[PERFIL]

PHILIP KLASS REAL: LEJOS DEL
PERSONAJE, CERCA DEL INVESTIGADOR
Por Alejandro Agostinelli
Conocí a Philip J. Klass hace cuatro años cuando fui a visitarlo en su casa de Washington D.C. Aquella entrevista había sido gestionada por mi amigo, el periodista J. Antonio Hunneus, con quien desde hace tiempo mantiene una fecunda amistad. Si me hubiera guiado por el retrato que habían hecho de él las publicaciones ufológicas clásicas, en vez de la compañía de una traductora hubiera necesitado un custodio: muchos, demasiados, hablaron pestes de él.

Pero me bastaron menos de dos horas para ver cómo se derrumbaba aquel mito fatídico: el famoso Philip Klass era un tipo amable, simpático y generoso. Todo lo contrario de la imagen que habían creado sus adversarios.

Me encontré con un enamorado del tema OVNI a quien le encanta ser escuchado y, sobre todo, ser comprendido. La charla comenzó en la cocina de su casa. La traductora se demoraba en llegar y, después de servirme dos o tres pocillos de café, me llevó a su estudio, donde había decenas de libros apilados en cualquier parte y montones de ejemplares del Skeptical UFO Newsletter, que él mismo se encarga de escribir, imprimir, ensobrar y enviar por correo. Mi inglés es muy malo y, cuando nos percatamos de que la traductora no iba a venir, tuvo la paciencia de hablarme en forma pausada para que pudiera entenderlo. Habló durante dos horas hasta por los codos. En ningún momento me preguntó en qué medio pensaba publicar el reportaje, pero antes de despedirnos me dijo que confiaba en que le daría un buen uso, porque Antonio es su amigo y confía en los amigos de sus amigos. Klass es un tipo con un gran sentido de la amistad y no me extrañó que me confesara que sus mejores amigos son ufólogos. "No les pido que sean escépticos, eso sería ridículo -me dijo-; sólo les pido franqueza y honestidad".

Si Klass, como pregonan sus enemigos, fuera un detractor a sueldo, no viviría con tanta modestia. Tampoco se explicaría su pasión, ni su espíritu docente. De mí no sabía más que iba de parte de Antonio, pero él y su mujer me atendieron a cuerpo de rey y se atropelló por llevarme al aeropuerto en su viejo Chrysler cuando nos dimos cuenta de que el avión que me traería de vuelta a Buenos Aires despegaba en dos horas.

La entrevista -que aquí se publica- durmió muchos años en mi disco rígido. A Descubrir, la revista donde entonces colaboraba, no le interesó Klass porque no era conocido. Luego se la ofrecí a los directores de Más Allá y Año Cero, con quienes mantengo una buena relación, pero jamás me dijeron ni sí ni no. Hace pocos meses, se la envié a Lorenzo Fernández, editor de Enigmas Express y la publicó enseguida. ¿Algo estará cambiando? Quizá, algunos empiezan a descubrir que la ufología no sólo es Fox Molder. Que Dana Scully -o, mejor dicho, el escepticismo que ella representa- también existe.

Para muchos esto no es suficiente. Pero, al menos para mí, no deja de ser un signo alentador.

Buenos Aires, 7 de abril de 2001

Primera publicación: Monográfico N° 1 de La Nave de los Locos .

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