El término ovni, que viene de la
terminología de aviación, presupone que se trata
de un objeto, pero se ha demostrado que a menudo el estímulo
es una simple luz, como en más de la mitad de los avistamientos
nocturnos, en los que los testigos suelen tomar por un ovni lo
que es un planeta, la Luna u otro fenómeno astronómico.El
segundo punto complicado de entender lo constituye el que
los ovnis no son fenómenos independientes de sus observadores:
por decirlo de manera sencilla, lo que tenemos normalmente es
uno o varios testigos que dicen haber visto algo anómalo,
con lo que debemos tener en cuenta los factores perceptivos y
la psicología del testimonio. Este tema es a menudo obviado
por los ufólogos, para quienes la cualificación
profesional marca un baremo de calidad del testigo. Es decir,
un testimonio de un piloto, o de un astrónomo, suele ser
apreciado como de más fiabilidad que el de un ama de casa.
Pero la psicología nos advierte de lo contrario.Y hay un
tercer factor: el efecto investigador. No podemos olvidar que,
normalmente, quienes investigan los ovnis, los ufólogos,
tienen ideas preconcebidas sobre su origen: extraterrestres,
fenómenos paranormales, conspiraciones gubernamentales...
Esto puede ser un sesgo importante. De igual manera, las investigaciones
de campo incluyen encuestas que en muy pocos casos tienen un mínimo
diseño científico. Se limitan a intentar recopilar
cuantos más detalles sea posible, induciendo
al testigo a compartir las creencias del ufólogo.
Philip J.
Klass, uno de los investigadores norteamericanos del
tema ovni con más amplia trayectoria y con más casos
resueltos (lo que le ha convertido en la bestia negra
de los ufólogos de todo el mundo), acuñó
hace unos años diez principios comunes a los sucesos ovnis.
Resultado de sus múltiples investigaciones, estos principios
permiten desentrañar algo la complicada maraña de
los ovnis, en donde se mezcla la percepción
y la memoria de los testigos, y los intereses
o creencias de los investigadores.
1º. Personas básicamente honestas
e inteligentes, que se ven de repente expuestas a un
suceso breve e inesperado, especialmente uno en el que aparezca
un objeto no conocido, pueden ser muy poco exactos
cuando intentan describir de manera precisa lo que vieron.
2º. A pesar de las limitaciones intrínsecas
de la percepción humana, en los casos mencionados anteriormente,
algunos detalles recordados por el testigo pueden ser
razonablemente exactos. El problema al que se enfrenta
el investigador de ovnis es distinguir entre los detalles correctos
y los incorrectos. Esto puede ser imposible
si no se llega a determinar la verdadera identidad del ovni; en
algunos casos, se trata de un problema insoluble.
3º. Si una persona que observa un objeto
inusual o desconocido concluye que probablemente
es una nave de otro mundo, inmediatamente puede aducir
que el objeto está reaccionando
a su presencia o acciones, cuando en realidad no haya ninguna
relación causa-efecto.
4º. Los medios de comunicación
que dan mucha importancia a un suceso ovni cuando aparece por
vez primera, suelen posteriormente dedicar muy
poco (o nada) espacio o tiempo a informar sobre una explicación
prosaica para el caso, una vez que los hechos sean explicados.
5º. No hay observador humano,
incluyendo a pilotos aéreos experimentados, que
puedan estimar correctamente la
distancia, la altura o el tamaño de un objeto desconocido
en el cielo, salvo que esté muy cerca de un objeto familiar
cuyo tamaño o altura son conocidos.
6º. Cuando las informaciones periodísticas
llevan al público a creer que puede haber ovnis cerca,
aparecen objetos naturales o artefactos humanos que, especialmente
si se ven de noche, pueden adquirir características
inusuales en la mente de quienes los vean. Sus testimonios
ovni entonces ayudan a aumentar la excitación popular.
Esta situación se realimenta hasta que
los medios de comunicación pierden interés en el
tema, y entonces la oleada rápidamente desaparece.
7º. Cuando se intenta descubrir si un
testimonio ovni es fraudulento, un investigador debería
basarse en la evidencia física, o en la ausencia
de ella, sin depender de las características de
las personas envueltas en el suceso.
8º. La incapacidad de
los investigadores (incluso experimentados) para explicar
positivamente un caso ovni debida a la falta de suficiente
información (aunque se haya realizado un riguroso
esfuerzo), realmente no supone una evidencia
que apoye la hipótesis de que astronaves de otros mundos
nos visiten.
9º. Cuando se ve una luz en el cielo
nocturno que se toma por un ovni, y esto se informa a un operador
de radar, a quien se le pide que busque en su pantalla un blanco
desconocido, casi invariablemente se encontrará
una. Recíprocamente, si aparece un blanco inusual
en el radar y se sospecha que sea un ovni, cuando se le pida a
un observador que busque alguna luz en el cielo, también
invariablemente la encontrará.
10º. Muchos casos ovni parecen
extraños e inexplicables simplemente
porque los investigadores no han sido capaces de dedicar el esfuerzo
suficiente a su investigación.
El astrofísico español
Javier
Armentia integra el Consejo
Asesor de ARP-Sociedad
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