[ARCHIVO]

"BIENVENIDO EL FRAUDE"
Por Alejandro Agostinelli
En 1995, las cámaras de "Nuevediario" descubrieron, involuntariamente, las artimañas del filipino Alex Orbito, el conocido cirujano psíquico. Las evidencias de que sus "operaciones" eran un fraude fueron presentadas a su promotor, Claudio María Domínguez, en el contexto de un reportaje dal diario "La Prensa". Y ante el previsible escándalo, el ex niño prodigio de Odol Pregunta, dijo: “Lo importante es el resultado, aunque sea un engaño.” A continuación, la entrevista que en su momento publicó el diario argentino.
Alex Orbito: El "sanador filipino" que María Dominguez promovió.
   

Claudio María Domínguez había vuelto de las islas Filipinas con un frenesí desbordante. A las operaciones psíquicas del reverendo Alex Orbito -líder de la Unión Espiritista Cristiana- ya las conocía. Y, tras una exitosa gestión con la gente de la Fundación Argentino-Brasileña (FAB), consiguió que le permitieran filmarlas y le pidió una cámara a Alejandro Romay para que emita las imágenes por Nuevediario. “Orbito nunca había autorizado algo así. Pero Stella Maris Marusso (directiva de la FAB) confió en mí: ‘Algo me dice que vas a ser objetivo, espiritual o respetuoso’. ‘Así será’, le prometí. Pero también le anticipé que, si veía alguna porquería, lo iba a tener que decir”.
Sin el apoyo de la FAB, insiste, jamás hubiera podido filmarlo. ¿Por qué tanta resistencia? “Porque Orbito fue bastardeado siempre”, dice. Le averguenza admitir que necesitaba ver para creer. “¿Por qué? Porque podría haber sido de espíritu más abierto...”.
Canal 9 presentó sus informes como una investigación periodística. “En la filmación de la primera operación me puse a llorar. En la segunda no podía hablar y largué el micrófono. Recién en la tercera me puse a ver. Y en la cuarta -cuando ví lo que ví- me fuí acostumbrando”, cuenta.
No sin malicia, el cronista le inquiere si se postula a ocupar el puesto que dejó vacante José De Zer en el noticiero. “De Zer es gracioso. Pero yo no tengo horarios. La idea es hacer un informe mensual”. Sueña con buscar a los herederos de Zé Arigó en Brasil y la magia de Sai Baba en la India. “Pero ojo: también me gustaría cubrir el Festival de Cannes”, aclara.


EL CORAZÓN BLINDADO
El fervor con que Dominguez transmitió su experiencia con los cirujanos filipinos se tradujo en un torrente incontenible de palabras. Todas de elogio. “Realmente creés que no es tan importante cómo lo hacen sino los resultados que obtienen? ¿Tampoco te importa si es un engaño?”, preguntó el cronista. “Lo importante -responde- es que han logrado resultados maravillosos en miles de personas. De última, a mí me encantó verlas y me sirvió para que Romay tenga 3 o 5 puntos de raiting más según la agencia IBOPE. Pero el resultado es más piola que el efecto”.
Frente a la pregunta de por qué -en vez de descalificarlos- no equilibró su informe con la opinión de ilusionistas o de asociaciones médicas filipinas, se ataja: “No lo hice porque yo no soy un periodista riguroso”, y se nota que empieza a sentirse molesto. En un capítulo de Noche eterna (una miniserie que iba a estrenar Canal 9) aparecen personajes que abrazan caminos espirituales, y buscar inspiración para esa historia era otro de los motivos de su viaje: “Fuí a buscar un testimonio para mí. Mentiría si dijera que fuí a desmitificar. Fuí objetivamente a utilizarlo. A que sirviera para lo mío”, se sincera.
Atestiguar la reacción de Claudio ante los cuadros del video que suscitan más firmes sospechas de fraude, era una tentación difícil de resistir. “Si vieras evidencias de cómo está hecho el truco en lo que vos filmaste, ¿revisarías tu opinión?”. La respuesta fue demoledora: “No, porque creo que, frente al hecho terminal, todo recurso que maneje la magia de la autocuración es bienvenido”.
-¿Aunque sea un fraude?
-Si los resultados son memorables, bienvenido el fraude.


LA MARCA DEL DESEO
La fe del verdadero creyente, como se sabe, suele ser invulnerable. Pero poner a prueba sus límites es un ejercicio interesante: “¿Nunca sospechaste que si no deja marcas o cicatriz es porque nunca hubo operación?”. Dominguez, inflexible, arguye: “No, porque no operan el cuerpo físico sino el energético del paciente”.
-Y entonces para qué meten la mano en el cuerpo físico? ¿Por qué la supuesta sangre? “Porque el nivel energético del cuerpo bioplásmico se funde con la energía que ellos manejan”. O al menos eso es lo que le dijeron.
Dominguez reafirma que sólo él sabe lo que vio y que llevó al camarógrafo para que le crean. El cronista amagó mostrarle las imágenes que justifican su escepticismo. “¿Y qué pudiste ver que no hayamos visto nosotros?”, presumió. “Esto: lo que se ve ahí bien podría ser un menudo de pollo o una ampolla inyectada en sangre”.
Claudio, en vez de acercarse, alejó la vista de la foto. Parecía negarse a ver algo que iba contra sus deseos. Aunque tal vez quiso hacer foco. O quizá no se inmutó: este cronista -después de todo- no se jacta de ser un testigo infalible. De hecho, antes de cerrar este informe, consultó a dos ilusionistas para que confirmen o desmientan sus observaciones. Valió la pena: Enrique Márquez y Marcelo Merpin Slullitel -magos expertos en fiascos paranormales- todavía tenían mejores argumentos para engordar la hipótesis de fraude.
“Mirá acá. Esto, ¿ves? Para descubrir el truco hubo que ver el video cuadro por cuadro...”. Fue un comentario piadoso: en verdad, el bulto que Orbito esconde en su mano y lleva hacia la nuca del paciente que luego aparecerá bañada en sangre se puede ver a simple vista, sin necesidad de congelar la imagen.
“Andá a cantarle a Gardel, Alejandro”, bromeó. Pero enseguida se puso serio. “¿Qué es esto, entonces?”, contraatacó el nombrado. “Cualquier cosa menos la prueba de un truco”. Su tozudez era comprensible. Tanto como la del cronista. Que subrayó: “Y sin embargo, ahí está...”.
Claudio defendió su posición con un desafío: “¡Andá a demostrarlo..!”. Pero, ¿a quién le corresponde demostrar la buena o mala fe de Orbito? ¿A quien ofrece argumentos para dudar? ¿O al perplejo promotor del sanador extraordinario?
A esa altura, seguir hurgando en la herida parecía imprudente, o por lo menos innecesario.
- “Bueno, podrías mirar el video de nuevo”, invitó el cronista.
- ¡No! ¡Si lo vimos cien veces! ¡Si viste algo que nosotros no vimos, sos genial!.
- Gracias. Pero entonces, ¿qué es lo que se ve ahí?”, fue la pregunta final.
Dominguez pensó un instante y dijo: “No sé, habría que ver la filmación de nuevo...”.
Claudio Dominguez se maravilla por el hecho de que exista gente capaz de lograr que otra gente tenga algo en qué creer. El cronista también. Pero no a cualquier precio. Por eso le preguntó una vez más:
- ¿Aunque sea un fraude?
- Aunque sea un fraude. Nuestra diferencia es dialéctica. Porque si los resultados son notables, súblimes de por sí, ya no son un fraude. En este sentido, para mí el fin justifica los medios.

Alejandro Agostinelli © 1995 Todos los derechos reservados. Primera publicación: Sección “En trance”, La Prensa, Buenos Aires, 8 de mayo de 1995.

BIOGRAFÍAS RELACIONADAS:
Claudio María Dominguez
Alex Orbito
José De Zer
Zé Arigó
Sai Baba
Enrique Márquez
Marcelo Merpin Slullitel

NOTAS RELACIONADAS:
Cirujanos Psíquicos Filipinos: la Reinvención de la Tradición
Juego de Manos
Con título prestado
¿No hay nada que perder?
La esperanza no cura
El sanador manos de tijera

 

www.dios.com.ar - Todos los derechos reservados. ©2002 - Alejandro Agostinelli

 

NOTAS RELACIONADAS
<< HOME