La doctora Susan
Blackmore, inspirada por trabajos anteriores del neurólogo
y matemático Jack Cowan, explicó la visión
del túnel por un efecto de desinhibiciónde la actividad
del cerebro: las fajas de neuronas activas en la corteza aparecerían
como anillos concéntricos, túneles o espirales en
el campo visual. Blackmore diseñó un programa de
computación que simula el funcionamiento del cerebro en una
situación de desinhibición, e intentó ver qué
ocurría si un ruido eléctrico aplicado en la corteza
cerebral comenzaba a crecer gradualmente. El programa
-escribe Blackmore- comienza con puntos de luz finamente diseminados,
con más puntos en el medio y muy pocos en los bordes. El
número de puntos aumenta de a poco, imitando el ruido creciente.
El centro comienza a verse como una burbuja blanca y los bordes
externos incorporan más y más puntos. Y así
se expande, hasta que, por fin, la pantalla se llena de luz. La
apariencia es exactamente como la de un túnel oscuro con
pequeños puntos de luz, con una luz blanca al final. Luego
la luz se hace mayor (o m s próxima) hasta cubrir toda la
pantalla.
Las
ECM, por tanto, serían una ilusión perceptiva debida
a la excitación al azar de grupos de neuronas de la corteza
cerebral. Ante una porción de luz blanca fluctuante y creciente,
el cerebro interpreta que usted avanza dentro de un túnel,
hacia una salida iluminada. Sus creencias religiosas o influencias
culturales consagrarían el cuadro final de la experiencia,
incluido el sentimiento de unidad con lo sagrado/trascendente,
ligado a los replanteos vitales que suceden a esa realista sensación
de haber estado a punto de morir, y volver para contar el cuento.
Primera
publicación: Revista DESCUBRIR Año 7 N° 76,
noviembre de 1997. © Alejandro Agostinelli. Todos los derechos
reservados.
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