"Todo el mundo,
sabiéndolo o no, espera a Maitreya". Ese nombre, extraño para muchos, asegura Martín
Jankowsky, no es lo importante. "Lo que todos esperamos
es la llegada de quien los cristianos conocen como Cristo.
Pero Maitreya no pertenece a una religión: le pertenece a
la Humanidad". Jankowsky, 33 años, escultor y empleado en
un mercado chino, es uno de los responsables de que Maitreya,
o por lo menos su nombre, haya empezado a dejar de ser tan
extraño en Buenos Aires.
Hacia
mediados de 2002 empezaron a verse dos afiches contrapuestos
en semáforos, postes de luz y otros rincones de la ciudad.
En uno de esos carteles, del que Jankowsky se hace cargo,
se veía la huella de una mano con un mensaje New Age: "Es
inútil resistirse al gran imán que impulsa todo hacia adelante
en su sendero de perfeccionamiento. Cuando Maitreya y su
grupo caminen libremente entre los hombres, mucho se revelará
de las leyes que gobiernan la vida..." En el otro, con
una foto de un señor barbado, una esvástica y violentos negros
y rojos, se anunciaba que Maitreya era el "maldito anticristo"
y -entre expresiones como "la marca de la Bestia", "profecías"
y "Estados Unidos, la ramera"- se invitaba a unas charlas
gratuitas en San Telmo donde se prometía más información.
Esta guerra
de afiches, tan
ajena a las preocupaciones diarias del porteño, revelaba que
hay quienes, con alegría o temor, esperan la llegada de alguien
cuyo nombre no suena familiar en la Argentina pese a tener
miles de seguidores y detractores alrededor del mundo. Porque basta colocar la palabra "Maitreya" en un buscador
de Internet para sentirse abrumado por la cantidad de información
contradictoria que circula sobre la misma figura. Pero aquí y ahora, ¿a quién le importa Maitreya?
Quienes
lo esperan con optimismo aseguran no pertenecer a ninguna
organización en particular, aunque sí suelen juntarse "para
difundir la noticia" y hacer meditación de transmisión. En
este tipo de prácticas, según Beatriz, en cuyo departamento
se reúnen, "nos convertimos en tubos de luz donde trabajan
los maestros ascendidos a través nuestro; ellos saben
adónde van a enviar esa energía que se destina al servicio".
Durante estas sesiones de meditación, a las que acuden desde
una empleada de seguros hasta una cantante de ópera, suelen
visualizar a Maitreya y sentir "su fuerte presencia".
CONEXIÓN MAITREYA
"Si mi familia y mis amigos no me conocieran, pensarían que estoy loco. Como
me conocen, piensan que soy un enigma", dice Jankowsky. Tanto él como otros que esperan la llegada de Maitreya (en forma
"inminente"... desde 1977, cuando según afirman encarnó físicamente)
provienen de diversas religiones, o de ninguna: "Mi papá,
cuando tocaban el timbre los evangelistas, les gritaba con
placer: "¡Soy ateo! ¡Soy comunista!". Hasta los
20 años, mi relación con la religión fue bastante crítica".
Hoy, Jankowsky es "la conexión Maitreya" en la Argentina y
quien centraliza la mayor información sobre el tema.
Se supone que el Maitreya Buddha que esperan hace siglos los budistas es el mismo
que los cristianos llaman Cristo, y los judíos, Mesías;
los hindúes, mientras tanto, aguardan la llegada de Krishna,
y los musulmanes, la del Imán Mahdi.
Todos serían diferentes nombres para una misma energía
o conciencia, si se habla con quienes esperan a Maitreya.
Ellos dirán además que este "Cristo" ya ha encarnado en
un pakistaní que vive y trabaja en las afueras de Londres,
como uno más, en una ubicación no determinada. Desde allí,
realiza también su labor de avatar y aguarda el momento
oportuno para emerger ante la humanidad. En su momento, brindaría un mensaje a los medios que
sería transmitido a todo el mundo en todos los idiomas...
en forma telepática
(lo que lleva a preguntarse para qué podría necesitar utilizar
los medios). ¿Su misión? Allí es donde se mezclan los objetivos
espirituales con los políticos.
Benjamin Creme, un artista escocés septuagenario,
es el vocero oficial de Maitreya, quien le transmite mensajes
para que él los difunda. Así, prepara al mundo para la llegada
del Cristo. En sus declaraciones se confunden las ideas políticas
con las religiosas: "Él nos hará ver que nuestra vida política
y económica tiene que cambiar completamente de dirección y
convertirse en la actividad espiritual que es en esencia".
Según él, Maitreya no
viene principalmente como líder espiritual, sino como un educador que alentará cambios políticos, económicos y sociales. Terminar
con el hambre sería su prioridad. Porque, tal como explica
en "mensajes telepáticos" a Creme, el hambre es una sinrazón
en un mundo que tiene sobrada capacidad para alimentar a todos
sus habitantes y no lo hace sólo por razones políticas, sociales
y económicas, causantes de la pobreza. Esto constituye, en
su opinión, una de las mayores amenazas a la paz mundial.
Los mensajes que comunica Maitreya están relacionados no sólo
con lo espiritual sino también con una variedad de temas como
el medio ambiente, la delincuencia, la drogadicción y las
fuerzas del mercado. Un todo coherente, según sus seguidores.
LAS REVELACIONES BÍBLICAS DE VALENTI
"¡Esto se termina y es mañana!", desata con tono apocalíptico
Ariel Valenti, "el caminante de
la palabra". El frío y la humedad invernales penetran hasta
los huesos en la casa chileno-argentina ubicada en Bolívar 6...6...¡8!
El hombre que vocifera tiene alrededor de 50 años y asegura
pertenecer a "la Iglesia original de Pedro y Pablo". No se ata
a ninguna estructura ni organización y presenta a Maitreya como
"hijo de Satanás".
Escuchan a Valenti unas cincuenta
personas, en su mayoría calmas y sin interrumpir, incluso
cuando explica en una pizarra un "Diagrama del Fin de los
Tiempos" que es como para correr a tirase de un balcón. Las cosas se darían más o menos así, expone Valenti: Estados Unidos (o "la Bestia
del Apocalipsis de San Juan"), de mano George Bush Jr.
(un "decrépito hijo de Satanás"), junto a otras diez naciones
que lo acompañarán en el 2006, llevará al mundo al desastre
bajo la consigna "Paz y Seguridad". Mientras tanto, "se prepara
la estrategia de Satanás para marcar a la humanidad y llevarla
a la muerte: ¡no acepten la Marca de la Bestia, el 666,
que es la colocación del biochip!"
El código de barras no es sólo para los
productos del supermercado, observa Valenti: a quienes se
desvíen del buen camino y acepten marcarse les será implantado un biochip de litio,
por lo que quedarán marcados cual paquete de fideos. Gracias
a ese dispositivo, continúa, toda la humanidad podrá ser monitoreada
desde satélites. Lo peor, sin embargo, viene después: el
litio causará pústulas y todos reventarán. Bueno, no todos:
los que se nieguen a esta marca y sigan a los profetas Enoch
y Elías, que bajarán para rescatar a la humanidad, se podrán
salvar.
Todo esto comenzaría con un par de acontecimientos
mundiales: la firma de la paz en Medio Oriente, la muerte
o renuncia del Juan Pablo II, a quien sucederá un falso
Papa ("un Papa negro, espiritualmente") que reconocerá a Maitreya
como Cristo, pese a ser su antítesis.
Las fechas exactas en que todo esto ocurriría son bastante
elásticas, sin embargo. Valenti baraja varias posibilidades y no se termina
de jugar, pero lo que le parece ineludible es el Apocalipsis:
año 2009, cuando se terminaría el mundo moderno.
Hace unos años, Oscar
Gerometta, un ex sacerdote católico "especializado en
sectas", había sido advertido acerca de un grupo en gestación,
autodenominado "Cristianos Prístinos", liderado por el mismo
Ariel Valenti y su esposa, quien jugaba el papel de "Oráculo".
Gerometta describe a Valenti como un ex trabajador de la
industria editorial que empezó a formar un grupo que, en sus
comienzos, sólo se dedicaba a la oración. De a poco, sin
embargo, "el caminante" fue designando líderes que "ungía" como
sacerdotes y terminó estableciendo categorías de "fieles" y
"caídos".
Ahora,
Valenti se jacta de carecer de organización: "Es que donde
se junta gente, Satanás coloca el huevo, que trae la corrupción
y los problemas personales". Siente que en Internet se publicaron
"difamaciones" sobre él y que hasta se argüía que intentaba
formar un grupo... suicida. "¡Es para llorar!", musita.
Su actividad actual parece centrarse en la difusión de sus
"revelaciones", por dos vías: conferencias en diferentes
puntos del país, y la distribución de nueve libros
que no pudo sino escribir porque "el espíritu santo" así se
lo pidió. "Me tocó a mí, qué voy a hacer", dice resignado.
Valenti
enfrenta a quienes sostienen la idea de Maitreya porque todos
los términos que ellos utilizan ("libre albedrío", "nueva
era" y un concepto de un dios universal) se contraponen a
su interpretación de la Biblia y su visión del fin del mundo.
Curiosamente, Ariel Valenti se adelantó
a los acontecimientos o... los precipitó: lanzó su campaña
callejera donde denunciaba al "Anticristo Maitreya" antes de que Jankowsky comenzara la pegatina opuesta, aquella
en la que anunciaba su advenimiento. "Para ser honesto
-dice Martín- (los afiches de Valenti) me decidieron a poner
mis carteles..." Nunca fue a sus conferencias. Pero "un amigo
audaz" fue por él y de lo que le contó, concluye: "Siempre
hay algún fanático señalando a algún anticristo en el mundo".
DEL APOCALIPSIS NO SE HABLA
"¿Cómo puede ser que hasta las piedras de nuestro país
no lo comenten, de la mano de los sacerdotes, que va a haber
fin del mundo? ¡Este es el desafío de Ariel Valenti!", increpa
el orador, hablando de sí mismo en tercera persona. Su "misión
pública" -explica- se romonta a tres años, cuando comenzó a
predicar.
Hay entre ambos grupos otra curiosa coincidencia.
Los que esperan a Maitreya también sienten que no se está
hablando de lo que se debería. Las apariciones del Cristo
en distintos puntos del planeta son casi semanales (incluidas
algunas en la Argentina: Bahía Blanca el 30 de abril de 2000,
Buenos Aires el 22 de octubre de 1995). Sin embargo, los
medios, según Creme, temen tratar la noticia: "it's too
"hot'" (es demasiado "caliente"). Aunque sí se han
publicado fotos donde presumiblemente Maitreya aparece acompañando
a Creme en sus presentaciones públicas. También circula
en Internet una imagen de su aparición en Nairobi, Kenya,
en 1988. Lo desconcertante es que sus seguidores sostienen
que desde los '80 Maitreya aparece en los medios, en grandes
cadenas como CNN, por dar un ejemplo. "Hay entrevistas. Probablemente
él no diga su nombre. Está en nosotros el trabajo de reconocerlo".
Por otro lado, si se les pregunta si existe alguien en este
momento (líder político o espiritual, por caso) en cuyo discurso
pueda reconocerse a Maitreya, la respuesta es un unánime y
contundente "¡No!".
Sin embargo, creen que hay signos
e insisten en que está en cada uno el interpretar lo que ellos
denominan "señales de la presencia de Maitreya en el mundo".
Mientras sus detractores opinan que él anuncia el fin
de los tiempos y equivale al diablo, sus seguidores
ven que con él se inicia "una era de milagros" en acontecimientos
cotidianos de difícil explicación. Por ejemplo, los círculos
de cereal , imágenes que lloran lágrimas de sangre, figuras de ángeles o vírgenes que aparecen
espontáneamente en paredes o fotos: todo indicaría que "el
Emerger" -como lo llaman- se acerca. Incluso en estos tiempos
de gran conmoción internacional, los partidarios de
Maitreya ven esperanza porque creen que en la reacción mayoritaria
de la gente en marchas pacifistas, "se podría encontrar
a Maitreya con un u otro disfraz, desempeñando el papel del
pueblo y hablando en su nombre. Su energía de amor impregna
estas reuniones de los justos y les inspira a seguir esforzándose".
Para los escépticos, sin duda, harán falta
señales claras y concretas y una aparición palpable. Aun así,
autoproclamarse Cristo no es suficiente para los que no creen.
Y para los creyentes todo se reducirá, como siempre, a una
cuestión de fe.
Viviana Giménez. © Exclusivo para Dios!
Abril 2003
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