[PROFECÍAS]

EL SECRETO OCULTO DETRÁS
DE "EL CÓDIGO DE LA BIBLIA"
Por Mariano Moldes

Un grupo de matemáticos israelíes analizó los textos originales del Antiguo Testamento con un programa de computación y Michael Drosnin, periodista de The Washington Post, publicó un libro donde afirma que la misma técnica le reveló que en la Biblia se encuentra codificada la historia pasada, presente y futura de la humanidad.

En este artículo y sus notas relacionadas (ver en el margen derecho) originalmente publicado en la revista argentina Descubrir, Moldes nos cuenta la historia que hasta entonces nadie, o casi nadie, había contado sobre la controversia alrededor del pretendido descubrimiento bíblico y expone el verdadero veredicto de matemáticos, estadísticos y teólogos.


“El Código Secreto de la Biblia me asustó. Ahora ya sé por qué odio la religión y las matemáticas”

(comentario de una lectora)

“La Biblia contiene inquietantes mensajes codificados sobre importantísimos hechos históricos”. Este anuncio escalofriante no proviene de un profeta entre tantos sino de Michel Drosnin, un periodista estadounidense que tiene un bien merecido prestigio como redactor de "The Washington Post" y "The Wall Street Journal". El Código Secreto de la Biblia, tal el título de su libro, figuró en la lista de best sellers del "Times", de "The New York Times" y en la de los principales periódicos de todo el mundo. La Warner Brothers, a la que ningún éxito se le escapa, enseguida compró los derechos para llevarla al cine.

En su libro, Drosnin arriesga su reputación para afirmar que el texto sagrado más importante de Occidente, decodificado mediante un análisis informático, posee un carácter predictivo. Luego de procesar el texto hebreo del Antiguo Testamento, el periodista anunció haber descubierto una fórmula más matemática que mágica gracias a la cual puede asegurar que en los cinco primeros libros de la Biblia aparecen claras referencias a la elección de Bill Clinton y al asesinato del primer ministro israelí Yithzak Rabin. No conforme con eso, afirma haber decodificado acontecimientos que todavía no sucedieron, como la muerte de Benjamin Netanyahu, sucesor de Rabin, que según Drosnin también será asesinado, y el vaticinio de la Tercera Guerra Mundial, que “estallará en el año 2006”.

ANTES DEL CODIGO
En la Edad Media, algunos teólogos judíos sugerían que, como el Antiguo Testamento era la encarnación de la palabra de Dios, la disposición de aquel texto guardaba una directa relación con las cosas del mundo. Esta doctrina fue el fundamento de una serie de disciplinas conocidas como Kabbalah (de donde deriva la palabra castellana “cábala”), que consistían en el examen de textos bíblicos para comprender la trama del Universo, o modificarlos a fin de influir sobre la realidad. Según la leyenda, ciertos cabalistas llegaron a obrar milagros (como la creación de un hombre artificial, el mítico Golem) gracias a su luminosa comprensión de la palabra sagrada. Ese es, pues, el origen de la tradición según la cual Dios insertó enseñanzas codificadas a través de la transcripciones de sus mensajeros.

LOS CHIPS DE LA FE
En 1994, los científicos israelíes Doron Witztum (físico), Yoav Rosenberg (informático) y Eliyahu Rips (matemático) difundieron un trabajo que revitalizó la controversia. Los autores se plantearon la siguiente pregunta: ¿Se puede, mediante un análisis estadístico de la proximidad de palabras relacionadas, descubrir una estructura que confirme un significado? Con esta consigna, el grupo decidió analizar el material obtenido del Libro del Génesis mediante lo que llamaron Secuencia de Letras Equidistantes (SLE) o “códigos de salto”: un programa de computación representaba al texto hebreo original como una ristra de caracteres sin separación entre palabras, formando una espiral desplegada sobre la superficie de un cilindro. Descubrieron que si variaban la cantidad de letras por espira, y examinaban las columnas de caracteres resultantes, era posible hallar nombres y fechas relevantes en la historia israelita.

En su articulo, que publicaron en la revista "Statistical Science", los matemáticos anunciaron haber encontrado los nombres de 32 rabinos “moderadamente famosos”, con sus respectivas fechas de nacimiento y muerte, en el Tora o libro de la Ley, como conocen los hebreos al Antiguo Testamento de los cristianos. El hallazgo consistía, en síntesis, que la probabilidad de que estos datos estuvieran más cerca de su respectivo nombre era más alta de lo que cabría esperar por azar.

Esa fue la idea que recogió Drosnin, quien había conocido a Rips durante una entrevista. En aplicaciones posteriores de su programa, Rips le mencionó haber descubierto una profecía del asesinato del premier israelí, Yithzak Rabin. Drosnin le envió a Rabin una carta para prevenirlo. Pero la advertencia cayó en saco roto: el político –fatalista, valiente o, más probablemente, escéptico- no le hizo caso. Azorado por lo que creyó un pronóstico sensacional, el periodista siguió explorando la Biblia en busca de mensajes ocultos con un procedimiento matemático inspirado en el de Rips pero... mucho más flexible. Ese fue el gérmen de El Código Secreto de la Biblia, cuya traducción al español se conoció a fines de 1997. El libro desató una polémica mundial, que ahora cobra actualidad a partir del apasionante –y creciente- número de seguidores y del incesante caudal de críticas que comenzaron a surgir de las filas de matemáticos, estadísticos y teólogos.

¿CIENCIA O DIVERSION?
El trabajo en el que se inspiró Drosnin es, ante todo, gimnasia técnica. Esa es la razón en la que se basa "Statistical Science", revista especializada en estadística matemática, para justificar el hecho de haber aceptado el artículo. “Esperamos que el material que contienen los artículos que se nos envía sea correcto, pero también intentamos publicar aquellos que resulten divertidos para los estadísticos”, aseguró Robert Kass, responsable de aprobar las notas en cada publicación.

Para Barry Simon, profesor de Matemáticas Física Teórica del Instituto de Tecnología de California, aquel trabajo no demuestra la existencia de mensajes cifrados deliberadamente en la Biblia. “No es científico desde el momento en que sus autores no especificaron criterios que permitan poner a prueba la hipótesis de la cual partieron”. Si bien Drosnin no se cansa de invocar a los matemáticos israelíes, disimula el hecho de que lo separan importantes diferencias de criterio con ellos.

Drosnin no tiene convicciones religiosas, y cree que las “decodificaciones” que suponen predicciones relevantes para la Humanidad no fueron introducidas por Dios sino por una inteligencia “poderosa aunque no omnipotente” sobre la que evita teorizar. Los miembros del equipo de Rips, en cambio, son religiosos y están plenamente convencidos de que la Biblia tiene un código secreto que refleja la trama de la realidad. Esta idea se contradice con la noción de la Biblia como oráculo providencial: si fue codificada por Dios, los mensajes son infalibles. En la medida en que constituyeran advertencias, posibilitarían acciones humanas tendientes a evitarlas. ¡Pero así perderían su carácter profético! A los matemáticos jugetones -todos gente de fe- les alcanza con reivindicar la tesis según la cual las Sagradas Escrituras guardan una correspondencia misteriosa con la trama del Universo. Por este motivo deploran la cruzada de Drosnin, a la que califican como “sensacionalista”.

MIL INTENTOS Y UN INVENTO
La tarea de Rips y sus colaboradores no es impecable. El físico estadounidense David E. Thomas hizo un interesante experimento, que consistió en aplicar la misma técnica a una versión inglesa de la Biblia. Obtuvo coincidencias llamativas, como el cruce de “UFO” (OVNI en inglés) con “Roswell” (localidad de Estados Unidos donde según la leyenda se estrelló un plato volador). Para Thomas, el hebreo bíblico es ambiguo: las vocales no se expresan y deben ser inferidas, lo que deja mucho margen para encontrar coincidencias; también influye el hecho de que muchos conceptos modernos no existían en el hebreo antiguo (por ejemplo, la palabra “jefe” se interpreta como “presidente”).

Las objeciones de Barry Simon van más lejos: los cálculos de probabilidad de Rips no tienen ningún valor porque son interpretaciones basadas en demasiado supuestos.

Las afirmaciones sobre la probabilidad de descubrir hechos concretos (por ejemplo, en el caso del hallazgo de nombres o datos codificados en las Escrituras) tienen sentido sólo si se enuncian antes de que el hecho se produzca.

En otro estudio crítico, los matemáticos Dror Bar-Natan y Brendan McKay demuestran que el equipo de Rips jugó con los criterios de selección de muestras de los nombres a incluir en su búsqueda. Se incluyeron algunos que no cumplían con las condiciones y otro fueron directamente modificados. Todas estas alteraciones habrían tenido efectos decisivos sobre los resultados estadísticos.

ELECCIONES CAPRICHOSAS
Algunos esgrimen otra objeción: hay más de un texto en hebreo del Antiguo Testamento. Entonces, los partidarios cuentan con dos estrategias posibles, y de ambas salen bien parados. Si el texto usado es el que da los mejores resultados, puede preverse que Dios cifró el código allí donde los investigadores lo buscarían. Si usando la otra versión los resultados son mejores, serán esos los que se exhibirán triunfalmente.

Los simpatizantes de Drosnin argumentaron que cuatro matemáticos judíos de primer nivel, los doctores Joseph Bernstein, Hillel Furstenberg, David Kazhdan e Ilya Piatetski-Shapiro, avalaban los resultados. Pero dieron a conocer una carta donde manifestaron que “lo encontraban interesante” e instaban a “seguir trabajando”. Kazhdan protestó contra el uso de esos comentarios como un aval, y Rips estuvo de acuerdo en que esos científicos no respaldaron su postura.

En el caso del asesinato de Yithzak Rabin, cabe tener en cuenta que el riesgo era muy probable dado que Rabin había desatado la ira de muchos fundamentalistas al iniciar el proceso de paz con sus concesiones a los palestinos. También halló indicios de que un terremoto sacudirá California en el año 2010 (es una zona de alta actividad sísmica) y que en el 2126 la Tierra será visitada nuevamente por el cometa Swift-Tuttle (de acuerdo con los cálculos de los astrónomos) . Sin embargo, Drosnin no sólo vaticinó obviedades: también anticipó un desastre nuclear para Israel en 1996. Pero este pronóstico falló, y recurrió al viejo truco de rehacer los cálculos, hasta que se le ocurrió una excusa apropiada: se había adelantado diez años.

En cualquier caso, la Biblia se disfruta por sus enseñanzas morales y de vida, y este tipo de análisis, en el mejor de los casos, probablemente sólo contribuyan a distanciar al creyente de su texto sagrado.

Primera publicación: Revista “Descubrir” Año 8 N° 87. Buenos Aires, octubre de 1998 © Mariano Moldes

ENLACES EXTERNOS
Scientific Refutation of the Bible Codes (en inglés)
¿Moby Dick anticipó la muerte de Martin Luther King? (en inglés)
Un típico artículo favorable al Código de la Biblia está en Alerguía.



 

 

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