro de esos fenómenos inexplicables que, como cientos de círculos anteriores, sería atribuido a lo sobrenatural?
Dentro del círculo, aparecía un diseño extremadamente complejo en torno a lo que los matemáticos denominan el “triángulo imposible”, y otros elementos tomados de lo que se conoce como la geometría sagrada de nuestros antepasados.
Ni un solo tallo de trigo había sido cortado; cada uno de ellos había sido aplastado mágicamente según una pauta diseñada con anterioridad. Mucho antes del caluroso mediodía, cientos de personas se habían desplazado ya hasta ese curioso añadido al monumento megalítico de Avebury y hasta una equipo de la televisión japonesa estaba muy atareado filmando cualquier cosa a la vista.

II ACTO: TEORÍAS DE TODOS LOS SABORES
Una visitante venida de Sussex, Annie Morrison, se tumbó con los brazos y piernas abiertas sobre el maíz aplastado y declaró que sus poderes la habían curado de un problema en el riñón. Un científico americano declaró: “El maíz del interior del círculo ha sido modificado genéticamente por fuerzas ajenas a nuestro control”. El clarividente Ian Matthews dio una nota más sombría: “Ha atravesado la tierra para advertirnos”. Un reconocido experto en los círculos, Rodney Carr Smith, se mostró tajante, al menos, en un punto: “No existe forma alguna de que esto haya sido hecho por el hombre. Es demasiado perfecto”. La familia Chittenden, de Devon, creyó saber quiénes habían sido los culpables: “Creemos que ha sido obra de las hadas”, aventuraron. Otra persona tenía una teoría más moderna pero no menos inusual: “Se trata de un montaje orquestado por la CIA”, insistía. En las cercanías, dos mujeres con los brazos levantados por encima de sus cabezas, andaban entrando y saliendo del círculo y proclamando que había detectado un campo de fuerza en su borde exterior.
Desde hace 25 años o más, los círculos en los campos han levantado pasiones como estas, conduciendo a una variedad de elaboradas teorías. ¿Son realizados por los OVNIs, entidades sobrenaturales, o alguna fuerza de la naturaleza aún desconocidas para la ciencia? ¿O son obra de simples seres humanos?
Una de las teorías más difundidas, que ha recibido miles de dólares del Rockfeller Institute norteamericano, es que estos círculos son creados por algún tipo de energía que provoca un cambio genético en los cultivos.
Esta fuerza energética (un remolino de plasma ionizado) resultaría invisible al ojo humano y actuaría sobre los cultivos en un instante. El resultado: ¡Diseños asombrosos!
En los Estados Unidos, varios laboratorios estarían examinando la composición genética de muestras tomadas tanto en el interior como en el exterior de dichos círculos.

III ACTO: MISTERIO POR ENCARGO
Pero ha llegado el momento de revelar la terrible verdad. El círculo aparecido en la plantación de trigo de Avebury (ver FOTO) no fue creado por un OVNI; ni siquiera por la CIA. Fue creado para el Daily Mail por dos artistas londinenses como parte de un elaborado pero intrigante experimento que revelaría la extraordinaria predisposición de la gente a creer en lo imposible. Se realizó para hacer saltar por los aires todos los mitos que rodean el fenómeno de los círculos en los campos de cultivo. El proyecto contó con la colaboración de dos artistas de vanguardia, Rod Dickenson y John Lundberg, cinco ayudantes, y la inestimable ayuda del granjero Tony Farthing.
Rod Dickenson y John Lundberg, quienes desde siempre se han sentido fascinados por aquellas áreas de nuestras vidas para las que no existe explicación, aprendieron a hacer círculos en los cultivos gracias a los consejos de Doug Bower, el hombre que junto a su compañero Dave Chorley, admitió en 1992 que habían estado realizando círculos dos o tres veces a la semana cada verano durante casi 15 años. ¿Las herramientas de Bower? Una plancha de madera con un trozo de cuerda amarrado, un ovillo de hilo para las medidas, y una gorra con un visor hecho con alambre. Se calcula que en la actualidad hay más de 16 equipos diferentes haciendo círculos por todo el país con unas herramientas tan simples.
Apenas acababan de confesar Bower y Chorley cuando la mayoría de los investigadores ya los estaban acusando de mentirosos. Uno en particular, Andy Thomas, aseguraba en su libro "Vital Signs" (Signos vitales) que su “técnica mecánica jamás podría haber dejado esas espléndidas capas entretejidas en el interior... pues es evidente que carecen de las dotes matemáticas necesarias para lograrlo”.
Rod Dickenson y John Lundberg aceptaron tratar de demostrar que los viejos métodos de Doug realmente funcionan. Con nuestro equipo preparado, la siguiente tarea fue encontrar la localización perfecta. Tomy Farthing posee unos 1.100 acres en ese anfiteatro natural que forman las planicies donde se aposenta Avebury y se prestó a colaborar. Escogimos el miércoles 28 de julio, noche de Luna llena, para la operación...
Para cuando yo llegué a la cercana colina de Silbury junto al fotógrafo Nick Holt, ésta estaba tomada por multitud de curiosos dispuestos a ver la gloriosa puesta de sol. El campo que habíamos escogido, aquel donde pasaríamos las horas desde la caída de la noche a las 23:00 hasta el amanecer (a las 4:30) resultaba claramente visible desde el pueblo, desde la colina de Silbury, y desde todas las granjas cercanas. Resultaba difícil ver cómo íbamos a poder hacer algo sin ser vistos.
Desde que empezaron a llegar los fondos del Rockfeller Institute, y con el creciente interés por los propios círculos, los caminos y campos de Wiltshire son patrullados cada vez más por los investigadores del fenómeno, tales como Matthew Williams y Paul Dialmon, de la The Truth Seeker’s Review (Revista de los Buscadores de la Verdad). Durante el día mantienen un perfil bajo, refugiándose en cantinas como el Barge Inn en el pueblo de Honey Street, el centro neurálgico reconocido de todos los entusiastas del misterio, atentos a cualquier murmullo o conversación que apunte a una posible operación secreta.
Luego, caída la noche, se colocan su ropa de camuflaje y armados con radios y equipos de visión nocturna, salen de patrulla, a la caza de cualquier cosa o persona, terrestre o extraterrestre. Hasta la fecha, su mayor captura ha sido la de un equipo de la BBC intentando filmar la creación de uno de esos círculos.

IV ACTO: TEOREMA DEL CÍRCULO PERFECTO
En tres vehículos, nos dirigimos a los puntos de desembarco asignados, como si fuésemos un equipo de las fuerzas especiales SAS. Cuando llegamos a las cercanías del punto de entrada al campo cultivado, el coche dio un repentino giro de 180 grados y se detuvo frente a la cancela. Saltamos, equipados con las herramientas del oficio (planchas de madera de 2 x 4 metros y cintas métricas) y nos metimos de cabeza entre los matorrales que bordean el cultivo. Allí permanecimos tumbados en silencio mientras llegaban los demás.
La regla es que los vehículos no debían estar nunca visibles. Si los hubiésemos detenido justo en el exterior del campo, o en un estacionamiento o arcén vacío, alguien podría descubrirlos. Debían quedar en un lugar nada sospechoso, digamos la calle principal del pueblo; la seguridad está en la multitud.
Una vez que los conductores volvieron andando para unirse a nosotros, estuvimos listos para actuar. En vanguardia, Rod y John nos condujeron a través del campo en la oscuridad. A la menor señal de peligro, hacían una señal y todos nos lanzábamos entre el trigo hasta que no quedaban moros en la costa.
La última parte del trayecto fue cuesta arriba y tuvimos que caminar doblados. Resultó un trabajo físico agotador, lo que explicaba porqué todo había sido planeado tan minuciosamente.
El tiempo era precioso e, incluso contando con cinco ayudantes, Rod y John nunca antes habían intentado un diseño tan complicado. Contaban con otro artista para ayudarles: Will Russell, un geómetra de reconocida experiencia captado de otro equipo.
Me condujeron a que lo John me explico que sería el centro del diseño y me ordenaron que me quedase agachado en cuclillas. John enarboló la cinta métrica mientras Rod tomaba el otro extremo y empezaba a trazar el círculo. Debía mantener tensa la cinta, porque cualquier aflojamiento significaría la pérdida de simetría del círculo.
En la oscuridad, las dudas empezaron a asaltarme: cuando saliese el sol, ¿revelaría sólo un curioso montón de plantas aplastadas? El diseño era tan complejo y la luz tan escasa que no parecía posible que pudiese florecer en todo su esplendor a partir de algo tan pequeño.

V ACTO: COSA DE HOMBRES
John, Rod y el equipo emplearon sus planchas de madera para “tumbar” el trigo hacia delante, dejándolo aplastado como sobre una cama. Y la complejidad del diseño exigía que a menudo tuviesen que empujar las mieses en direcciones distintas, produciendo así ese “efecto de varias capas” que los creyentes en lo paranormal consideran como una de las características más misteriosas de los círculos.
Hacia las 3 de la madrugada, diversas formas parecían estar rodeándonos, pero Rod me aseguró que eran sólo ilusiones ópticas. Me confesó que era posible perder de vista la realidad bajo esa bóveda veraniega de estrellas y planetas.
Le pregunté a uno del equipo, un constructor de maquetas llamado Doug, porque los creadores de círculos parecían ser todos hombres. “Es un tonto juego de tipos”, susurró. “A veces, se involucran una o dos chicas pero la mayoría de las veces se aburren y, más sensatas, se preguntan qué es lo que están haciendo allí pasando frío cuando podían estar calentitas en su cama”.
“La mayoría no pueden entender porqué no los hacemos a plena luz del día”.
Un punto a favor de las mujeres. Aquella me pareció la noche más larga de mi vida. Estaba empapado, pasando frío y desesperado por poder dormir. Pero, justo cuando el sol empezaba a aparecer por el horizonte y nosotros recogíamos nuestras pertenencias para marcharnos, la formación se nos fue revelando lentamente.

VI ACTO: UNA MARAVIILLA SOBREHUMANA
Si no hubiera estado allí no lo hubiera creído. La escala y la belleza de la misma eran verdaderamente sobrehumanas. A la mañana siguiente, tras unas pocas horas de sueño, Nick Holt y yo volvimos al círculo que se había convertido, temporalmente, en mucho más popular que las antiguas piedras de Avebury. Ya había saltado la noticia.
Un equipo de la televisión japonesa, con cuatro cámaras y un equipo de diez personas estaba agazapada en el centro del círculo, con las cámaras funcionando a toda máquina, en la esperanza de transmitir a su país algo del significado de aquel diseño.
Para cuando el granjero Tony Farthing consiguió que su vecino Robert Hughes pusiese una silla y una taquilla a la entrada del campo, los entusiastas creyentes ya lo consideraban uno de los suyos.
En el tablón de anuncios del The Barge Inn, junto a la infinidad de fotos de otros círculos, alguien había escrito la hora del descubrimiento: las 5:30 am (apenas una hora después de amanecer y sólo dos horas después de que el campo hubiese sido confirmado como “vacío” por unas de las patrullas de “observadores de círculos” que pasó por las cercanías).

VII: MORDER EL ANZUELO
A media mañana, casi 50 personas a la hora pagaban alegremente una libra cada uno para poder acceder al interior del campo cultivado. El antiguo oficial del ejército británico Rodney Carr Smith fue uno de los primeros en comentar esta creación. “Ningún ser humano podría haber concebido una obra artística tan magnífica”, declaró. Rodney, que ahora dedica su vida a visitar los lugares sagrados de todo el mundo, estaba sufriendo algún tipo de interferencia que absorbía todos los niveles energéticos ese día. Su palo de zahorí, esencial para captar las vibraciones, se le había perdido en algún otro campo, así que tuvo que improvisar con un percha metálica doblada. Para cuando John, Rod y Will volvieron a entrar en el campo, Rodney Carr Smith estaba tratando de explicar a los demás visitantes por qué el círculo no podía ser obra humana. Yo mismo le dije que alguien me había asegurado que sí era obra humana, pero Rodney se negaba a aceptarlo. Nos encontramos con más y más gente que venía a rendir homenaje a esta apabullante creación.
Eltjo Hasselhoff, primo de la estrella de la serie Baywatch, David Hasselhoff, había viajado desde su Holanda natal a fin de recoger muestras del interior de los círculos para ser analizadas en unos laboratorios americanos. “Estoy buscado restos plateados que nos darían una pista sobre la fuerza energética que lo causó”, explicaba.
Iba a mandar las muestras a un grupo conocido como el BLT, dirigido por el biofísico americano Dr. Levengood, y sus colegas Nancy Talbott y John Burke.
¿Recibían fondos del Rockfeller Institute? “Oh, bueno”, vaciló, “los científicos se muestran muy reservados sobre la procedencia de su financiación”.
El señor y la señora Sewell y sus hijos (Amy, 4; Katie, 7; y William, 9) habían venido con sus familiares los Morrison ( y su hija Sophia de 4 años) en un viaje corto desde Sussex. El señor Sewell, presidente de una compañía de software, aseguró que antes de visitar el círculo de Avebury siempre había sido un escéptico. Ahora, sin embargo, estaba desconcertado. “Tengo una sensación positiva sobre este círculo”, explicó. “No existe forma de que haya sido realizado por el hombre, y mi cuñada Annie se ha sentido muy afectada por su presencia”.
Annie Morrison estaba tumbada boca arriba en el centro del círculo, absorbiendo las vibraciones. “Siento que estoy captando la energía de la Tierra”, murmuraba, “Antes de entrar en el círculo tenía un dolor continuo en los riñones, pero ahora ha desaparecido completamente. Es un milagro”. La creencia en que el círculo era demasiado complicado como para ser obra humana se repetía una y otra vez.
La opinión de algunos, como la del clarividente Ian Matthews y su amigo Francine Blake, miembros del Wiltshire Circle Group, eran tajante: los que aseguraron haber sido responsables de la obra eran unos mentirosos. “Estamos recorriendo los campos a todas horas”, insistía Francine, “Y nunca han atrapado a nadie. Si efectivamente hubiese personas haciéndolos, a estas alturas alguna habría sido ya descubierta en plena tarea. Tengo que santiguarme cada vez que los escucho diciendo esas tonterías”.

VIII ACTO: PSÍQUICOS, HADAS Y CÍA
Ian fue mucho más allá en su condena contra los descreídos. “Yo puedo ver la energía psíquica de este campo”, explicó. “Tiene un color rojo por todos lados. El creador de este círculo es una fuerza de energía muy poderosa. Me gustaría ver a un equipo de 50 personas intentar hacer algo semejante, y estoy seguro que ni aún así podrían conseguirlo”. Entonces, para él, ¿qué había detrás del misterio? “Siento que nos están enviando un mensaje sobre cómo estamos tratando al planeta. Un mensaje está atravesando la tierra desde abajo, para decirnos que dejemos de echar a perder nuestra Tierra”.
Es creciente la idea de que los círculos en los campos nos envían mensajes sobre la forma en que tratamos a nuestro entorno. Durante todo el verano, cada día grupos organizados inundan los campos de Witlshire para quedarse boquiabiertos ante los diseños más recientes. Barry Fanburn y su amiga Emma Manjas han traído con ellos una “máquina de niveles subliminales de energía” para justamente “medir la energía” del círculo. Barry cargaba con la caja mientras Emma sujetaba sus dos tubos de metal conductores de energía. “La lectura en el medidor es muy elevada”, me dijo. “Ello sugiere que existen algunos niveles energéticos aquí con los que podríamos comunicarnos pero resulta muy difícil porque hay demasiada gente alrededor. Realmente, tendremos que volver cuando todo esté más tranquilo”.
En una de las esquinas del campo de cultivo, manteniéndose bien alejado de los espectadores, se encontraba un hombre de mediana edad que no quiso darme su nombre. Aseguró que era mejor no intercambiar nuestras identidades porque la zona posiblemente estaba llena de micrófonos.
¿Por qué pondría alguien micrófonos?, me pregunté en voz alta. “Porque las fuerzas de seguridad actuando conjuntamente con la CIA están colocando estos círculos aquí para capturar a cualquiera que tenga poderes especiales”.
¿Y cuáles serían esos poderes especiales? “Principalmente, ESP*”, suspiró. “Usted posiblemente pensará que estoy loco -siguió-, pero es cierto; la única gente que podría hacer esto es el Ejército. Y lo están haciendo sólo para provocar inestabilidad: para contrarrestar a los anarquistas”.
-¿Le gusta el círculo? “El círculo es sólo un instrumento -respondió-. Lo mejor es mantenerse alejado”.
En la cantina donde se reúnen los entusiastas del fenómeno, The Barge Inn, Susan y Peter Chittenden, una pareja de clase media y mediana edad procedente de Devon, no tenían ninguna duda sobre quién realizaba los círculos. “Si camina por su interior, puede sentir la presencia de las hadas. Están tratando de llegar a nosotros. Basta con saber buscarlas. Siempre danzan alrededor, ligeras y extendiendo el bien, y están creando estos círculos para enviarnos mensajes sobre la necesidad de más bondad en el mundo”. Susan y Peter son conscientes de que algunas personas son muy escépticas sobre sus creencias. “Pero pensamos que no deberían rechazarnos a nosotros ni a las hadas hasta que puedan probar lo contrario. Si no son las hadas quienes hacen los círculos, que nos demuestren quien los hace”.

IX ACTO: ATARDECER DE UN DÍA AGITADO
De vuelta al campo de Avebury, Robert Hughes seguía al pie de la cancela con su caja registradora y un parasol, mientras los curiosos continuaban llegando. Había sido un día provechoso, pues el equipo de la televisión japonesa había pagado 163,50 dólares por el privilegio de poder filmar la formación.
Qué experimento más extraordinario había resultado, desde la meticulosa planificación hasta la desapacible noche entre el trigo mientras el círculo tomaba forma en la oscuridad que me rodeaba. Y luego todo ese diluvio de teorías a cada cual más increíble.
Alrededor de Robert Hughes, la gente seguía experimentando sentimientos cósmicos. Me preguntaba si él también sentiría algo. Se lo pensó un buen rato. Finalmente dijo: “Sí. Me siento un poco más rico”.
Pero en el mundo de los fabricantes de círculos no existe una distinción tan clara entre lo normal y lo paranormal... ni siquiera para nuestros artistas Rod Dickenson y John Lundberg.
En un inquietante epílogo, ellos acabaron admitiendo que cada vez más están siendo testigos de formas inexplicables e insondables en el cielo nocturno. De hecho, una experiencia reciente les resultó aterradora. “Estábamos trabajando rápido para completar un círculo”, explicaba John Lundberg, “cuando, de repente, un enorme rayo de luz con forma de rombo apareció sobre nosotros. Su fuerza era tan brillante que, literalmente, iluminó el campo como si fuese de día. Podía ver a Rod tan claramente como si tuviese un montón de focos apuntados hacia él. Nos quedamos tumbados en el suelo, temblando, esperando a que pasase. Eventualmente se alejó. Fue terrorífico. No tenemos ni idea de lo que era. Volaba demasiado bajo para ser un avión y sólo puedo decir que parecía un enorme rombo de luz. Sólo Dios sabe lo que hay realmente ahí fuera”.

Sam Taylor 1999 (C). Primera publicación: “Daily Mail” del 7 de agosto de 1999. Traducido por Luis R. González Manso. Septiembre 2002.

* ESP: Sigla en inglés de Percepción Extra Sensorial.

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