[OPINIÓN II]

¡ LLÉVENME CON SU DEALER ! (PARTE II)
Por Manuel Borraz Aymerich
El estudio de la ayahuasca puede iluminar aspectos poco conocidos la química del cerebro y explicar la génesis de las llamadas "experiencias paranormales". También permite reflexionar sobre el relativismo cultural y el significado del azar para un creyente y para un racionalista.

 

En primer lugar, sobre lo que he leído sobre la ingestión de la ayahuasca, deduzco que el interés del tema se puede resumir en los siguientes puntos:

- lo que puede enseñar sobre determinados aspectos del funcionamiento del cerebro, desde cuestiones neuroquímicas muy específicas hasta otras más complejas, como la generación de imaginería mental escenificando un "viaje" del sujeto (una situación que se da en el caso de las llamadas "experiencias fuera del cuerpo" o "viajes astrales", algunas "abducciones", etc.; la interpretación literal de estas experiencias como "auténticos" viajes en ésta u otra realidad paralela parece fuera de lugar a falta de evidencias sólidas en ese sentido).

- su utilidad terapéutica, pero siempre que su ingestión se realice bajo ciertas condiciones, por ejemplo, la tutela de algún experto capaz de conducir la sesión en la dirección adecuada. Entiendo que no estaríamos hablando de una panacea terapéutica sino de un instrumento más, que debe ser utilizado convenientemente.

En segundo lugar, un apunte sobre relativismo cultural o algo que se le parece. Hablemos de los jíbaros [N. del E.: actualmente denominados shuar], una cultura de consumidores de ayahuasca.

Hay quien opina que un pueblo capaz de servirse de determinadas sustancias para dotarse de toda una serie de (supuestas) facultades paranormales, como la curación o la visión a distancia, que les ayudan a sobrevivir en un entorno hostil, no puede considerarse un pueblo primitivo. Bien, quizás desde un punto de vista cultural podamos hablar simplemente de que su cultura y la nuestra son culturas diferentes, sin entrar en juicios de valor. Pero desde el punto de vista de la capacidad de manejar y manipular la realidad -la de "carne y hueso", para entendernos-, es obvio que las sociedades tecnificadas llevan considerable ventaja. En estas últimas, la medicina científica y las telecomunicaciones son hechos demostrables, mientras que sobre los poderes mágicos de los jíbaros sólo podemos plantearnos dudas. Y si alguien me habla de la superioridad espiritual de las gentes de un pueblo en contacto con la naturaleza y con acceso a planos de realidad que los occidentales ni siquiera llegamos a imaginar, sólo les recordaría el endiablado estilo de vida que han estado llevando los jíbaros, con sanguinarias "vendettas" casi cotidianas. Eso sí, sin utilizar las armas de destrucción masiva que nuestras sociedades han ido perfeccionando...

SOBRE LAS DISTINTAS CONCEPCIONES DE LA REALIDAD
Todo esto ya estará dicho, y mucho mejor dicho que aquí (...), pero no quería dejar de mencionarlo. El azar, ¿es una conquista moderna? Pasé por alto que una de las brechas entre pensamiento mágico (en sus mil variantes -primitivo, religioso, paranormal, "conspiranoico"...-) y pensamiento racionalista (moderno, científico...), tiene mucho que ver con el concepto del AZAR y su papel en la interpretación de la realidad. El tema conlleva al menos dos niveles, uno "cotidiano", que puede manejarse a nivel de probabilidades, y otro más "trascendental" donde entramos en el terreno de la fe. Intentaré explicarlo a continuación.

A nivel "cotidiano", el concepto de azar, la idea de coincidencia casual... es algo que debe aprenderse. A este nivel, en la diferencia entre pensamiento mágico y pensamiento racional hay un factor de ignorancia.

Supongamos que el chamán de la tribu X realiza un rito con la pretensión de adivinar el sexo del niño que aún está por nacer. Sus correligionarios observan que muchas veces acierta. Es posible que para ellos no exista la noción de "acertar algo por casualidad" y que desconozcan la idea de probabilidad, limitándose a constatar los aciertos, pero no como tales, sino como auténticas videncias del futuro. Lo primero que hará un observador racional e informado será preguntar qué proporción de aciertos consigue el chamán. ¿Una de cada dos veces? Eso lo puede hacer cualquiera, es el resultado esperable por azar, es lo que ocurriría si él mismo se pusiera a pronosticar... Pero ese experimento o pirueta mental, ese "lo que ocurriría si..." puede ser demasiado sutil para los aborígenes y -si lo quisiera ilustrar haciendo unas cuantas pruebas- lo único que posiblemente conseguirá es que lo consideren a él mismo un verdadero chamán cuando se fijaran en los aciertos...

EN MATERIA DE FE NADA ES AZAR
No obstante, creo que sería posible llegar a transmitir la idea, apoyándose en ejemplos y pruebas prácticas. Pero aún en sociedades donde la noción de azar, probabilidad, etc. está plenamente asumida, puede llegar a ser cuestionada en favor de relaciones causa-efecto extraordinarias. Por ejemplo, cuando el sujeto se ve afectado por sucesos improbables, especialmente si en medio hay una carga emocional importante. A alguien que soñó con ataudes la víspera del fallecimiento de su padre debe de ser difícil convencerle con argumentos probabilísticos de que pudo ser una casualidad y no necesariamente una premonición.

Al menos hay otro nivel, como decía antes, donde la aceptación del azar marca la diferencia. Es más "trascendental" y viene condicionado por la fe del sujeto. No hay forma de resolverlo experimentalmente. Un par de ejemplos: si al vecino de la choza de al lado le ha mordido una serpiente mientras salía a cazar es porque los espíritus de los antepasados están ofendidos por su conducta. Si el vecino del apartamento de al lado se ha quedado sin trabajo es porque Dios lo ha castigado por esto o por lo otro. La consigna es: NADA ES AZAR. A veces se puede llegar a un refinamiento extremo y perverso: "Soy una persona ejemplar y sin embargo me he quedado sin trabajo, eso es que Dios desea someterme a una dura prueba, Su voluntad es inescrutable..."

Hay ejemplos similares en otros campos, no necesariamente en el de la religión. Podríamos hablar indistintamente de situaciones auspiciadas por dioses, espíritus, poderes terrenales en la sombra, extraterrestres... El pensamiento conspiranoico no admite casualidades.

Para un racionalista, el ascenso del azar, el reconocimiento de la contingencia, supone una liberación de la esclavitud que supone la búsqueda de causas últimas. ¿Para qué complicarse la vida innecesaria, injustificadamente? Los no-racionalistas no coincidirán: donde los racionalistas ven una liberación, no habría más que una simplificación excesiva, una ingenua e indolente ceguera, el vacío, el sinsentido... Pero -podemos preguntarnos-, ¿pretender encontrar siempre la "causa", el motivo de todo lo que sucede y atribuir intencionalidad a todo lo que nos rodea, ¿no sería ésa la simplificación flagrante, la postura más simplista e inmadura? Con todo, reconozco que nada impide que un profesor de matemáticas pueda creer en el destino y en que Alguien guía sus pasos...

* Publicado en Dios! con autorización del autor. Mensaje enviado al la lista de correo de la Fundación Anomalía bajo el Asunto: [anomalist] "Sobre el ayahuasca y otras cuestiones".

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Manuel Borraz Aymerich

 

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