Me pregunto cuál será la reacción buscada por
alguien que formula una pregunta como "¿Será quizá
Jehovah un insectoide tipo mantis religiosa (insecto
conocido popularmente como saltamontes, o Santa Teresa)?".
El ufólogo que plantea dicho interrogante es un tal Joe
Lewels, y nada indica que esté bromeando. Hace esa pregunta
en un contexto misterioso sobre por qué Dios nunca quiso mostrarse
ante sus elegidos, como Moisés. Si la respuesta fuera afirmativa,
los israelitas hubieran quedado horrorizados. Lewels menciona
que una secta conocida como los Mandaenos creían que el mundo
físico habría sido creado y gobernado por un Señor de la Oscuridad
conocido con nombres tales como Serpiente, Dragón, Monstruo
y Gigante.
En abril de 1996, Lewels conoció a una mujer,
a la que identifica como Rebecca Grant, quien decía haber desarrollado
cierta relación con un ser en forma de mantis a quién apodaba
MU. Su designación más formal era Maestro
del Universo. Tal entidad le habría advertido que en
unos veinte años sufriremos en toda su crudeza el daño ecológico
que la humanidad ha inflingido a la capa de ozono y a los océanos.
"La raza humana está esencialmente, sino efectivamente,
extinta" (1). Es un mensaje gastado, pero al menos el mensajero
resulta novedoso, extrañamente novedoso. Mientras los mensajeros
precedentes eran utópicos seres rubios o grises cabezones, esa
peculiaridad de hacer que el profeta parezca un gran bicho espacial
es claramente surrealista.
Decir que fue escogido para hacer el mensaje más
creíble o para que sonase con mayor autoridad parece absurdo
si no se está familiarizado con los arcanos de la ufología.
Francamente, los recién llegados a la ufología tendrían pleno
derecho a pensar que Lewels y Rebecca deben estar locos. Las
mantis religiosas de tamaño humano son estrictamente imposibles
dentro de los límites razonables de la biología. Las
patas se derrumbarían. Las vísceras no recibirían oxígeno. Los
órganos internos quedarían aplastados y estallarían. ¿Deben
los humanos preocuparse por la eco-filosofía de algo tan asqueroso
como un insecto, mucho menos de uno famoso por sus prácticas
amatorias caníbales? Se trata de una prueba de tolerancia que
sólo los más fuertes, o tiernos, o liberales podrían superar.
Aceptar la idea
de que Dios sea una mantis religiosa resulta tan absurdo que
rezuma humor a raudales. Si Dios es una mantis religiosa, ¿a
qué le está rezando? Si un hombre reza a una mantis
creadora, ¿se dará cuenta de que reza a una depredadora?
¡Ahá, esto finalmente explica aquella famosa frase de Huxley
sobre la desmesurada predilección de Dios por los escarabajos!
Una vez aliviada la tensión, podemos centrarnos
en una pregunta más seria: ¿Cómo ha alcanzado la ufología
este nuevo escalón surrealista en su ascenso hacia una locura
más nueva y mejorada? Tenemos aquí una curiosa historia
que merece explorarse. MU, el amigo de Rebecca, no es la primera
mantis religiosa alienígena que aparece en la escena ufológica.
Se han hecho tan numerosas en estos últimos años como para aparecer
en varias taxonomías clasificadas con un tipo, raza o especie
específico (2). Puedo citar al menos 26 casos de personas
que habrían visto o encontrado mantis religiosas alienígenas.
Lo primero que nos llama la atención cuando consideramos
esta raza es lo reciente de su aparición ufológica. Los catálogos
de casos de OVNIs compilados por Jim y
Coral Lorenzen, Charles Bowen,
Jacques Vallée y Ted
Bloecher en los años sesenta y setenta no muestran ni
un solo ejemplo de una mantis religiosa alienígena entre los
cientos de entidades descritas (3). El exhaustivo estudio realizado
por Eddie Bullard sobre todos los
casos de abducción conocidos hasta 1985 tampoco recoge un solo
incidente con mantis alienígenas entre los 270 estudiados (4).
Existen algunos alienígenas con cabeza de saltamontes antes
de la década de los noventa que han sido reclasificados como
mantis por determinados ufólogos. Quizá lo hiciesen inspirados
en la misma sensibilidad que llevó a Aleister
Crowley a versificar sobre que las mantis religiosas
eran simples saltamontes blasfemando. Sin embargo, parece algo
bastante improvisado y da pie a malentendidos.
Entre los primeros informes documentados de contactos
con mantis extraterrestres tenemos el relato que Linda
Porter expuso a Richard Haines
en 1988. Linda Howe incluye todos
los detalles de esta declaración en su segundo volumen de Glimpses
of Other Realities (Retazos de Otras Realidades). Curiosamente,
el dibujo recuerda más a un monstruo de la película Poltergeist
(1982) (5). Howe también informa de las cartas que Jeanne Robinson
envió en 1990 a varios ufólogos relatando sus comunicaciones
telepáticas con alienígenas. Ella mencionaba que el
alienígena "tipo Mantis Religiosa" es una antigua
y poco vista variedad de los Grises. Es la "Gran
Madre" de muchas especies. Supervisa la exploración e investigación.
Se trata de una especie impura cuya herencia esta siendo traspasada
a bípedos compatibles (6).
El libro donde se discute el caso de Robinson
incluye también el caso de David Huggins.
La cronología de sus encuentros resulta confusa. Huggins conserva
dibujos de un encuentro con una mantis que asegura tuvo lugar
cuando él tenía 8 años de edad (es decir, en los años cincuenta).
Pero no disponemos de ninguna indicación de la fecha cuando
documentó por primera vez un encuentro de este tipo. Considerando
lo que acabamos de comentar sobre la ausencia de este tipo de
encuentros en la literatura de la época, parece más bien un
anacronismo y los historiadores estamos obligados a sospechar
de tales afirmaciones. Algunas de sus pinturas sobre grises
están fechadas en 1987, pero las pinturas sobre mantis alienígenas
no. No sabemos si preceden o siguen en el tiempo a los encuentros
de Porter y Robinson, pero debe señalarse que Carlo McCormick
informa: "Huggings sólo empezó a recobrar sus recuerdos
bloqueados de encuentros con alienígenas a partir de 1988"
(7). Algunos de sus más atrevidos retratos de alienígenas fueron
apareciendo en el boletín Saucer Smear. El número del
10 de Julio de 1998 incluye una pequeña obra maestra donde una
mantis alienígena supervisa un procedimiento de exo-inseminación.
Howe también presenta una transcripción de la
sesión hipnótica a la que se sometió Cindy Tindle el 6 de agosto
de 1990, durante la cual describió una abducción por parte de
un bicho que llevaba peluca y le hizo dudar "Es mi madre,
pero no es mi madre." Linda Howe clasifica el caso
como uno de mantis alienígenas. Todos ellos son lo suficientemente
contemporáneos como para preguntarse sobre posibles influencias
mutuas, pero el punto más importante es que 1990 da
la impresión aquí de haber sido el comienzo de la mantis-manía.
Luego de 1990, las mantis alienígenas se convierten
en una creciente rama de la mitología abduccionista. Una mantis
gigante aparece en la novela de Whitley
Strieber Majestic (1992, capítulo 26). En el libro
de Karla Turner Into the Fringe
(En el margen, 1992, p. 205) David ve una mantis y de repente
Karla recuerda estar frente a un saltamontes gigantesco insistiendo:
"¡Tú no eres mi madre! ¡Tú no eres mi madre!"
Ella asegura que tal ser apareció durante varios años en sus
pesadillas cuando era muy pequeña. Recordemos a Tindle.
Una mantis aparece en la abducción masiva de 1992
en Houston. Brian Thompson, durante
la Conferencia para el Estudio de las Abducciones que tuvo lugar
en 1992, mencionó una mantis religiosa de tres pies de altura
(aproximadamente un metro) vista por un grupo de gente en Cincinnati.
Se dice que Len Stringfield poseía
confirmación de otras dos personas independientes sobre este
incidente (8). En Febrero de 1992, Ken Rose dibujó una mantis
a la que llamaba "El Controlador" frente a una consola
con cientos de interruptores. "Él lo estudia Todo,
hace que Todo ocurra, TODO lo que pasa, pasa porque él lo quiere...
el supervisor esta vigilando." (9).
Estos "insectoides" aparecen de nuevo
entre los pacientes de Richard Boylan
en su libro de 1994, más concretamente en el relato de "Mike".
Strieber relata una carta sobre una jovencita que fue sujetada
contra el suelo por una mantis de casi dos metros de longitud.
Su familia la persiguió hasta el bosque y todavía escuchan los
ruidos que hace por allí de cuando en cuando. En otra carta
distinta, una niña nos cuenta como la subieron hasta una balsa
de salvamento que flotaba en el aire donde vio a quien parecía
ser su abuela, "pero me temo que en verdad era un gran
bicho." (10). Otra vez nos recuerda a Tindle. La hermana
de Kathie Davis (la protagonista
de Intruders (Intrusos) rememora su encuentro
de 1965 con un ser con cabeza de mantis religiosa (11).
Su imagen aparece en las pinturas de la abducida
Kim Carlson a partir de 1995. Lewes cita las experiencias de
Rebecca Grant y Rita Peregrino. David Easler cuenta su encuentro
con una mantis que le ayuda a recordar memorias de su infancia.
Habían tomado muestras de su DNA y él cree haber sido alterado
genéticamente (12). En el número de julio/agosto 1997 del UFO
Magazine, un titular advierte "Criaturas como mantis
se incorporan a las tropas alienígenas" informando que
los investigadores John Carpenter
y Barbara Lamb descubrieron casos
de este tipo.
Por otro lado, descubrimos a una tal Miss D que
sueña con gente en forma de mantis que le clavan una aguja en
el estómago, un eco distante del caso de Betty
Hill (13). En la página de Internet ZetaTalk,
una medium llamada Nancy, inspirada por cierto material sobre
los Zeta Reticulianos señala que los alienígenas con forma de
mantis religiosa tienen un origen menos insectoide y más hominoide
(sic) mamífero. Ellos manifiestan sus capacidades telepáticas
superiores y su intervención en la Tranformación de la Tierra.
Pocos en número, "todos ellos se orientan hacia el Servicio
a los Demás." Otra medium llamada Dorothy
Roeder indica que la raza de mantis gigantes recibe el
nombre de Ataienses y que alguna vez en el pasado detuvieron
a los alienígenas malvados.
Peter Brookesmith
en su libro Alien Abductions (Abducciones alienígenas),
añade a la lista los casos de John Velez,
Clarke Hathaway, y "Kathie".
Una visita a la página electrónica de Internet The Practical
Alientomologist (El entomólogo alienígena práctico)
permite conocer el breve relato del encuentro de una persona
con una mantis galáctica, tras ingerir hongos alucinógenos.
Presenta ilustraciones que nos muestran cómo el ser sondeaba
y probaba todo el cuerpo del sujeto, advirtiéndole que no se
resistiese.
El afloramiento de la mantis como raza alienígena
en los años ´90 resultaba intrigante al principio. Los
primeros casos parecían vagamente idiosincráticos y poco propicios
a motivar imitaciones. Que Lewels los hubiera elevado
hasta el panteón de los dioses parecía algo difícil de entender.
Una de las piezas del rompecabezas que me faltaba estaba oculta
a simple vista, entre los documentos sobre EBEs (Entidades Biológicas
Extraterrestres) que circulan por este mundillo. Se me había
pasado por alto el anuncio crucial que aparecía en una declaración
de John Lear fechada el 29 de diciembre
de 1987.
Muy al principio de la misma, Lear anuncia al
mundo lo que llama (el énfasis es suyo) "la horrible verdad".
El general James H. Doolittle habría
inspeccionado el platillo volante estrellado en Spitzbergen
(Noruega) en 1952 haciendo un descubrimiento que sólo se ha
confiado a un puñado de hombres desde entonces. "Eran
unas criaturas pequeñas y horribles, con una forma parecida
a una mantis religiosa y que estaban más avanzadas que nosotros,
quizá un millar de millones de años. Del grupo original
responsable de descubrir esta "horrible verdad", varios
se suicidaron, siendo el más destacado de estos el Secretario
de Defensa James V. Forrestal que
saltó al vacío desde el piso decimosexto de un hospital. Aún
hoy los ficheros de Forrestal están sellados. El presidente
Truman estableció rápidamente el más alto secreto y apretó tan
a fondo todas las clavijas, que el público en general todavía
cree que los platillos volantes son una broma." (14)
Esa mención a una verdad tan terrible que conduce
a los hombres a la locura o al suicidio nos recuerda la tradición
de los relatos de H.P. Lovecraft.
En su universo de horror el mero contacto con el oscuro y secreto
tomo del Necromicon suponía una condena segura. Sus
monstruos tenían la misteriosa capacidad de sacar de sus casillas
a las mentes de las personas con quienes se tropezaban.
No obstante, los monstruos de Lovecraft eran más bien combinaciones
de seres marinos gigantes antes que bichos enormes. Sin embargo,
las famosas prácticas caníbales de apareamiento practicadas
por las mantis religiosas humanas las han convertido, en principio,
en un elemento terrorífico muy apropiado.
Cuando antes mencioné que las mantis religiosas
eran surrealistas, la elección del adjetivo fue precisa. Los
surrealistas mostraban pasión por dicho insecto. William
Pressley hizo un detallado análisis al respecto, The
Praying Mantis in Surrealist Art (La Mantis religiosa en
el arte surrealista), Art Bulletin, 55, 600-615, presentando
muchos ejemplos y discutiendo como la
violencia erótica y la devoradora sexualidad
que llegaron a simbolizar potenciaban su fascinación.
Andre Masson tituló uno de sus
cuadros con la ecuación "Semiramis: Isthar, Earth Mother,
Mantis" (Semiramis: Isthar, Madre Tierra, Mantis). Recordemos
que Jeanne Robinson repetiría parte de esta ecuación en su descripción
de la raza mantis.
M.C. Escher realizó
un grabado en madera de una mantis, de un tamaño similar a las
actuales mantis alienígenas, posada sobre el pecho de un obispo
(ver ilustración arriba).
Sabemos lo bastante de la vida de Escher como para concluir
que este dibujo de 1935 titulado "Dream (Mantis Religioso)"
["Sueño ( Mantis Religioso)"] era un experimento sobre
técnicas de dibujo con intenciones humorísticas, combinando
elementos de obras anteriores. Se sabe que la mantis está tomada
de un dibujo que había hecho cinco años antes mientras visitaba
Pentedattilo (Italia). Una mantis de tamaño normal había saltado
sobre la carpeta de Escher y se había quedado allí inmóvil durante
tanto tiempo que acabó usándola como modelo (15). Pese al título,
el grabado no se basa en ningún sueño o experiencia extraña,
al menos por lo que podemos deducir de todo lo que sabemos sobre
su vida. No existe ningún indicio que sugiera que pudiera ocurrirle
algo fuera de lo normal.
Un pedigrí menos impresionante ofrecen las distintas
representaciones de mantis alienígenas en la cultura popular.
La serie de cromos de 1951 Jets "Rockets" Spacemen
incluía uno ilustrando como los Intrépidos Exploradores mataban
a los Hombres Mantis de la Luna durante una comprobación en
un observatorio de las Naciones Unidas (16). El cómic de 1952
Weird Science nº 13 nos muestra a unas mantis alienígenas
liderando una invasión de nuestro planeta (17). En el serial
para niños emitido la mañana de los sábados y titulado Space
Ghost (1966) uno de los villanos alienígenas era una mantis
llamada Zorak. El cómic de 1978 Star Weevils presenta
a un ufonauta montando una mantis como si fuera un caballo.
Tan recientemente como 1998, los Chigs de Space: Above and
Beyond fueron concebidos como mantis religiosas o palos
andarines.
De una relevancia todavía más trivial resultan
las películas The Deadly Mantis (1957), Son of Godzilla
(1968) y The Applegates (1991). No se trata
de alienígenas, pero las representaciones de mantis gigantes
(llamadas "GiMantises" en la película de Godzilla)
demuestran un cierto impulso para presentar este tipo de insectos
gigantes como un objeto de terror, algo mucho más evidente en
el intento que en el resultado.
Una valoración más formal de la "horrible
verdad" descubierta por Lear resulta imperdonable en su
completa reprobación. Para empezar, esa verdad es apenas una
escueta declaración sin el menor indicio de apoyo probatorio.
Tal revelación aparece enmarcada en ese conocido elemento de
leyenda platillista que es el platillo estrellado en Spitzbergen.
Pero las mantis alienígenas son un añadido novedoso
sin origen conocido. Por lo general, los historiadores
dan preferencia a las primeras versiones sobre las más modernas
y este detalle en concreto no tiene ninguna raíz o ramificación
que lo conecte con el material original. El ufólogo Ole
J. Braenne ha diseccionado el relato de Spitzbergen
demostrando que contiene detalles imposibles como una duración
de los vuelos muy superior a las prestaciones de cualquier avión
de la época. Parece un completo y total fraude (18).
El hecho de que Lear añada una serie de puntos que no aparecen
en ninguna de las investigaciones realizadas es también razón
suficiente como para rechazar su "horrible verdad"
como una horrible ficción (19).
No obstante, a finales de la década de los 80,
Lear parecía ser alguien importante y una fuente digna
de consideración para muchos en el mundillo ufológico.
Unos pocos mostraban su escepticismo, pero apenas importaba.
No pudieron hacer nada para que esa "horrible verdad"
alcanzase una audiencia lo suficientemente amplia como para
recoger este nuevo mito, darle vida y construir sobre el mismo.
Podemos sospechar con cierta seguridad que fue la afirmación
de Lear sobre ese linaje de miles de millones de años de antigüedad
lo que convirtió a MU en un dios ante los ojos de Rebecca,
dotando de la máxima autoridad a sus preocupaciones ecológicas.
Es también un paso muy pequeño el que va desde esos Dioses Antiguos
lovecraftianos de Lear a las reflexiones recicladas de Lewel
sobre un Dios demasiado horrible para verle la cara.
Pero queda todavía una pieza del rompecabezas
por encajar. Existe otra personalidad ufológica anterior a John
Lear que menciona las mantis religiosas en relación con la ufología.
Esta persona es Whitley Strieber. El 14 de
marzo de 1986 se sometió a una regresión hipnótica para tratar
de explorar sus recuerdos sobre un incidente ocurrido en 1967
en la casa de su abuela. La regresión hizo aflorar la imagen
de un "insecto gigante". A primera vista,
"Parece una mantis religiosa. Pero es tan grande. ¿Cómo
puede ser tan grande?". Strieber vacila una y
otra vez sobre si parece realmente una mantis o no. Aparte del
tamaño, tiene unos ojos negros que parecen inconsistentes con
una mantis normal. A pesar de todo, cumple con el objetivo que
se atribuye normalmente a los insectos gigantes. Asustar
a la gente. Más específicamente, está en medio del
salón y le da un susto de muerte a su hijo. La historia completa
aparece en Communion (Comunión) (1987) (20).
Parece apropiado que haya sido un escritor
de novelas de terror tan conocido como Strieber el encargado
de introducir tal criatura en el estofado de parafernalia terrorífica
ya existente en torno al mito de la abducción alienígena.
Merece la pena señalar que al menos él tenía la sofisticación
suficiente como para presentar su experiencia con cierto escepticismo.
Reconoce que realmente las mantis no pueden ser tan enormes
como la que está viendo con sus propios ojos, incluso aunque
no mencione las razones. La experiencia ocupa sólo un par de
páginas del relato y no se relaciona con el resto de sus experiencias
más allá del ocasional rasgo insectoide de algún otro alienígena.
Aunque no es un elemento sustancial del libro, éste fue ampliamente
leído y puede considerarse la fuente inspiradora de
las revelaciones de Lear, además de constituir el precedente
para que los abducidos posteriores incorporasen este tipo de
bichos en sus relatos.
La genealogía de la mantis alienígena apunta tan
claramente a los efectos de meros factores culturales que no
creo que sea ni siquiera necesario reciclar mis advertencias
de que los insectos espaciales y los bichos gigantes son una
creación específica de la moderna cultura occidental (21). Este
es el tipo de alienígena que nos debería convertir a todos en
ateos. Recemos para no convertirnos en su presa (**).
Traducido del inglés por Luis
R. González Manso. Especial para Dios!
Nota del traductor (**)
Juego de palabras sin traducción posible: "Let
us prey".
NOTAS
1. Lewels, Joe The God Hypothesis: Extraterrestrial
Life and Its Implications for Science and Religion Wild
Flower, 1997, pp. 177, 242.
2.
Entre
estas taxonomías tenemos las de Linda Howe, note 5; Katharina
Wilson's en UFO Universe Spring 1995 y en su libro; Patrick
Huyghe's Field Guide to Extraterrestrials, 1996.
3.
Respectivamente
Flying Saucers Occupants (1967), The Humanoids (1969),
Passport to Magonia (1969), Close Encounter at Kelly
and Others of 1955 (1978).
4.
Bullard,
Thomas E. UFO Abductions: The Measure of a Mystery FFUFOR,
1987, capítulo 11.
5.
Véase
Phil Hardy's Encyclopedia of Horror Movies para una foto
de este monstruo. El dibujo de Porter aparece en los dos libros
de Howe.
6.
Howe,
Linda Glimpses of Other Realities: Volume 1: Facts and Eyewitnesses
LMH, 1993, p. 242.
7.
McCormick,
Carlo "Visions of Space and Ufos in Art: At American Primitive
Gallery" review paper, 1996, p. 4. www.
8.
Pritchard,
Andrea, ed. Alien Discussions: Proceedings of the Abduction
Study Conference held at M.I.T. North Cambridge, 1994,
p. 91.
9.
Howe,
volume 2, p. 310-1.
10. Strieber, Whitley Breakthrough Harper
PaperBacks, 1995, pp. 105, 108.
11. Jordan, Debbie & Mitchell, Kathy Abducted!
Dell, 1994, p. 3,
12. Achenbach, Joel "At the UFO Convention,
True Believers Enter Their Own Galaxy" The Washington
Post, March 19, 1997, p. D01.
13. Robertson, Don "UFO Series - Part
4: Abductees" Coastal View website
14. Valerian, Valdamar The Matrix: Understanding
Aspects of Covert Interaction With Alien Culture, Technology,
and Planetary Power Structures Nevada Aerial Research
& Arcturus Book Service, 1988, p. 234. La declaración de
Lear aparece en la página web de la Blue Brethren.
15. Locher, J.L. M.C. Escher: His Life
and Complete Graphic Work Abradale/Harry N. Abrams, 1982/92,
pp. 35, 263
Locher, J.L. The World of M.C. Escher Harry
N. Abrams, 1971 p. 6, 63-5.
16. Rovin, Jeff Aliens, Spaceships &
Rockets Facts on File, 1995, p. 253.
17. Ibid., Appendix A, entrada "Glun and
Bfan"
18. Braenne, Ole Jonny "Legend of the
Spitzbergen Crash" International UFO Reporter, Nov/Dec
1992, pp. 14-20.
19. Vallee, Jacques Revelations: Alien Contact
and Human Deception Ballantine, 1991.
20. Strieber, Whitley Communion Avon,
1987, pp. 155-6, 159.
21. Kottmeyer, Martin "Bugs Baroque"
Ufo Magazine 12, #4 July/August 1997 pp. 20-4.