[CAZABOBOS]

LAS ONDAS CEREBRALES,
¿DETECTAN MENTIROSOS?
Por Julia Scheeres
Sienten a un sospechoso frente a la pantalla de una computadora, colóquenle un par de electrodos en su cabeza, preséntenle imágenes comprometedoras y lleven un registro de sus ondas cerebrales. Así, un neurólogo pretende descubrir si una persona es culpable o no. Todavía no hay ninguna seguridad: el científico no pasó por el… detector de mentiras.

Cuando los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, investigadores de distintos organismos oficiales de los Estados Unidos se enfrentaron a la abrumadora tarea de interrogar a más de 700 sospechosos. Por esos días, un neurólogo de Iowa declaró tener la herramienta ideal para ayudarlos en su tarea. Lawrence Farwell alegó haber ideado un sistema capaz de medir las ondas crebrales y determinar si los detenidos estuvieron implicados en los atentados. Llamó a ese sistema “huella digital cerebral”.

Simplificando la explicación, la prueba consiste en lo siguiente: se colocan electródos en la cabeza del sujeto para detectar la actividad eléctrica de su cerebro. Se lo sienta frente al monitor de una computadora en cuya pantalla aparecen sin previo aviso distintas imágenes. Cuando el individuo reconoce los estímulos visuales, se genera una onda cerebral denominada P300 y esa señal, a su vez, se lleva a otra computadora que la analiza mediante un algoritmo patentado.

En los interrogatorios policiales, se le presentan al sujeto datos e imágenes que sólo una persona con conocimiento directo del delito puede reconocer. Por ejemplo, ciertos detalles de la escena del delito o del arma utilizada. “Si el sujeto reacciona ante ellos generando ondas P300, se presume que está vinculado con el delito”, explicó Farwell. En el caso de la investigación sobre los atentados del 11/09/01 podrían mostrarse a los interrogados imágenes y términos que sólo los miembros de un grupo terrorista pueden conocer como, por ejemplo, la palabra “al-Qaida" escrita en árabe o el tablero de instrumentos de un avión 757. “Desde el punto de vista científico, es incuestionable que se trata de una herramienta muy útil en la guerra contra el terrorismo”, dijo Farwell. Informó, además, haber realizado pruebas con más de 170 personas con un 100 por ciento de precisión en los resultados. “Es sumamente importante para los intereses de la nación implementar esta herramienta tan pronto como se pueda.”

Farwell cuenta que así se probó la inocencia de un acusado de asesinato en Iowa y que, usando el mismo método, pudo identificar quiénes eran civiles y quiénes agentes del FBI en un grupo utilizado como muestra durante una prueba de campo realizada para esta agencia de seguridad. De hecho, el funcionario que supervisó las pruebas realizadas en el FBI quedó tan impresionado con los resultados que pasó a trabajar en la empresa de Farwell, Brain Wave Science, cuando se retiró del FBI.

¿SE PUEDEN LEER LAS ONDAS CEREBRALES?
“Es un método con fundamento científico: vi cómo funcionaba”, dijo Drew Richardson, un ex agente del FBI dedicado a reunir información sobre delitos para las pruebas que se realizan en la empresa de Farwell. No obstante, muchos critican a Farwell. Entre ellos figura su ex profesor y mentor de la Universidad de Illinois, Emanuel Donchin. Este profesor publicó en 1991 junto con Farwell un artículo titulado "Brain Fingerprinting" [La huella digital cerebral] en la revista Journal of Psychophysiology. “En ese artículo dejamos totalmente en claro que sólo hablábamos de la factibilidad del enfoque y que se necesitaba todavía investigar mucho más antes de que fuera posible utilizarlo como herramienta en una investigación concreta”, dijo Donchin. “Por lo que yo sé, en diez años transcurridos desde entonces nadie siguió investigando.”

Richardson admitió que son necesarias más investigaciones para determinar en qué medida la edad, la raza, el sexo y otras variables influyen sobre los resultados de la prueba. Pero añadió un detalle curioso: los que se oponen a esta tecnología son en su mayoría partidarios de los detectores de mentiras que han “acusado a miles de personas con métodos erróneos”. Según Richardson, el sistema de “huellas digitales cerebrales” es superior a los detectores de mentiras habituales, que miden respuestas biológicas como el ritmo respiratorio, el pulso, la presión arterial y la transpiración del sujeto cuando se lo interroga para determinar si éste miente o dice la verdad.

Los que critican a los detectores de mentiras dicen que no constituyen un obstáculo difícil de sortear: la gente puede entrenarse para reprimir su respuesta emotiva e incluso pueden modificarla pellizcándose, por ejemplo. No es posible, en cambio, controlar las ondas cerebrales. Sin embargo, una eminente investigadora de la Universidad de California (San Diego) que también fue alumna de Donchin opina que es imposible acusar a nadie por la forma de sus ondas cerebrales. “Afirmar que es posible acusar a alguien con este método es lo mismo que sostener que se puede medir la actividad cerebral de una persona y leer su mente”, dice Marta Kutas. “Sin duda, se pueden observar diferencias en la actividad eléctrica, pero es imposible leer las ondas como si fueran palabras. Mirándolas, uno puede afirmar que son distintas, pero no puede interpretarlas. Además, dice ella, el sistema es cuestionable porque depende de la interpretación subjetiva que el observador hace de los resultados.
No obstante, admite que el registro de las ondas cerebrales puede ser útil para los investigadores si lo utiliza en conjunto con otras pruebas fisiológicas, como el detector de mentiras.

Primera publicación: Wired News, 5 de octubre de 2001. Wired Digital Inc., a Lycos Network site. Todos los derechos reservados.

ENLACES EXTERNOS (si hace click, saldrá del sitio)
Wired News

Así funciona un “detector de mentiras" clásico


www.dios.com.ar - Todos los derechos reservados. ©2002 - 2003 Alejandro Agostinelli

 

NOTAS RELACIONADAS