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En
los años 70, una niña californiana de 10 años
atribuyó el nacimiento de un bebé con piel de
color azulado y pies palmeados a una violación grupal
por parte de seis humanoides con el mismo aspecto que le habría
atacado después de que ella hubiera visto aterrizar su
platillo en la playa (1). Historias similares de lascivos
sirenos (el mar tiene bastantes afinidades con el espacio) aparecen
en el folklore popular y se ofrecen como explicación
ante el nacimiento de niños deformes con características
reptilianas o pisciformes.
El ufólogo neoyorquino Budd
Hopkins (quien escribió varios libros sobre
el programa alienígena de creación de híbridos)
comentaba sobre cuatro abducidas que habían soñado
o recordado bajo hipnosis regresiva haber visto bebés
de color gris con características extrañas. Una
de sus informantes, Andrea, tenía 13 años de edad
cuando tuvo el primero de tales sueños. Otra de las abducidas
de Hopkins, Kathie Davis, soñó
sobre unos extraños "bebés sabios" a
partir de 1978. Pero nunca los consideró más que
simples sueños hasta que, con la ayuda de los interrogatorios
y regresiones hipnóticas de Hopkins, estas imágenes
simbólicas se metarmorfosearon desde una presencia oracular,
casi mítica hasta acabar como unos frágiles bebés
físicamente reales con una estructura facial y un tamaño
decididamente nada naturales. Como un alquimista que transformase
un vulgar metal en oro, el investigador de abducciones convierte,
con ayuda de la sugestión y la hipnosis, los sueños
y fantasías en recuerdos reales de intervenciones alienígenas.
El ufólogo británico Peter
Rogerson señala que muchos relatos de abducción
proceden de personas psicológicamente inestables, tales
como sobrevivientes de supuestos abusos satánicos. Como
ellos, algunos abducidos pueden sufrir personalidades múltiples
o el síndrome de Munchausen, caracterizados por comportamientos
extremos y manipulativos que buscan captar la atención
de quienes les rodean. Tales problemas, en ocasiones, aparecen
asociados a una historia de traumas psicológicos y abusos
físicos o sexuales (2).
El psicólogo de Harvard
John
E. Mack rechaza la teoría de que las experiencias
de abducción sean simples recuerdos deformados de una
infancia de abusos sexuales. "Según mi experiencia
y la de otros investigadores, no existe ni un solo caso de abducción
-asegura- que haya resultado reflejar una historia de abuso
sexual o cualquier otra causa traumática..." Los
dos casos que presentamos a continuación parecerían
rebatir tal declaración.
En 1969 o 1970, con unos diez años de edad, Susan una
niña australiana fue abducida de su dormitorio. Un grupo
de entidades la sometieron a un examen médico, que incluyó
introducir algo en su vagina. Mientras le hacían beber
un líquido de color morado, las entidades le revelaron
que eran supervivientes interdimensionales de un desastre planetario.
Cuando cumplió los 14 años, ella mantuvo el primero
de sus muchos encuentros sexuales con unas entidades altas,
que parecían deseosa de obtener fluidos y de enredar
con mis ovarios. En 1979, cuando Susan mostró síntomas
de estar embarazada, le echó la culpa a tales relaciones
alienígenas. Dejó de tener el período,
pero al cabo de un mes también desapareció su
preñez, después de que ella notase una descarga
inusual al ir al baño.
Otro embarazo similar tuvo lugar en 1986, acompañado
por pesadillas sobre dar a luz a un bebé alienígena.
(Significativamente, estas dos últimas fechas coinciden
con la aparición en las pantallas de Alien y Aliens,
las dos primeras películas de esta saga). Nuevamente,
al cabo de unas semanas ella se sintió seriamente enferma
y, al parecer, tuvo un aborto espontáneo.
Describiendo el caso en el número 58 de Fortean Times,
el ufólogo australiano Keith Basterfield
explicaba que Susan había sido violada repetidamente
por miembros de su familia en aquella época y que resulta
muy probable que sus recuerdos de abducción fueran debidos
a tales experiencias.
ABUSO
SEXUAL Y FOLKLORE
El periodista Jim
Schnabel, en su libro "Dark White", cuenta la
historia de Lucy, otra víctima de abusos incestuosos.
A la temprana edad de ocho años ella pudo ver como su
padre moría al dispararse accidentalmente, y nunca se
llevó bien con su madre. Figuras alucinatorias empezaron
a meterse en su vida; ella llegó a afirmar que los alienígenas
la habían examinado ginecológicamente y que dos
hombres fantasmas la habían violado.
Algunos investigadores conocen las intrigantes similitudes existentes
entre las historias de brujas y hadas y los modernos relatos
de abducción, y saben que esos encuentros sexuales
nocturnos con todo tipo de seres sobrenaturales aparecen en
todas las culturas hasta la actualidad. En el pasado, cientos
de hombres y mujeres confesaron (no siempre bajo tortura) haber
mantenido relaciones sexuales con demonios. Se decía
que algunos demonios capaces de cambiar de forma yacían
primero con un hombre (como súcubos) para obtener su
esperma y luego (como íncubos) preñar a una mujer
con el mismo.
En particular, los ufólogos reconocen los paralelismos
estructurales entre los relatos de hadas y los de encuentros
con alienígenas. El ufólogo franco-americano Jacques
Vallée, en su libro "Pasaporte a Magonia"
(1970), escribió: "Los motivos atribuidos a las
hadas... son los de preservar y mejorar su raza... arrebatando
a niños humanos que serán educados entre las hadas
y se unirán a ellas."
En su "Flying Saucer Vision" (La visión del
platillo volante, 1974), el forteano John
Michell explora la universalidad de las leyendas sobre
amantes venidos de las estrellas. Describe una leyenda de los
indios norteamericanos sobre un cazador que capturó a
una bella joven que vino del cielo en una nave circular; vivió
con él varios años y le dio un hijo. Michell
encontró parecidos ejemplos de apareamiento con razas
alienígenas en leyendas griegas, maoríes, irlandesas
e inglesas, así como en la propia Biblia.
Un reciente estudio de James Pontolillo
comparaba los relatos de relaciones sexuales con demonios recogidos
en los siglos XV al XVII con los encuentros con alienígenas
de nuestro actual siglo XX, concluyendo que ambas tradiciones
expresaban un miedo fundamental de la sexualidad femenina
(pero en la actualidad, también la mente y el cuerpo
masculino puede sufrir ataques similares)
Withley
Strieber hace en su libro "Communion"
(Comunión, 1987) una descripción ya famosa de
cómo fue sodomizado con un instrumento estrecho de unos
30 centímetros de longitud. Pudo sentir como, una vez
en su interior, parecía estar vivo y quedó sorprendido
cuando, una vez retirado, pudo comprobar que era algo mecánico.
Durante mis investigaciones he podido entrevistar a Martin Bolton
que tuvo visiones y comunicaciones telepáticas con tres
jóvenes hembras espaciales. Para ellas, él se
dedicaba a recorrer las tiendas de ropa interior femenina y
a ver películas pornográficas. Ellas eran las
buenas, los malos le trasmitían dolor a la cabeza y,
a lo largo de tres años, se dedicaron a tirarle del pene
durante la noche. En diversas ocasiones le afligieron embarazos
fantasmas. Alien (1979), la película de Ridley
Scott, dramatizó la naturaleza extrahumana de
los asaltos sexuales alienígenas; la prueba de su inhumanidad
era que no siempre diferenciaban entre los sexos, o ni siquiera
entre especies (4).
Algunos han tratado de psicoanalizar los OVNIs de una forma
bastante simplista, relacionando las naves redondas y discoidales
con lo femenino y las fálicas naves en forma de cigarro
y sus rayos luminosos con lo masculino. Este crudo análisis
fue duramente criticado por
C.G. Jung, quien protestaba porque de esa forma "todos
los relatos de OVNIs acabarían convirtiéndose
en fantasías de represiones sexuales". Como explicación,
escribió, era tan mitológica y racionalista como
las fábulas tecnológicas sobre la naturaleza y
propósitos de los OVNIs (5). Sin embargo, pese a todo,
existen unos pocos casos que pueden efectivamente considerarse
ejemplos de deseos sexuales reprimidos.
FICCIÓN
Y FRICCIÓN
Los dos ejemplos que siguen tuvieron lugar mientras sus protagonistas
se encontraban dormidos o relajados, momentos en los que la
habitual censura del ego no está completamente operativa.
En el verano de 1966, Jean Sheldon de Michigan se encontraba
dormilando en su coche estacionado (aparcado) cuando una enorme
nave en forma de disco plateado se posó en las cercanías.
Algún tipo de rayo levitador la llevó a su interior,
donde se enfrentó a tres humanoides machos. Eran altos,
con ojos verdes y estaban completamente desnudos. Telepáticamente,
uno de ellos le dijo: "Mi querida mujer terrícola...
deseamos aparearnos contigo. Será más fácil
para tu personalidad si lo haces voluntariamente..." Antes
de que pudiera reaccionar ante la descarada proposición,
ella fue conducida hasta una máquina en forma de cama
donde la desnudaron ansiosamente. Ella hizo el amor con todos
ellos, más de una vez. Confesó haberse sentido
muy excitada por su encuentro pero, al reflexionar sobre el
mismo, los arrebatos de de pasión se mezclaban con sentimientos
de vergüenza y repulsión. Los visitantes confesaron
a Jean que su raza era compatible con la nuestra y que su encuentro
había sido en interés de la ciencia. No hubo
ningún embarazo y Jean se recuperó de la experiencia,
aparentemente sin efectos perjudiciales (6).
Mientras se encontraba de vacaciones en la costa de Maine en
julio de 1961, Ed mantuvo relaciones sexuales -dijo- con "una
hembra alienígena de cabellos rubios en su nave con forma
de vaina". Tras el encuentro, la mujer le dio una charla
sobre las leyes del Universo. Según Mack, Ed recordaba
como, justo antes de la abducción, él y otro amigo
se sentían excitados y fantasearon sobre algún
encuentro en la playa. Bajo regresión hipnótica,
Ed recordó como esa vampiresa espacial dijo querer
su esperma para crear bebés muy especiales.
El historiador David
Jacobs (quien en su último libro
nos ofrece relatos de abducidos obligados a hacer el amor con
otras víctimas humanas, mientras son observados por los
extraterrestres) habla por muchos de los que creen que esas
experiencias de abducción aparentemente espontáneas
relatadas por personas tan diferentes implican la existencia
real de una amenaza objetiva. Frente a esto, Rogerson ha
demostrado que la mayoría de los elementos de la narrativa
abducionista aparecieron ya juntos en una fecha tan temprana
como 1967 en la novela de Malcolm Kent "The Terror Above
U"s (El terror sobre nosotros). Esta novela de ciencia
ficción anticipa temas tan ufológicos como el
llamado factor Oz (la sensación de verse transportado
a una realidad diferente), un frío sobrenatural, la amnesia
de umbral (el testigo no puede recordar como entró en
una habitación), el alienígena disfrazado, y los
científicos impersonales que experimentan con seres humanos.
Para culminar la escena, la historia también incluye
a un protagonista a quien examinan los genitales antes de hacer
el amor con una mujer extraterrestre (7).
Otro crítico de la idea de la reproducción de
híbridos es el ufólogo británico
Peter
Brookesmith (8), quien compara las descripciones
de las actividades desarrolladas por estos médicos alienígenas
con los procedimientos empleados por los especialistas en fertilidad
terrestres. Así descubre que los inseminadores alienígenas
casi nunca raptan a sus sujetos en el momento óptimo
para la extracción de óvulos, que como todos sabemos
es durante las 48 horas posteriores a la ovulación.
Y resulta bastante probable que los alienígenas se encuentren
también tan confundidos por fetos desaparecidos como
sus equivalentes humanos, dada la dificultad inevitable en diagnosticar
un embarazo en las primeras ocho semanas.
Pese a toda su superioridad cósmica, estos inseminadores
alienígenas pueden cometer errores bastante elementales,
casi grotescos. Los alienígenas insertaron una larga
aguja en el ombligo de Betty Andreasson,
diciéndole que ello tenía que ver con la concepción
y se quedaron intrigados al ver al faltaba algo. Andreasson
tuvo que explicarles que le habían realizado una histerectomía.
Cualquiera que sea el origen de estos informes, tenemos que
tener en cuenta que la gente, a lo largo de la historia, ha
informado de contactos sexuales con todo tipo de seres sobrenaturales.
O los alienígenas han estado realizando sus bestiales
experimento durante milenios, o tales historias sirven para
satisfacer alguna necesidad socio-psicológica profundamente
asentada. Hasta que se nos facilite unas evidencias médicas
más sólidas, esta última hipótesis
parece más probable.
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