En el último lustro, Claude
Raël Vorilhon supo capitalizar su larga prédica
precedente sobre la ‘reencarnación científica’
(expresión que luego reemplazó por ‘clonación’),
la cual se habría ido consolidando gracias a los avances
en el campo de la ingeniería genética, ‘confirmada’
ahora con su alegado (y nunca demostrado) éxito en clonar
seres humanos. Ahora bien, ¿cómo reaccionarán sus
seguidores ante eventuales pruebas de fraude? Si bien para los creyentes
es difícil aceptar que la carga de la prueba descansa en
Clonaid -y no en sus críticos- ¿cómo seguirá
la evolución del Movimiento Raëliano Internacional (MIR)
si Raël no presenta evidencias de que sus afirmaciones fueron
ciertas?
CAMBIO PUBLICIDAD POR... CREDIBILIDAD
Desde hace casi medio siglo, los estudiosos de la religión
trabajan sobre una teoría llamada de la disonancia cognitiva,
según la cual "cualquier explicación es
válida para seguir adelante". Este modelo se aplicó
por primera vez en un pequeño grupo religioso que anunciaba
el apocalipsis con fecha fija donde los investigadores siguieron
observando el comportamiento posterior de sus fieles, cuando estaba
claro que la profecía había fracasado. Si bien algunos
autores tropezaron con problemas para generalizarla (ya que las
contingencias varían según el caso e incluso según
la situación de diferentes filiales del mismo grupo), a
veces el mero intento de verificar su cumplimiento ha permitido
extraer conclusiones interesantes.
En el caso de los raëlianos,
es evidente que no es lo mismo profetizar el fin del mundo
(y que en la fecha señalada nada suceda) que asegurar haber
realizado un logro científico extraordinario (y luego no
presentar las pruebas): la persecusión legal o la ridiculización
mediática son excusas funcionales, que parecieran servir
para sostener la lógica interna del grupo. Pero Raël
tampoco hace grandes esfuerzos para que sus anuncios sean tomados
en serio. De hecho, la publicidad lo hace feliz y no
parece importarle que otros piensen que ese parezca -con un margen
de error mínimo- su principal sino su único objetivo.
"Si alguien se atreve a decir que no es cierto -y yo nunca
lo diría- igualmente salimos ganando", afirmó
Raël en su última conferencia de prensa. "Expertos
en medios de comunicación dicen que el resultado publicitario
equivale a una campaña de entre 600 y 700 millones de dólares."
(1)
Si los adeptos del MIR descubrieran
que las divertidas herejías del profeta acaban apartándose
de los conocimientos y expectativas de los adeptos (cognición
disonante), ¿el doble discurso (broma/realidad, por ejemplo)
les permitirá atenuar esa disonancia? Quién sabe.
Para poner a prueba este modelo, los investigadores León
Festinger, Henry Riecken y
Stanley Schachter se introdujeron
en un grupo platillista antecesor al raëliano -acaso entre
los primeros de los que se tuvo noticias- liderado por Dorothy
Martin, también conocida como Hermana Thedra. Extrapolando
sus conclusiones a otros grupos, los autores llegaron a la conclusión
de que los adeptos, a efectos de reducir el conflicto de una eventual
‘disconfirmación’, tenderán a aceptar las reacomodaciones
del marco interpretativo -las justificaciones del profeta ante
el nuevo escenario-; siendo una de las posibles conductas
el incremento de su acción proselitista, convencidos
de que sólo reclutando nuevos miembros, o logrando mayor
apoyo social, podrán aliviar su propia decepción.
"A menudo, el compromiso hacia el sistema es tan fuerte -señalan-
que casi ninguna otra vía de acción es preferible.
En suma: puede ser menos doloroso tolerar la disonancia que
desechar la creencia y admitir que uno ha estado equivocado"
(2).
PERTENECER TIENE SUS PRIVILEGIOS
Algunos investigadores, como Chris Bader
(3), han descubierto en sus estudios de grupos milenaristas similares
al MIR que los principios generales de la disonancia cognitiva
no se cumplían según lo habían previsto los
autores de la teoría. Aún así, ejemplos del
comportamiento descripto por Festinger, Riecken y Schachter no
sólo se encuentran en las religiones alternativas: todo
el tiempo, en diferentes situaciones, tratamos de justificar acciones
de las cuales podríamos arrepentirnos, pero que desechamos,
minimizamos e incluso olvidamos para librarnos de la culpa o no
sentirnos engañados. Pero este fenómeno parece
ser más instructivo en el campo de las nuevas religiones
porque -a diferencia de lo que sucede en circunstancias ordinarias-
es aquí donde se tejen promesas o profecías ‘sensacionales’.
Y existe la presunción de que las recompensas capaces
de sortear la disonancia deberían ser igualmente ‘sensacionales’.
Incluso así, la presencia de un profeta ‘veraz’ no suele
figurar entre los atractivos centrales de quienes adhieren a un
movimiento como el raëliano. En su estudio de campo, la socióloga
Susan Palmer observó que los
simpatizantes "tienden a insistir en el atractivo del mensaje
y de la propia comunidad raëliana antes que el carisma de
Raël a la hora de explicar los motivos que les llevaron a
unirse al grupo". Las jerarquías del MIR, en cambio,
son más disciplinadas y escrupulosas, siendo por lo tanto
"más proclives a ver a Raël como un profeta ético"
(4).
Ser parte de la Iglesia Raëliana
-que con su superciencia alienígena reemplazará
a las creencias supersticiosas de Iglesia Católica-
dificilmente deje de otorgar a sus adeptos una aureola de prestigio:
Raël da permisos que otros cultos niegan, ‘vaticinó’
la clonación (también tema de moda en medios seculares)
y, conociendo las atractivas características del movimiento,
parece claro que las ventajas comparativas de pertenecer al
movimiento que les ha dado un sentido a, o una misión en,
su vida lleva las de ganar. Después de todo, si los
controles científicos externos están fuera de juego
porque sus consecuencias jurídicas son ‘suicidas’ (en la
medida que presentar la prueba implicaría sanciones legales),
¿cómo asegurarse de que un clon es un verdadero
clon? Esas pruebas que piden los que dudan puede ser lo que menos
le interesa a quienes no parecen necesitarlas para creer
(5).
Dilucidar este asunto, en suma,
se nos antoja mucho más atractivo que la simétrica
ingenuidad de creer que Raël es el mesías o que la
cuestión entera se reduce a la picardía de un charlatán.
Bibliografía:
1) Krauss, Clifford; "Desde la tierra de los
OVNIs Raël predica sobre la clonación" The
New York Times y La Nación, 25 de febrero de
2003. En http://www.lanacion.com.ar/03/02/25/dx_476317.asp
2) Festinger, Leon; Riecken, Henry y Schachter,
Stanley; When Prophecy Fails. University of Minnesota Press,
Minneapolis (1956).
3) Bader, Chris; "When prophecy passes unnoticed:
new perspectives on failed prophecy", en Journal for the
Scientific Study of Religion, 38 (1), 1999, Pp. 119-131.
4) Palmer, Susan J; "Women in the Raelian Movement:
New Religious Experiments In Gender and Authority" en James
R. Lewis comp. The Gods Have Landed (1995). New York: State
University of New York Press. 105-135.
5) Stark, R. y Bainbridge, W; The Future of Religion:
Secularization, Revival and Cult Fromation, U. de California
Press, Bekeley, Los Angeles-Londres, 1985.
Primera publicación: El Escéptico
N° 16, marzo de 2003. Revista de Alternativa Racional a las Pseudociencias
– Sociedad Para el Pensamiento Crítico [http://www.arp-sapc.org].
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