Andrews, Colin
Ufólogo, Ingeniero. Inglaterra

Ingeniero eléctrico y "cerealólogo". Ex jefe en el Test Valley Borough Council, Andrews fue responsable de las instalaciones eléctricas de West Hampshire, siendo además el encargado de organizar a los voluntarios de protección civil en caso de accidentes. Intrigado por aspectos del tema OVNI relacionados con su profesión, comenzó una original investigación con Pat Delgado y el piloto Busty Taylor. Su interés en el misterio de los llamados "círculos de cereal" surgió durante 1983, cuando decidió investigar la aparición de cinco ‘nidos’ en un campo cercano a Winchester, Inglaterra.Por esos días, Andrews invitó a Delgado a fundar el Circles Phenomenon Research Group (Grupo de Investigación sobre el Fenómeno de los Círculos), el primer centro dedicado a estudiar a estas extrañas formaciones en el sur de Inglaterra.

En 1989, Andrews y Delgado publicaron "Circular Evidence", el primer libro consagrado al asunto, pronto devenido en best-seller mundial y elegido por la Reina Isabel para sus "Conferencias de Verano". Parecido éxito alcanzó "Crop Circles: The Latest Evidence", en 1990, título que le ocasionaría algunos dolores de cabeza cuando un colega confesó su participación en la creación de uno de los cerealogramas publicado en la portada del libro (véase "Yo fui un vórtice plasmático juvenil"). Hasta aquí su historia es de lo más convencional. El problema es que la saga de los círculos contiene todos los ingredientes de una comedia conspiranoica, y a Andrews el destino le ha deparado un papel protagónico.

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS
Las creencias que siempre mantuvo Andrews respecto de la naturaleza alienígena de los extraños círculos no eran extemporáneas: eran compartidas por muchos otros aficionados y estudiosos de los fenómenos paranormales, algunos de los cuales validaron sus historias (como el caso de la fantasmal conspiración que enloqueció el sistema de alarmas de su residencia, en 1986) que -en un contexto donde tales creencias no estuvieran tan extendidas- determinaría un diagnóstico de paranoia. Al contrario, el estatus de Andrews como investigador especializado llegó a contar, incluso, con consenso oficial: su autoridad en el novísimo campo fue legitimada por el gobierno británico cuando -entre 1989 y 1991- asesoró al Secretaría de Ambiente, presentando diversos informes sobre el fenómeno a Hon. Nicholas Ridley, ministro del gabinete de Margaret Thatcher. De igual modo, su perseverancia llevó al enigma circular a la Cámara de los Comunes. Durante 1990, Andrews supervisó un proyecto de diez días de vigilancia ininterrumpida de estas curiosas formaciones llamada Operation Blackbird (Operación Pájaro Negro), sobre la que se realizó un rodaje auspiciado por la Armada Británica, la B.B.C y la televisión japonesa, que alcanzó gran repercusión.

No sólo su popularidad sino la generosa disposición con que asumió el papel de portavoz de las interpretaciones más fantásticas respecto de estas formaciones contribuyó a convertirlo en blanco tanto de engaños como destinatario de falsos círculos experimentales, a los cuales Andrews -por motivos que van desde el sentimiento de estar participando de un "gran descubrimiento" hasta la propia voluntad de creer; desde la mera ingenuidad o la impericia hasta la, por qué no, rara perfección de ciertos círculos- siempre se las arregló para considerar "auténticos".

La prensa pronto bautizó a Andrews, remedando al título de J.R. Tolkien, "El Señor de los Anillos", mucho antes de que la Touchstone Pictures lo convocara para asesorar en la realización de Señales (2002), el popular film protagonizado por Mel Gibson y dirigido por M Night Shyamalan que utiliza la controversia como punto de arranque para contar la misma historia de siempre sobre diabólicos invasores del espacio.

L.E.M. (LITTLE ECOLOGIST MEN)
Cuando en setiembre de 1991 Doug Bower y David Chorley explicaron a la prensa británica cómo habían comenzado a crear los círculos con tablas de madera, un aparejo de cuerdas y una gorra de béisbol con una mirilla y una brújula, Andrews los tildó de "impostores" ya que la geometría de los círculos diseñados por los bromistas "distaba mucho de ser perfecta". Andrews sostuvo que los tallos de las plantas en los casos falsos "quedaban pisoteados y rotos" y que no era factible realizar los círculos "sin provocar numerosos ruidos". Tras la confesión de Bower y Chorley, a la que acompañaron con una demostración práctica de cómo los creaban y los planos en que se basaron para confeccionar los más elaborados, muchos creyentes se sumaron a la voz de Andrews: "¿Cómo dos ancianos iban a fabricar todos esos círculos?". [Bueno, no en vano en una de sus creaciones escribieron WE-ARE-NOT-ALONE ("No estamos solos"): más de una docena de grupos habían comenzado a atribuirse viejos y nuevos graffitis campestres. Hoy, los artistas del cereal -en especial los agrupados en el grupo Circle Makers- son cada vez más numerosos y no sólo continúan practicando su extravagante vocación en toda Inglaterra sino que generan imitadores en todo el mundo creando diseños cada vez más espectaculares. Los graffitis más complejos pretendieron confundir a los partidarios de la teoría de los "vórtices plasmáticos" (defendida por el Físico Terence Meaden); aunque también surgieron a partir de la competencia desatada entre los creadores para lograr el círculo más bello y desafiante ante los ojos de los ufólogos.

Y entre los pioneros que consideraron a los círculos señales de otros mundos está, claro, Colin Andrews, aunque últimamente se fue apartando de la hipótesis extraterrestre en su formulación clásica para inclinarse a pensar que los patrones circulares podrían ser "expresiones telúricas" que buscan "ayudar a elevar la conciencia" y los conocimientos de la Humanidad en un período "ecológicamente sensible". Ni hace falta aclarar que a Bower y a Chorley, como sus herederos, todas estas ideas les parecen muy graciosas. Lo que nadie contaba era que la historia de Andrews y sus fantásticos anillos iban a dar otra serie de insospechadas vueltas de tuerca...

EL ESLABÓN PERDIDO
En 1998, Andrews denunció la existencia de un complot que estaría intentando -exitosamente- "eliminar a los especialistas". Luego de dar esas declaraciones sino desertó, al menos redujo sus actividades cerealológicas a su mínima expresión. ¿Sería su virtual "fuga" una victoria del mentado "plan de la CIA"? ¿O bien constituiría otra prueba -y van...- de que los cerealólogos no zafan de las telarañas de su propia conspiranoia?

El derrotero de Andrews parece ser una mezcla del hallazgo de "la fuente de la prosperidad" (de sus libros vendió decenas de miles de copias), desengaños contantes y sonantes (le tendieron las más diversas trampas) y paranoia: su historia podría ser la de un entusiasta ingenuo y ambicioso rodeado de gente deseosa de hacerle "pisar el palito" para obtener a costillas suyas una tajada de dinero y popularidad.

Regresemos otro poco hacia atrás. Hasta mediados de 1997, uno de los incidentes que había mantenido viva la pasión de Andrews por el enigma había sido el documento logrado en agosto de 1996 por un inglés aficionado al tema, un tal John Wheyleigh, en el condado de Oliver's Castle. Wheyleigh había logrado con su videocámara lo que nadie antes: filmó dos esferas luminosas sobrevolando un campo mientras iba formándose un círculo. El sensacional video sólo duraba 24 segundos. Pero esos instantes valían oro: eran el "eslabón perdido" que conectaba a los OVNIs con la creación de los cerealogramas. Invitado a presenciar el film en un bar, Andrews se lo compró de inmediato. El film dio la vuelta al mundo. Varios expertos, entre ellos los técnicos en computación gráfica Paul Vigay y Peter Sorenson, presentaron persuasivos argumentos para pensar en un engaño. Las evidencias definitivas llegaron en julio de 1997, cuando el investigador Lee Winterson reveló que el tal "Wheyleigh" era el seudónimo de John Wabe, un experto en animación digital del estudio de post-producción First Cup de Bristol, Inglaterra. Según el investigador Massimo Polidoro, Winterson "con la colaboración de la TV japonesa (...) le hizo confesar a Wabe que el film era efectivamente un fraude que él mismo había organizado en vistas a realizar un programa televisivo para el Discovery Channel". La demostración fue tan diáfana que el propio Andrews quedó convencido de que le habían vendido gato por liebre.

Lo cierto es que -desde 1998 a esta parte- esta clase de shocks no fueron los únicos que a Andrews le tocó sufrir antes de desembocar en un radical cambio de perspectiva. El último golpe parece haberlo alejado de los misterios campestres, desapareciendo en un hermético ostracismo. En un largo reportaje que le concedió al periodista Jon Rey (que Rey luego publicaría en su libro "Secreto Cósmico Superior - La Agenda Oculta"), Andrews declaró que la CIA se había involucrado en la investigación de los círculos... siendo él mismo invitado a formar parte del programa. "En junio o julio de 1989 -reveló- se me acercó un hombre que dijo trabajar para la CIA, a quien le habían asignado ‘traerme un plan’; para ser más exactos, me dijo; ‘cómpreme un plan’". Vacilante, Andrews quiso ver sus credenciales. "¿Usted cree que un agente de la CIA llevaría identificación?", sonrió. El presunto agente le anticipó que sus colegas cerealólogos iban a ser ‘eliminados’ gradualmente del programa. "Y así fue -sigue Andrews-. (Eso es lo que) han conseguido con cada nombre que mencionó esa noche. Todo lo que él dijo que sucedería, ha sucedido". Andrews atribuyó la salida de escena de Terence Meaden y Pat Delgado a "la ejecución de ese plan"... que consistía en "promoverlos y luego defenestrarlos". Le dijo a Rey que este misterioso personaje lo acribilló a preguntas, le planteó insinuaciones conspirativas y deslizó veladas amenazas... Al mismo tiempo, este personaje detentaba una curiosa relación con productoras de televisión como la BBC. La profusión de detalles contradictorios -que para cualquiera volvería sospechosa su alegada identidad- para Colin eran indicios de que "era lo que probablemente diría un agente de la inteligencia".

Meaden y Delgado -durante años estrellas catódicas de los "crop circles"- ya habían comenzado a batirse en retirada desde 1991, cuando Bower y Chroley confesaron su "engaño artístico". Para algunos, el repliegue de Meaden tuvo que ver con cierta sensación de bochorno. Andrews hace otra interpretación. "Meaden nunca dejaba de salir en los periódicos (...) Esto es exactamente lo que (el presunto hombre de la CIA) me dijo que sucedería. Pero ¿dónde está ahora Meaden? ¿Quién sabe algo acerca de sus útimas ideas? Respuesta: nadie. Porque, probablemente, su etapa concluyó y fue expulsado. Delgado era siguiente, y todos sabemos qué sucedió con él..." Ahora, ¿quién sabe qué sucedió con Delgado? Todo parece indicar que el anuncio de Doug y Dave, los juguetones jubilados de Southampton, fue un hueso demasiado duro de roer para aquél: la noticia, sugiere Andrews, "lo volvió loco", entregánndose desde entonces a la bebida. En cualquier caso, la confesión de los bromistas fue lo que puso fin a su carrera. Andrews, en cambio, está convencido de que ambas deserciones fueron parte del mismo plan.

El "programa de la CIA", según este conspirador demasiado parlanchín para ser considerado una amenaza seria, iba a cumplirse en dos fases. La primera, potenciaría la difusión de la realidad del fenómeno; la segunda, la desacreditaría bruscamente, utilizando para ello a sus ex colegas, antiguos promotores devenidos en desertores o -peor aún- en detractores. Nada de esto sería importante sino fuera porque Andrews se asustó cuando este personaje que pretendía mostrarle las "cartas del juego" lo invitó a él mismo a formar parte del plan. Un cierto alejamiento de Andrews del "centro del círculo" llevó a que algunos anunciaran que el programa que el propio Andrews había denunciado había llegado a su fin: Colin ahora también era parte del juego... Y así, un nuevo círculo, acaso el más misterioso de todos, comenzaba a cerrarse.

EL ÚLTIMO PEZ...
"Conocí a Colin personalmente y estoy seguro de que el plan que él mismo se encargó de describir se ha ejecutado totalmente. Colin Andrews ahora no podría decir la verdad sobre el origen ET de los círculos de cosecha incluso cuando lo deseara. Si lo hiciera, probablemente tendría la más corta esperanza de vida que cualquier persona sobre la Tierra...", escribió Michael Irving, del sitio Rumor Mill News, el 19 de julio de 2002. Irving está convencido de que Andrews es el último "pez" de la CIA. Y, para demostrarlo, publicó los entretelones de un temible expediente... Si las cosas estaban tan claras, ¿qué sucedía, entonces, con el propio Andrews? Eso, precisamente, fue lo que le preguntó Rey: "El hombre de la CIA -repuso- valoraba mi afinidad con el público: ‘La gente se identifica con usted’, me dijo". Por entonces, el ufólogo británico aparecía continuamente en los medios. "(Este personaje) me dijo que yo debía seguir siendo el mismo Colin de siempre, investigar el fenómeno... y que, en breve, me iban a pedir una entrevista que recibiría una cobertura máxima, saturada, en los medios. Durante esa entrevista, yo debía hacer alguna declaración, sólo una declaración. Querían que hiciera público que el fenómeno de los círculos eran una broma... que él (el de la CIA) me iba a demostrar cómo y qué decir. Para esto, me ofrecieron una cuenta bancaria en Suiza, en la cual habría tanto dinero que no volvería a necesitar pensar en el dinero nunca más..."

ESCAPE DEL PLANETA DE LOS CÍRCULOS
El fantasmático "hombre de la CIA" parece un invento de Chris Carter. Para Andrews, aquel hombre era tan real (o al menos le inspiró tanto temor) como lo haría un auténtico Men In Black. "Me dijo que estaban en posesión de cierta clase de ‘instrumento’, que me enviarían en dos semanas y me permitiría identificar inmediatamente un círculo verdadero de una broma. ‘Usted, entonces, estará en una posición privilegiada, y se convertirá en el experto en ‘crop circles’ número uno’", remató. Luego -continuó Andrews- "me enviarían a una universidad para que me familiarice con estructuras de codificación".

"Dios! -exclamó el cerealólogo- nadie sabrá cómo me sentí esa noche. Me aterroricé. Incluso grité. Estaba total y completamente enloquecido... El día siguiente ví a mi hija y hablé con ella. Le dije: ‘Querida, quisiera que olvidaras todo lo que te dije sobre los círculos de cosecha. Estoy en un terrible aprieto". Al tocar este punto, dice Jon Rey, el nerviosismo se apoderó de Andrews. "Me dijeron que sólo sería contactado telefónicamente (...) Me dieron un número de contacto en el Ministerio de Defensa, llamé y les hablé de este acercamiento. Pero allí me dijeron que no tenían ninguna juridicción. ¿Usted lo puede creer? ¡Un miembro de la inteligencia de los EE.UU. acosando en un tema británico y Defensa sin ninguna jurisdicción para protegerme! ¡Mi Dios! Me avergoncé de ser británico. También me dijeron que yo, simplemente, debía rechazar cooperar con ellos. Que me rehusara ir (con el hombre de la CIA) si me veía en peligro. ‘¡Ah!’, pensé: ‘Gracias por su inestimable ayuda!’". En todo caso, eso fue exactamente lo que Andrew hizo.

"Literalmente, no hice caso de las llamadas. Y, en retrospectiva, ahora conjeturo que el hecho de haber entrado en contacto con el Ministerio de Defensa puede ser lo que me salvó la vida, acaso porque tienen más juridicción de lo que admitieron. Quizás, el hecho de haber entrado en contacto con Defensa significó que la CIA no se atreviera a dañarme"

A Irving -tanto o más conspiranoico que su entrevistado- no le llamó tanto la atención que ninguna de las afirmaciones de Andrews pudiera ser confirmada sino... que viajara cada vez más seguido a los EE.UU., donde... "habría conseguido un contrato con la Fundación Rockefeller". Desde que comenzó a recibir ese sueldo, conjetura Irving, Andrews decidió guardar silencios sobre la conexión ET de los círculos y "renunció a todos sus principios".

Lo cierto es que Andrews, Delgado y Meaden, los cerealólogos más famosos del mundo, acabaron desapareciendo del firmamento mediático: el espacio que antes ocupaban comenzó a ser ocupado por otros, con discursos más prudentes o "científicos". Meaden y Delgado desertaron hace más de una década, tras la confesión de los primeros "circle makers". Meaden escapó por la tangente sin duda espantado por la bochornosa mella que el escándalo había causado ya en su reputación, pasando a dedicarse a asuntos menos controvertidos; Delgado habría orillado la demencia y el alcohol (con lo que habría terminado donde habían empezado Doug y Dave) y Andrews habría dimitido en 2002, no sin antes denunciar la existencia de este "plan de la CIA". Si es cierto que Andrews quedó "fuera de juego", su escape completó el círculo. Las Teorías de la Conspiración existen para que nada quede librado al azar. Y esta espiral conspiranoica -para suerte o desgracia de sus protagonistas- acabó cerrando perfectamente.

Referencias:

Andrews, Colin y Delgado, Pat; "Testimonios circulares", Tikal Ediciones (Madrid, 1994). Edición Original: "Circular Evidence", Bloomsbury Publishing Ltd, 1989.

Irving; Michael, "De cómo la CIA intentó frustrar a los círculos de cosecha"; en Rumor Mill News, Gran Bretaña, 19 de julio de 2002. http://www.rumormillnews.net/cgi-bin/config.pl?read=21147 También en http://www.world-action.co.uk/conspire.html

Polidoro, Massimo, "Queli strani segni nel grano", en Scienza & Paranormale, N° 45, septiembre-octubre de 2002. Pp. 26-37.

Rey, Jon "UFO Reality" (1998/1999) Biblioteca Inglesa Nueva Hodder & Stoughton (pp. 279-287). En la web: http://www.rense.com/general27/cia.htm

Teso, Massimiliano, "Falso il filmato di Oliver's Castle", en Scienza & Paranormale, N° 19, mayo-junio de 1998.

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