Hay una veintena de personas, de entre 18
y 60 años, en esta casona acogedora aunque algo fría en aquella
noche de abril que nos encontró en un quincho techado. Fueron
suficientes las sillas, dada la escasa cantidad de gente, pero
de haber venido más, sobraban los almohadones para desparramar
por un piso alfombrado como se pudo, con pedacitos aquí y allá.
Hay un retrato sonriente de Sai Baba, y un mini-poster con una cruz de luz, señal
entre tantas del inminente emerger de Maitreya del que Jankowsky
vino a hablar.
"¿Para cuándo podemos esperarlo?", se angustia
un hombre que cree que la respuesta será de miles de años, años
cósmicos, años luz. "Durante la encarnación de Benjamin
Creme", es la respuesta que alivia. Jankowsky basa sus
respuestas en la información de este artista escocés, el único
que mantiene comunicación telepática con Maitreya que aquél
reinterpreta con su Maestro. Las palabras de Jankowsky son
claras y sin arrogancia. Se presenta como un igual a uno que
sólo se diferencia por, quizás, haber leído un poco más sobre
el tema. Destaca: "No hay que actuar nunca como un fanático
al difundir la noticia. Sólo mostrémosles a nuestros hermanos
que Maitreya vive, que el hijo del hombre regresó al mundo para
cambiarlo a través de los hombres". La noche anterior a
las elecciones presidenciales, cuyos resultados inciertos llenan
de angustia a los argentinos, Jankowsky subraya: "La expectativa
misma ya es un cambio de dirección. La esperanza es revolucionaria".
Maitreya es presentado no como un instructor
religioso, sino espiritual, que impulsará cambios en todos los
órdenes: político, social, económico. Cuenta Jankowsky que
Maitreya suele aparecérseles a líderes de todo el mundo: se
habría presentado ante Sadam Hussein
durante la Primera Guerra del Golfo, y hasta George
W. Bush, dice, mandó emisarios para consultarlo antes
de perpetrar su ataque a Irak. Hasta ahora, al parecer, ha
podido más la energía del mal.
"Estamos muy confundidos", consulta un joven
de unos escasos 20 años, "porque estuvimos en una conferencia
donde decían que Maitreya era el Anticristo". "El Anticristo",
aclara Jankowsky, "fue Hitler. Fue una energía del mal que causó millones de
muertes". Luego de la Segunda Guerra Mundial, agrega, era cuando
Maitreya pensaba emerger. Eso no sucedió por motivos que seguramente
escapan a la comprensión de cualquiera en la sala. Pero la
buena noticia que Jankowsky tiene para dar es que ese emerger
es inminente, y que todos (todos) en todo el mundo recibirán
un mensaje telepático de Maitreya en su propio idioma y podrán
ver su imagen en la televisión, cuyas señales transmitirán en
cadena mundial.
"Muchos se van a sorprender", acota una mujer
del público, contenta quizá de que hasta el más escéptico, en
esa circunstancia, va a tener que aceptar al Mesías. Una vez
presente, no "desencarnará" por unos 2150 años (la era de Acuario
en la que vivimos). Jankowsky señala la importancia de Maitreya
para todas las religiones que, en su opinión, terminarán fundiéndose
en una.
"Ya está esa tendencia", comenta una mujer en
la sala. "En Bahía Blanca se están haciendo servicios con representantes
de diferentes religiones. Se vio esto también en la Carpa de
la Paz en Plaza de Mayo, donde estaba representada la religión
católica, judía y musulmana".
Luego de dos horas de presentación y preguntas,
el público se retira llevando consigo fotos de la mano de Maitreya
(que tendría propiedades curativas para el cuerpo y el alma)
e información sobre su emerger. Han escuchado esta noche también
que, según Creme, el alma de la Argentina pertenece al sexto
rayo, lo que indica idealismo abstracto, devoción y sacrificio:
la misma que tenía Jesús. Esa noche de reflexión, previa a
elecciones nacionales, tal vez los ayudó a tomar una decisión.
Viviana Claudia Giménez. Exclusivo para Dios!
© Abril 2003
BIOGRAFÍAS RELACIONADAS
Viviana
Claudia Giménez
Martín Jankowsky
Maitreya
Maestro Moria
Virgen María
Sai Baba
Benjamin Creme
Sadam Hussein
George W. Bush
Hitler