Dos cuerpos decapitados por el tren aparecieron el 20 de junio
de 1972 junto a las vías de la línea Barcelona-Zaragoza,
cerca de Terrassa. Eran los de José Félix Rodríguez
Montero y Juan Turu Vallés, de 47 y 21 años, respectivamente.
Obreros textiles, habían frecuentado los círculos
de aficionados a los platillos volantes. "Los extraterrestres
nos llaman; pertenecemos al infinito", decía
la nota que se encontró en un bolsillo de la americana
de uno de los suicidas. Días después, el periodista
catalán Màrius Lleget
(1917-1988) recibía dos cartas póstumas de ellos,
una "para que se entregue en la ONU" y otra en la que
explicaban que habían "mutado" y se dirigían
al "centro galáctico".
"Fue para mí la gota que colmó el vaso",
escribió Lleget medio año después. El periodista
abandonó el asunto de los OVNIs y se refugió en
la divulgación astronómica y astronáutica,
a las que se había dedicado desde joven. "Acabó
desengañado de la ufología", afirma el cineasta
Óscar Aibar (Barcelona, 1967)
, quien, en "Platillos volantes", recrea el drama de
Rodríguez y Turu. Los actores Ángel
de Andrés y Jordi Vilches
dan vida a "dos maravillosos desgraciados", en palabras
del realizador.
"Platillos volantes"’ cuenta la historia
de dos hombres consumidos por una obsesión en la España
de finales del franquismo. Un país triste y gris es el
telón de fondo de las andanzas de la pareja de contactados
-personas que dicen mantener relación con alienígenas-
por la Cataluña rural y las sedes de asociaciones astronómicas
y de aficionados a los ovnis. "La ufología
era una puerta secreta a lo maravilloso, una manera de huir de
una realidad terrible", recuerda Aibar, quien en
su infancia "archivaba metódicamente todo lo relacionado
con los casos OVNI".
La pasión extraterrestre permitía huir de
la rutina laboral y familiar, entrar en un mundo en el
que el elegido se enfrentaba a los 'hombres de negro', que eliminaban
a todo aquél que supiera demasiado y cuya estética
vampirizaron después los hermanos
Wachowski en el agente Smith de Matrix.
Estos personajes -folclore para el puñado de ufólogos
serios que se repartía entonces entre Barcelona, Madrid,
Santander, Sevilla y Valencia- eran percibidos como una amenaza
por aficionados como Rodríguez y Turu. Aibar los ha calzado
en la trama como agentes de la Dirección General de Seguridad
franquista.
UFÓLOGOS Y ‘ROJOS’
La Policía del régimen vigilaba a las organizaciones
ufológicas como el Centro
de Estudios Interplanetarios (CEI) de Barcelona, cuya sede
sirvió en el tardofranquismo de lugar de encuentro a la
oposición democrática. A pesar de que algunos autores
han presentado a Juan Turu como miembro del CEI -en la película,
da con una clave alienígena en una portada de Stendek,
revista de la sociedad que únicamente se conseguía
por suscripción-, no sólo no hay pruebas
de ello, sino que además resultaría ilógico.
"La implicación del CEI en el caso fue nula",
explica Martí Fló,
documentalista y presidente de la entidad. Fló ha buscado
infructuosamente correspondencia de los suicidas de Terrassa en
los archivos de la asociación, la cual evolucionó
con los años hacia el escepticismo. "No hubo ningún
contacto con ellos", sentencia. Súmese a eso que,
como recuerda el antropólogo Ignacio
Cabria, autor de 'Entre
ufólogos, creyentes y contactados. Una historia social
de los ovnis en España' (1993), "los contactados
eran rechazados por los llamados ufólogos serios".
La España de principios de los años 70 era una sociedad
mucho más ingenua que la actual. Los escurridizos ovnis
salían en los periódicos, la televisión y
el No-Do, y, en Madrid, un grupo se había reunido durante
años en los bajos del café Lyon, en la calle Alcalá,
para leer los mensajes de otros mundos que recibía el contactado
Fernando Sesma. El suicidio
de José Félix Rodríguez Montero y Juan Turu
Vallés fue un mazazo para la comunidad ufológica
y, en especial, para Màrius Lleget. "Aquello
le cansó. Para él, demostraba que se estaba fomentando
la locura entre los jóvenes", recuerda Cabria. Y eso
que todavía no se hablaba de abducciones, platillos volantes
estrellados ni experimentos genéticos.
GUIÑOS DE OTROS MUNDOS
"El de los OVNI es un mundo que siempre me ha atraído
mucho", dice Óscar Aibar. El director catalán
-"muy escéptico respecto a la posibilidad de vida
inteligente extraterrestre"- ha llenado 'Platillos volantes'
de guiños a quienes vivieron "aquel mundo esquizofrénico
de la ufología de los últimos años del franquismo".
Ha echado mano de recuerdos para salpicar una comedia
dramática de referencias a revistas, asociaciones, ufólogos,
lugares de avistamientos de ovnis...
Màrius Lleget aparece al principio de "Platillos volantes"
rebautizado como 'Màrius Poyet' en un cartel anunciador
de una conferencia y, después, con su nombre real en una
escena imposible: Juan Turu lee el libro 'Ovnis y agujeros negros'
(1981), en el cual el periodista contó el caso de los suicidas
nueve años después de los hechos. "Es una especie
de homenaje", apunta Aibar. "Antes de recibir las cartas
póstumas, Lleget no tuvo ningún contacto con ellos,
al margen de una conferencia a la que asistieron en Sabadell o
Terrassa", asegura Fló, presidente del Centro de Estudios
Interplanetarios (CEI). El contactado Sesma aparece en imágenes
del No-Do y James
E. McDonald, un ufólogo que se suicidó
en 1971 y cuya muerte la leyenda atribuye a los 'hombres de negro',
en un diálogo entre los protagonistas.
Hay una alusión indirecta al CEI cuando el más joven
de los contactados deduce de una portada de la revista 'Stendek',
publicación de la asociación, el lugar del desembarco
alienígena ante representantes de las grandes potencias.
Y otra, velada, cuando el profesor Karma (Leo Bassi) -Aibar lo
identifica con el contactado italiano Eugenio
Siragusa, fundador de la secta Fraternidad Cósmica-
somete a una mujer a un viaje astral en locales del Centro de
Estudios Galácticos, ante un público entregado.
CRÍTICA A UN MUNDILLO
La Agrupación
Astronómica de Sabadell -en aquella época,
los grupos de aficionados a la astronomía acogían
a algunos ufólogos- es el cuartel general del grupo de
investigadores de ovnis del que forma parte el más joven
de los contactados, quien, grabadora en mano, investiga las apariciones
de platillos volantes en Tivissa, "un mito construido sobre
un mito", según Fló. La pareja tiene, además,
como lectura habitual la revista 'Horizonte', dirigida por Antonio
Ribera y que no es sino la edición española
de la francesa 'Planète', creada por Jacques
Bergier y Louis Pauwels para
rentabilizar el éxito de 'El retorno de los brujos' (1961).
El mundillo ufológico no sale bien parado de una película
que, "más que probar si hay vida inteligente
en otros planetas, lo que cuestiona es la existencia de vida inteligente
en la Tierra", mantiene su director. Aibar teme,
además, que hechos como los de Terrassa puedan repetirse
en cualquier momento. "Me he encontrado con muchos
'josés' y 'juanes' en Internet", afirma.
Y tiene claro que, por otro lado, "el 90% de los expertos
en lo paranormal no cree en ello".
IKER JIMÉNEZ, EL “ESCÉPTICO”
FRUSTRADO
¿Se imaginan a Iker
Jiménez expulsado, por incrédulo, a golpes de
una reunión de ufólogos? ¿A qué resulta
difícil? Pues el director de cine Óscar Aibar había
incluido a este conocido fabricante de misterios, discípulo
orgulloso de Fernando Jiménez del
Oso haciendo ese papel en una escena de "Platillos
volantes". La película está repleta de guiños
a los seguidores de los extraterrestres, pero el director
ha eliminado del montaje final la escena en la que Jiménez
iba de escéptico, porque ha molestado a los miembros del
Centro de Estudios Interplanetarios (CEI), organización
ufológica que ha evolucionado hacia el escepticismo. No
era para menos, ya que quienes en la pantalla sacudían
a Jiménez, vendedor de misterios con micrófono en
la Cadena
Ser, eran... miembros del CEI. Y eso no, eso
sí que no. El CEI era en aquella época,
aun en su credulidad, una organización seria que nada tenía
que ver con individuos como Rodríguez Montero y Turu.
Así, sus integrantes fueron los primeros en plantar
cara años después a Juan
José Benítez, de quien Jiménez
se considera heredero intelectual y que les convirtió desde
entonces en blanco de sus rastreros ataques. La aparición
de Iker Jiménez como escéptico y de los integrantes
del CEI como fanáticos disgustó tanto a Fló
que escribió una carta de queja al director de "Platillos
volantes" y luego contó la historia en 'Papers
d'Ovnis'. Aibar, con buen tino, ha guardado en un cajón
la incursión cinematográfica del 'misteriólogo'
camuflado y, supongo, encantado con el lavado de imagen que podía
proporcionarle la pantalla grande.
Primera Publicación: El Correo,
6 de noviembre 2003 y Magonia.
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Juan
José Benítez
ENLACES EXTERNOS
'Platillos
volantes' Página Oficial
Centro de
Estudios Interplanetarios (CEI)
Stendek
Fundación
Anomalía
'Entre
ufólogos, creyentes y contactados. Una historia social
de los ovnis en España' (1993)
James
E. McDonald
Iker Jiménez
Agrupación
Astronómica de Sabadell
Iker Jiménez en “Cadena Ser”
Juan José
Benítez
Fló,
Martí. Papers d’ Ovnis 'El Correo'
'Magonia
Página
de Luis Alfonso Gámez
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