Pero
me bastaron menos de dos horas para ver cómo se derrumbaba
aquel mito fatídico: el famoso Philip Klass era un tipo
amable, simpático y generoso. Todo lo contrario de la imagen
que habían creado sus adversarios.
Me encontré con un enamorado del tema OVNI
a quien le encanta ser escuchado y, sobre todo, ser comprendido.
La charla comenzó en la cocina de su casa. La traductora se demoraba
en llegar y, después de servirme dos o tres pocillos de café,
me llevó a su estudio, donde había decenas de libros apilados
en cualquier parte y montones de ejemplares del Skeptical UFO Newsletter, que él mismo se encarga de
escribir, imprimir, ensobrar y enviar por correo. Mi inglés es
muy malo y, cuando nos percatamos de que la traductora no iba
a venir, tuvo la paciencia de hablarme en forma pausada para que
pudiera entenderlo. Habló durante dos horas hasta por los codos.
En ningún momento me preguntó en qué medio pensaba publicar
el reportaje, pero antes de despedirnos me dijo que confiaba en
que le daría un buen uso, porque Antonio es su amigo y confía
en los amigos de sus amigos. Klass es un tipo con un
gran sentido de la amistad y no me extrañó que me confesara que
sus mejores amigos son ufólogos. "No les
pido que sean escépticos, eso sería ridículo -me dijo-; sólo les
pido franqueza y honestidad".
Si Klass, como pregonan sus enemigos, fuera un detractor
a sueldo, no viviría con tanta modestia. Tampoco
se explicaría su pasión, ni su espíritu docente. De mí no sabía
más que iba de parte de Antonio, pero él y su mujer me atendieron
a cuerpo de rey y se atropelló por llevarme al aeropuerto en su
viejo Chrysler cuando nos dimos cuenta de que el avión que me
traería de vuelta a Buenos Aires despegaba en dos horas.
La entrevista -que aquí
se publica- durmió muchos años en mi disco rígido. A Descubrir,
la revista donde entonces colaboraba, no le interesó Klass porque
no era conocido. Luego se la ofrecí a los directores de Más
Allá y Año Cero, con quienes mantengo una buena relación,
pero jamás me dijeron ni sí ni no. Hace pocos meses, se la envié
a Lorenzo Fernández, editor de
Enigmas Express y la publicó enseguida. ¿Algo estará cambiando?
Quizá, algunos empiezan a descubrir que la ufología no
sólo es Fox Molder. Que
Dana Scully -o,
mejor dicho, el escepticismo que ella representa- también existe.
Para muchos esto no es suficiente. Pero, al menos
para mí, no deja de ser un signo alentador.
Buenos Aires, 7 de abril de 2001
Primera publicación: Monográfico N° 1
de La
Nave de los Locos .
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UFO Newsletter
La Nave
de los Locos
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