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Investigación y Refutación de la Pseudociencia), institución
que edita la revista especializada “El ojo escéptico”.Para Márquez,
antes de hablar de “casas embrujadas” hay que establecer si no se trata
de un “fraude psicopatológico”. Es decir, de un fenómeno
producido por uno de los miembros de la familia aparentemente afectada.
“Es común -señaló Márquez- que el miembro
más joven de la familia, para obtener la atención de sus
padres ante lo que él considera falta de afecto, simule uno de
estos fenómenos, que son de inmediato atribuidos a un espíritu,
fantasma o el mismo diablo”. Si el fenómeno ocurre en un pueblo
que ya tiene una tradición de leyendas y supuestas apariciones,
como la “luz mala” o el célebre “Pombero” (un diablo que viola
a las mujeres a la hora de la siesta) se produce lo que Márquez
llama “el fenómeno bola de nieve”. “Todos -explica el experto- se convierten en supuestos testigos. Todos aseguran haber visto y oído algo, incluso, un mismo relato comienza a sufrir modificaciones y a agrandarse según va pasando de boca en boca”. Los rumores y la tensión social llegan a un grado tal que sucede lo inevitable: interviene el párroco del lugar. Por lo general, un sacerdote bien intencionado pero que no es un exorcista ni está preparado para detectar un posible fraude. LO PEOR QUE PUEDE PASAR |
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