En primer lugar, sobre lo que he leído sobre la
ingestión de la ayahuasca, deduzco que el interés del tema se
puede resumir en los siguientes puntos:
- lo que puede enseñar sobre determinados
aspectos del funcionamiento del cerebro, desde cuestiones
neuroquímicas muy específicas hasta otras más complejas, como
la generación de imaginería mental escenificando un
"viaje" del sujeto (una situación que se
da en el caso de las llamadas "experiencias fuera del cuerpo"
o "viajes astrales", algunas "abducciones",
etc.; la interpretación literal de estas experiencias como "auténticos"
viajes en ésta u otra realidad paralela parece fuera de lugar
a falta de evidencias sólidas en ese sentido).
- su utilidad terapéutica, pero siempre
que su ingestión se realice bajo ciertas condiciones,
por ejemplo, la tutela de algún experto capaz de conducir la
sesión en la dirección adecuada. Entiendo que no estaríamos
hablando de una panacea terapéutica sino de un instrumento más,
que debe ser utilizado convenientemente.
En segundo lugar, un apunte sobre relativismo
cultural o algo que se le parece. Hablemos de los jíbaros
[N. del E.: actualmente denominados shuar], una cultura
de consumidores de ayahuasca.
Hay quien opina que un pueblo capaz de
servirse de determinadas sustancias para dotarse de toda una
serie de (supuestas) facultades paranormales, como la curación
o la visión a distancia, que les ayudan a sobrevivir en un entorno
hostil, no puede considerarse un pueblo primitivo.
Bien, quizás desde un punto de vista cultural podamos hablar
simplemente de que su cultura y la nuestra son culturas diferentes,
sin entrar en juicios de valor. Pero desde el punto de vista
de la capacidad de manejar y manipular la realidad -la de "carne
y hueso", para entendernos-, es obvio que las sociedades
tecnificadas llevan considerable ventaja. En estas últimas,
la medicina científica y las telecomunicaciones son
hechos demostrables, mientras que sobre los poderes mágicos
de los jíbaros sólo podemos plantearnos dudas. Y si
alguien me habla de la superioridad espiritual de las gentes
de un pueblo en contacto con la naturaleza y con acceso a planos
de realidad que los occidentales ni siquiera llegamos a imaginar,
sólo les recordaría el endiablado estilo de vida que
han estado llevando los jíbaros, con sanguinarias "vendettas"
casi cotidianas. Eso sí, sin utilizar las armas de
destrucción masiva que nuestras sociedades han ido perfeccionando...
SOBRE LAS DISTINTAS CONCEPCIONES DE LA
REALIDAD
Todo esto ya estará dicho, y mucho mejor dicho que aquí (...),
pero no quería dejar de mencionarlo. El azar, ¿es una
conquista moderna? Pasé por alto que una de
las brechas entre pensamiento mágico (en sus mil variantes -primitivo,
religioso, paranormal, "conspiranoico"...-) y pensamiento
racionalista (moderno, científico...), tiene mucho que ver con
el concepto del AZAR y su papel en la interpretación de la realidad.
El tema conlleva al menos dos niveles, uno "cotidiano",
que puede manejarse a nivel de probabilidades, y otro más "trascendental"
donde entramos en el terreno de la fe. Intentaré explicarlo
a continuación.
A nivel "cotidiano", el concepto de
azar, la idea de coincidencia casual... es algo que debe aprenderse.
A este nivel, en la diferencia entre pensamiento mágico y pensamiento
racional hay un factor de ignorancia.
Supongamos que el chamán de la tribu X realiza
un rito con la pretensión de adivinar el sexo del niño que aún
está por nacer. Sus correligionarios observan que muchas veces
acierta. Es posible que para ellos no exista la noción
de "acertar algo por casualidad" y que desconozcan
la idea de probabilidad, limitándose a constatar los aciertos,
pero no como tales, sino como auténticas videncias del futuro.
Lo primero que hará un observador racional e informado será
preguntar qué proporción de aciertos consigue el chamán. ¿Una
de cada dos veces? Eso lo puede hacer cualquiera, es el resultado
esperable por azar, es lo que ocurriría si él mismo se pusiera
a pronosticar... Pero ese experimento o pirueta mental, ese
"lo que ocurriría si..." puede ser demasiado sutil
para los aborígenes y -si lo quisiera ilustrar haciendo unas
cuantas pruebas- lo único que posiblemente conseguirá
es que lo consideren a él mismo un verdadero chamán cuando
se fijaran en los aciertos...
EN MATERIA DE FE NADA ES AZAR
No obstante, creo que sería posible llegar a transmitir la idea,
apoyándose en ejemplos y pruebas prácticas. Pero aún en sociedades
donde la noción de azar, probabilidad, etc. está plenamente
asumida, puede llegar a ser cuestionada en favor de relaciones
causa-efecto extraordinarias. Por ejemplo, cuando el
sujeto se ve afectado por sucesos improbables, especialmente
si en medio hay una carga emocional importante. A alguien
que soñó con ataudes la víspera del fallecimiento de su padre
debe de ser difícil convencerle con argumentos probabilísticos
de que pudo ser una casualidad y no necesariamente una premonición.
Al menos hay otro nivel, como decía antes, donde
la aceptación del azar marca la diferencia. Es más
"trascendental" y viene condicionado por la
fe del sujeto. No hay forma de resolverlo
experimentalmente. Un par de ejemplos: si al vecino de la choza
de al lado le ha mordido una serpiente mientras salía a cazar
es porque los espíritus de los antepasados están ofendidos por
su conducta. Si el vecino del apartamento de al lado se ha quedado
sin trabajo es porque Dios lo ha castigado por esto o por lo
otro. La consigna es: NADA ES AZAR. A veces se puede llegar
a un refinamiento extremo y perverso: "Soy una persona ejemplar
y sin embargo me he quedado sin trabajo, eso es que Dios desea
someterme a una dura prueba, Su voluntad es inescrutable..."
Hay ejemplos similares en otros campos, no necesariamente
en el de la religión. Podríamos hablar indistintamente de situaciones
auspiciadas por dioses, espíritus, poderes terrenales en la
sombra, extraterrestres... El pensamiento conspiranoico no admite
casualidades.
Para un racionalista, el ascenso del azar,
el reconocimiento de la contingencia, supone una liberación
de la esclavitud que supone la búsqueda de causas últimas.
¿Para qué complicarse la vida innecesaria, injustificadamente?
Los no-racionalistas no coincidirán: donde los racionalistas
ven una liberación, no habría más que una simplificación
excesiva, una ingenua e indolente ceguera, el vacío, el sinsentido...
Pero -podemos preguntarnos-, ¿pretender encontrar siempre la
"causa", el motivo de todo lo que sucede y atribuir
intencionalidad a todo lo que nos rodea, ¿no sería ésa
la simplificación flagrante, la postura más simplista e inmadura?
Con todo, reconozco que nada impide que un profesor
de matemáticas pueda creer en el destino y en que Alguien
guía sus pasos...
* Publicado en Dios!
con autorización del autor. Mensaje enviado al la lista de correo
de la Fundación
Anomalía bajo el Asunto: [anomalist] "Sobre el ayahuasca
y otras cuestiones".
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