Isabel Andrade y su esposo Guillermo viven en los
Estados Unidos desde 1965. Llegaron de su Rosario natal buscando
una nueva vida y la encontraron. Pronto vinieron al mundo sus
tres hijas y empezaron a saborear la felicidad. Hasta que la perdieron
una mañana de abril de 1993.
Jackeline, la mayor, hoy tiene 29 años**.
Katherine
y Jennifer
tenían 25 y 21 años cuando integraban la Rama Davidiana,
la comunidad religiosa liderada por David
Koresh, quien acababa de cumplir significativos 33
años.
Nadie sabe con certeza si Kathy y Jenny estaban
convencidas como Koresh de que se avecinaba el fin de los tiempos.
Pero lo fue. Tanto para ellas como para Chanel
-bebé de Kathye y presumiblemente hija de Koresh- y para
otras 81 personas que fueron masacradas en una acción policial
que se recordará como una de las más brutales de
la historia.
Tras un asedio de 51 días, el FBI se propuso
desalojar el complejo de Monte Carmelo en Waco, Texas, a fuerza
de abrir boquetes en las paredes e introducir una mezcla de gases
que -según una investigación- era altamente tóxico.
Allí había 21 niños en total, 17 de ellos
menores de 10 años.
El origen del fuego sigue generando controversias.
Pero el matrimonio Andrade y otras 28 familias no tienen dudas.
Por eso iniciaron una demanda contra el gobierno norteamericano.
Isabel y Guillermo se convirtieron en militantes
de su desconsuelo. Pese a que nadie les devolverá a los
ángeles que conocieron el infierno, no dan el brazo a torcer
y esperan que el veredicto judicial esté del lado de las
víctimas. Las pericias los favorecen. "El gas que
metió el FBI en el rancho durante la represión era
ilegal en lugares cerrados", afirman. "La situación
se agrava porque había niños. Revisamos tres videos
-uno de ellos provisto por gente de Oklahoma- y examinamos fotos.
Muchos murieron sofocados o envenenados por los gases.
Por eso los acusamos de asesinato".
La autopsia sobre los cuerpos de las hijas de los
Andrade se realizó un año después. "El
tiempo que demoraron en entregarlos", aclaran. Aún
quedaban restos de cianuro en la sangre y los pulmones. "Esto
quiere decir que esos gases eran un gran cóctel tóxico",
enfatiza Isabel.
Los estudios forenses determinaron que la hija de
Kathy también murió por asfixia. "Vimos un
video fechado en marzo del 93 donde se veía a Katy con
Koresh y la bebita. Los tres parecían estar bien".
En la charla telefónica, Isabel repite el
interrogante que la doblegó cuando la CNN mostró
las últimas imágenes del infierno: "¿Por qué
no fuí antes a rescatar a mis hijas? ¿Por qué?".
ANTES DEL FIN Kathy conoció a Paul
Fatta en 1989. Los dos íban a la Iglesia Adventista de
Martínez, una hermosa ciudad californiana situada a 43
kilómetros de San Francisco donde residían los Andrade
desde 1986. Oyeron hablar por primera vez de Koresh y la Rama
Davidiana cuando Paul quiso que Kathy presenciara una de sus prédicas.
Se enamoraron y ella pronto se unió al grupo.
Un año después Kathy volcó
mientras conducía su automóvil. El coche quedó
destrozado. Pero ella salió ilesa: el cinturón de
seguridad le había salvado la vida. Antes de partir, Koresh
le aconsejó que no viajara. Por eso no pensó en
el cinturón sino en un milagro. "Ella creyó
que era una señal, que no debía volver a casa. Y
renunció a su empleo y a la idea de estudiar veterinaria
para irse a vivir a Waco", recuerda Isabel.
En abril de 1992, Jennifer se enteró que
su hermana había tenido una beba y decidió viajar
a la comunidad. Tenía el boleto de vuelta. Pero jamás
lo usó. "Jenny quería ser modelo y era
profesora de una escuela de verano. Yo estaba segura de que volvería.
Sus creencias religiosas no eran tan fuertes", dice hoy su
madre.
En setiembre de ese año, las hermanas visitaron
a sus padres acompañadas por Steve
Schneider, el segundo de Koresh. "Yo también
creo en Dios -lo enfrentó Guillermo Andrade. Pero tu interpretación
religiosa no me interesa. Quiero que vivan conmigo, en mi casa.
Eso es todo". Desafiante, el davidiano le respondió:
"¿Qué va a hacer, raptarlas?". Fue como si le
hubiera leído el pensamiento.
INTENTO DESESPERADO Isabel decidió
viajar a Waco y pronto fue contactada por agentes del
Departamento de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF).
"Nos propusieron un trato: información a cambio de
sacar a las nenas. Por un momento me sentí mejor. Era hora
que alguien serio se ocupara del problema", recuerda. "Pero
nos fallaron: utilizaron nuestros datos para atacar; nunca
nos dijeron lo que pensaban hacer".
El matrimonio Andrade se dio cuenta de que había
llegado la hora de llevar adelante su propio plan: llamar a sus
hijas y avisarles que Isabel debía viajar con ellas a la
Argentina para que no perdieran los pasaportes. Pero Koresh no
lo permitió. "Un mes es demasiado tiempo", dijo.
Todavía no sabíamos que estaban metidas en una secta"
evoca el padre. Recuerda que una vez llamó a la Oficina
de Cultos y que de la Rama Davidiana sabían poco y nada.
A través de una amiga, Isabel supo que la
beba de Kathy se llamaba Chanel y había nacido el 2 de
febrero de 1992. Se reunió con un psicólogo especializado
y le aseguró que se trataba de una secta peligrosa. "Llámelas
una vez por semana, mantenga un contacto regular y hábleles
del pasado" aconsejó.
Isabel volvió a Waco el 28 de enero acompañada
por una amiga. Fue entonces cuando conoció a Koresh. "Enseguida
me hizo enojar porque no quería dejar salir a Kathy. Entró
a la habitación y me vio llorando. Me dijo que abriera
la Biblia y me negué. Pero mi amiga sí la abrió.
Y le predicó durante tres horas y media. ‘Ahora puede sacar
a sus hijas’, me dijo. Fuimos al hotel y Kathy me hizo masajes.
Fue el mejor momento. Luego fuimos al supermercado y ellas compraron
chocolate y cerveza para David. Era el único que tenía
ese privilegio".
Kathy lo negaba, pero Isabel no tenía
dudas de que Koresh era el padre de Chanel. "Lo confirmé
cuando comenzó el cerco policial, él dejó
salir a todos los chicos que no eran sus hijos. Y no quiso que
se fuera Chanel".
En uno de sus encuentros con el líder davidiano,
Isabel fue frontal: "David, usted no habla como Jesús,
usted no actúa como Jesús, usted no es Jesús.
Usted es el resultado de los abusos a los que fue sometido
cuando era chico". Se lo dijo el último día
que vio a sus hijas con vida.
EL VÉRTIGO FINAL Isabel comenzó
a llamar a las jóvenes con más regularidad. Incluso
les pedía que pusieran a Koresh en línea. El 27
de febrero, un día antes del copamiento policial, habló
con él por última vez. "¿Leyó el diario?
¿Leyó el diario? Dicen que abuso de los niños, que
tengo varias esposas y un arsenal en el rancho. Además,
sé que usted está diciendo que Kathy tuvo un bebé...",
dijo Koresh. "Lo sé porque lo averigué",
respondió Isabel. "Además -siguió-,
no es una suposición. Ella tuvo una nena. Pero no se preocupe:
la vamos a querer porque es parte de ella. No juzgamos a nadie...".
Koresh se tuvo que desdecir: "Okey, supongamos que es así.
Usted tiene que venir y escuchar lo que enseñamos, así
entiende por qué Kathy fue madre".
La mañana que la CNN mostró el asalto
de los agentes de la ATF, Guillermo fue optimista: "Me
sentí bien. Sentí que alguien hacía
algo y que iban a sacar a mis nenas". Isabel no: "Yo
conocía a David. Sabía que era terco e imprevisible.
Sigo sin entender por qué no lo atraparon afuera. Porque
él salía a correr todos los días".
Kathy, Jennifer y Chanel no salieron y el 19 de
abril, el día del ataque final, las encontró dentro
del Rancho Apocalipsis. "El FBI actuó como si fuera
un caso de secuestro e ignoró que Koresh no obedecía
la ley del hombre. Rompieron el edificio de tal forma que
se produjo un túnel de rápida conducción
del aire". Las observaciones de Isabel Andrade coinciden
con un informe que presentó Gordon Novell, un investigador
especial que participó en varios comités presidenciales.
Probó que las mezcla de gases era tóxica y que muchos
murieron al respirarlo: "El gobierno tenía la capacidad
científica para prever las consecuencias del ataque".
Joyce Spark, una funcionaria de la Asociación
para la Protección del Niño al tanto del tipo de
gas que iba a utilizar, expresó su preocupación
al FBI. "Los van a matar a todos", advirtió.
También comprobó que en el complejo había
microfonos ocultos. "El gobierno sabía que estaban
muriendo asfixiados y no tenían escapatoria. Algunos cuerpos,
además, aparecieron con balas de un arma calibre 45 que
los davidianos no tenían", concluyó Novell.
NOTA:
* Gracias al periodista Javier Avena,
sin cuya generosa ayuda esta nota no hubiera sido posible, e Isabel
Andrade, por colaborar para este artículo y, sobre
todo, por su ejemplo de amor.
** Este artículo se publicó por primera vez en 1995.
Hoy Jackeline tiene 37 años.
Primera publicación: Sección "En trance",
diario La Prensa. Buenos Aires, 23 de abril de 1995.
© 1995 Alejandro Agostinelli. Todos los
derechos reservados.
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Koresh [Vernon Wayne Howell]
Steve Schneider
Alejandro
Agostinelli
ENLACES RELACIONADOS
The
Waco Memorial Project
Isabel Andrade, madre de Kathie y Jennifer y abuela de Chanel,
dejó aquí una triple evocación que vale la
pena visitar.
CHANEL ANDRADE
http://members.aol.com/karenwmp/waco/chanel.htm
KATHIE ANDRADE
http://members.aol.com/karenwmp/waco/kathie.htm
JENNIFER ANDRADE
http://members.aol.com/karenwmp/waco/jenny.htm
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