[ENTREVISTA]

ALEJANDRO BORGO: “PENSAR SE PROPONDRÁ
LLEGAR A CONCLUSIONES SIN APRIORISMOS”
Por Alejandro Agostinelli

Ejerce el periodismo científico, es músico y dirige Pensar, la nueva revista en español editada por el CSICOP (Committee for the Scientific Investigation of Claims of the Paranormal). Pero decir apenas eso de Alejandro Borgo es decir casi nada sobre él. Sus casi cuatro lustros de compromiso con el estudio crítico de lo paranormal lo convierten en un rara avis de la ciencia, y su sentido del humor, en un escriba filoso, sutil o desmesurado según el caso. Casi el mismo tiempo lleva dedicado a la música, sea como guitarrista y compositor de la Camerata Porteña (una orquesta piazzoleana con la cual ya grabó tres discos y realizó exitosas presentaciones) o en sus creaciones herméticas. Es que sus mejores canciones sólo las disfrutan sus íntimos...


En 1990, Alejandro Borgo fue uno de los más activos impulsores del Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP). En marzo de 1991 se convirtió en director de El Ojo Escéptico, revista pionera en América Latina consagrada al llamado “pensamiento mágico”, las falsas ciencias y lo paranormal. También es autor, con Enrique Márquez, de “Puede fallar” (Planeta, 1998), un libro irremplazable que aborda la galería de charlatanes históricos que deambulan por los medios de difusión argentinos.
Desde tribunas televisivas o ciclos radiales propios, Borgo desarrolló un discurso propio para difundir el pensamiento científico utilizando como ejemplo las afirmaciones extraordinarias. Invitado en dos ocasiones a los EE.UU. a participar de los encuentros del CSICOP, Borgo estrechó lazos con Paul Kurtz, Barry Karr, Benjamin Radford y otros destacados miembros del comité editorial de esa entidad, a la que instó sobre la necesidad de que apoyara la salida de una versión iberoamericana del Skeptical Inquirer, la más prestigiosa publicación dedicada a la investigación de las pseudociencias del mundo.
Así se comenzó a gestar Pensar, la primera revista en español auspiciada por la organización que integraron divulgadores científicos de la talla de Isaac Asimov, Carl Sagan o Martin Gardner.
En este reportaje, Alejandro Borgo habla de Pensar, cuya primera edición saldrá de imprenta en enero de 2004.

- Paul Kurtz y su gente hicieron una división del trabajo bien delimitada. Mientras en Skeptical Inquirer se interesan en las afirmaciones pseudocientíficas, en Free Inquiry se ocupan de argumentos teológicos, ideológicos y sociales. ¿Cuál será la línea editorial de Pensar?

Pensar abordará ambas temáticas, incluyendo lo que Paul Kurtz ha denominado "paranatural", es decir, aquellos hechos en los que se advierte una mezcla de afirmaciones paranormales y religiosas: la comunicación con los muertos, el "sudario" de Turín, la "licuefacción" de la sangre de San Genaro, la "vida después de la vida" y otros "fenómenos" por el estilo. En realidad, creo que la división temática fue, en cierto momento, una cuestión estratégica. Pero entiendo que, en estos tiempos de fundamentalismo religioso, todas las afirmaciones extraordinarias, pertenezcan al campo que pertenezcan, deben ser abordadas. Sobre todo por la gran influencia que tienen en el comportamiento de la gente y en el área de la política, la economía y la educación.

- A 13 años del primer número de El Ojo Escéptico, la revista del CAIRP, ¿qué diferencias ves entre el trabajo de divulgación que se hacía en los 90 y el que se debería realizar ahora, en esta nueva publicación?

Bueno, en los 90 el surgimiento de El Ojo Escéptico constituyó una novedad: en la Argentina circulaba por primera vez una publicación que se metía de lleno en la investigación y refutación de las pretensiones pseudocientíficas. Y tuvo mucha repercusión en los medios locales, que ya no invitaban sólo a astrólogos, parapsicólogos y videntes, sino a aquellos que tenían algo que decir desde "el otro lado". Es cierto que, a partir de allí, y por una cuestión de conveniencia mediática, fue destacada nuestra arista "refutadora", aunque la investigación siempre estuvo presente. Ahora, pasada esa primera etapa, me inclino más por una publicación que pueda hacer hincapié en lo que Joe Nickell llama bottom-up skepticism, es decir, el "escepticismo de abajo hacia arriba": partir de los hechos y luego llegar a conclusiones sin hacer descalificaciones a priori. Cada caso tiene sus matices. Tomemos como ejemplo una casa "embrujada": en lugar de empezar por decir "es un fraude" o "la persona que vive en esa casa está alucinando", resulta mucho más enriquecedor investigar todo lo referente a la situación, ¿qué le pasa a esa persona? ¿qué dice? ¿cuál es su historia? y, conjuntamente, hacer un relevamiento de los hechos para llegar a una conclusión. La línea sería destacar por qué es mejor y más útil adoptar una óptica racionalista y escéptica, qué beneficios nos trae individualmente y socialmente, más que quedarnos en la crítica de las corrientes antirracionalistas o anticientíficas. Y hacerlo de una manera atractiva.

- ¿Cómo surge Pensar? ¿De quién fue la iniciativa?

En marzo de 1998 visité por primera vez la sede del CSICOP, en Amherst, EE.UU. Les sugerí a Kurtz y a Barry Karr la idea de hacer una versión en español del Skeptical Inquirer. Presenté varios proyectos, en distintas oportunidades, hasta que, finalmente, a principios de 2003, el CSICOP decidió abrir una lista de discusión con el objetivo de hacer una publicación para Latinoamérica. Creo que en esto tuvo mucho que ver la participación de cuatro representantes latinoamericanos en el 4to Congreso Mundial de Escepticismo que el CSICOP organizó en Burbank, California, en junio de 2002. Así nació Pensar, que ya no sería una versión del Skeptical en español sino una revista con colaboraciones originales de autores latinoamericanos principalmente, dirigida a todo el mundo de habla hispana.

- ¿A qué público está dirigida? ¿Al creyente que duda, al escéptico convencido o...

Yo comenzaría por el docente, científico o periodista desinformado respecto de la temática paranormal o sobrenatural. Hay que comenzar allí donde se gesta la educación. Prefiero no hacer distinciones entre crédulos y escépticos cuando pienso en el público de Pensar. Allí, el lector inquieto podrá encontrar información y elementos para sacar sus propias conclusiones. Insisto: me gustaría que llegase a la comunidad científica, a los docentes y a los periodistas. Si no tomamos consciencia de lo importante que es la forma en que se deben abordar estos temas, y no logramos instalar la idea entre quienes imparten educación e información, la tarea se nos hará más difícil...

- ¿Cuáles son las principales secciones?

Habrá una sección llamada Controversia en la que pensamos debatir esos temas que llevan a polémicas interminables. En el número 1 comenzamos con "¿Son las mujeres el blanco preferido de los pseudocientíficos?". Aquí se tratarán temas controvertidos: eutanasia, homosexualidad, diferencias de comportamiento entre varones y mujeres, con el objeto de intercambiar opiniones y generar una polémica constructiva. También tendremos Contracorriente, donde se expondrán mitos muy difundidos y creídos a rajatabla y presentaremos la información y el conocimiento que realmente se han adquirido sobre el tema. Hay mucha tela para cortar: ¿qué se sabe del calentamiento global y las advertencias de los grupos ecologistas? ¿Es cierto que la vitamina C es "buena" para el resfrío? Una especie de compilación de leyendas globales... Luego estarán los informes locales, es decir, los reportes que nos llegan desde los miembros representantes de Pensar en los diferentes países del continente. Tendremos artículos originales y también del Skeptical, reseñas de libros y Pastillas, noticias breves del extenso mundo paranatural.

- ¿Cómo se reclutó el staff? ¿Investigadores de qué países se integraron?

Fue una convocatoria del CSICOP, iniciada por Barry Karr, su director ejecutivo. Siendo yo el Editor de la nueva publicación, tuve la responsabilidad de convocar a la mayor parte de la gente. Algunos de nosotros habíamos participado del Congreso de Burbank, a otros ya los conocíamos desde antes, y cada uno aportó sus contactos: consultores, colaboradores y otros. Pensar tiene representantes de Brasil (Kentaro Mori), Colombia (Hernán Toro), Costa Rica (Víctor Quirós), Chile (Diego Zúñiga), México (Mario Méndez-Acosta), Paraguay (Jorge Alfonso Ramírez), Perú (Manuel Paz y Miño), Puerto Rico (Luis Ramos), Venezuela (Sami Rozenbaum) y yo cumplo el doble rol de editor y representante de la Argentina. El representante del CSICOP en Pensar es Benjamin Radford, director de publicaciones de la organización estadounidense. También hay colegas españoles y residentes en otros rincones del mundo.

- Salvando las diferencias regionales que sin duda existen en América Latina y Brasil, ¿qué temáticas en común fuiste encontrando?

El panorama general es muy homogéneo: pensamiento mágico por doquier, influencia de las instituciones religiosas en la educación, países destruidos por la aplicación sistemática de "planes" económicos que condujeron a estrepitosos fracasos, crecimiento de la marginación y la criminalidad, un mercado muy proclive a lo paranormal, potenciado por editoriales y medios que requieren grandes ganancias con poco esfuerzo y mínimo personal, fuga masiva de cerebros hacia los países desarrollados... en fin, una patética muestra de lo que no se debe hacer.

- ¿Las preocupaciones de los representantes de diversos países son semejantes?

Sí, sobre todo en lo concerniente a los medios.

- Los divulgadores de lo paranormal y otros "escépticos de los escépticos" tienden a argumentar que en las filas racionalistas prevalece más la promoción de un "modo de pensar" que la investigación científica de las afirmaciones extraordinarias. ¿Es realmente así?

El "modo de pensar" y la "investigación científica de las afirmaciones extraordinarias" coexisten. Esto es necesario. El problema se produce cuando prevalece el primero en detrimento de la segunda. Si nos quedamos con el escepticismo como un "modo de pensar" vamos al estancamiento. Y nos llenamos de "escépticos de cartón", completamente ineficaces, de esos que permanentemente nos dicen qué es lo que hay que hacer…

-¿Y cómo se revierte ese cuadro?

Te doy un ejemplo: un profesor de psicología que trabaje con sus alumnos para que éstos sometan a prueba las "hipótesis" psicoanalíticas (si sobrevive al intento) es mucho más útil que 100 parlanchines que se quedan detrás del escritorio.

- He notado que la generalización de la etiqueta "escéptico", más como signo de identidad que como herramienta intelectual del científico, hace que muchos asuman un papel, adopten una actitud ideológica, perjudicando la comprensión y profundización de los temas que deberían ser abordados con más espíritu didáctico e incluso más investigaciones que con descalificaciones o risitas socarronas...

Totalmente de acuerdo. Aunque la vorágine mediática a veces no nos deja muchas opciones: recordemos a Martin Gardner cuando dice "una carcajada vale más que mil silogismos". El ideal al que hay que aspirar es mostrar qué hay de bueno en esta manera de ver el mundo, es decir, por qué es preferible elegir la ciencia y no la pseudociencia, por qué el librepensamiento nos da más oportunidades que el dogmatismo, pero sin renunciar al humor: hacer atractivas nuestras propuestas y abordar sin miedo temas urticantes.

- ¿La divulgación de la ciencia debe ser necesariamente hostil hacia formas de racionalidad diferentes de la científica?

¿Cuáles formas de racionalidad diferentes de la científica? (y se le dibuja en su rostro un gesto de perplejidad).

- ¡Tranquilo, tranquilo! Me refiero a formas de racionalidad en tanto corpus de creencias que no tienen la pretensión de erigirse en ciencia, llámense magia, artes o religiones que son expresiones culturales o de fe…

Convengamos en que para un intelectual posmoderno relativista la sola mención de la palabra "ciencia" constituye un anatema (eso en el caso optimista de que no hayan redefinido la ciencia a su gusto). Las muletillas que rezan "la ciencia no puede resolverlo todo", "hay otros caminos para el conocimiento", o "encerrarnos en la estrecha visión cientificista nos conduce a la negación de maravillas ocultas" son clisés gastados que no dicen nada. Por otra parte, no veo posibilidad de compatibilidad o relación amable entre ciencia y religión. Ann Druyan dice: "Es perturbador que el Edén sea sinónimo de paraíso cuando en realidad, si lo pensás bien, se parece más a una prisión de máxima seguridad bajo vigilancia las 24 horas". Es decir, Dios crea al hombre, le da un cerebro para que piense, y luego le prohíbe comer del árbol del conocimiento... Tratá de conciliar los dos últimos hechos y después hablamos...

- ¿Qué temas tienen previsto abordar en los primeros números?

El famoso "sudario" de Turín, los anillos de hadas y los ovnis, el creacionismo, el mito de que usamos sólo el diez por ciento del cerebro, la medicina folklórica, las falsas y alarmantes predicciones de ciertos grupos ecologistas, el feng-shui (esa especie de "acupuntura arquitectónica", al decir de Méndez Acosta), la pseudopsicología, y quizás un número enteramente dedicado a los medios y su papel en la difusión de creencias irracionales.

CÓMO SUSCRIBIRSE A "PENSAR"
En la página de Pensar (http://www.pensar.org) figuran las diferentes opciones. Si no, enviar un correo electrónico a info@pensar.org y, si se prefiere el correo convencional, enviar un giro postal (money-order) a nombre de CSICOP, P.O. Box 703, Amherst, NY 14226, USA, junto con el formulario que puede bajarse desde esa página. El precio de suscripción promocional es de 12 dólares por 1 año y 20 dólares por 2 años. La revista es trimestral y el primer número sale en enero de 2004.

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