Los trágicos acontecimientos que se verificaron
en Waco, Texas, entre el 28 de febrero y el 19 de abril de 1993
informaron sobre las primeras planas de diarios de todo el mundo
el problema de los nuevos movimientos religiosos, impropriamente
llamados ‘sectas’ o ‘cultos’ (1). Ya que -al menos- la prensa
mundial se ha expresado tomando lo ocurrido en Waco de un modo
gravemente impreciso, es oportuno intervenir sobre las premisas,
sobre los hechos y sus interpretaciones.
1. LAS PREMISAS
a. Los nuevos movimientos religiosos
En los Estados Unidos funcionan más de 1500 diferentes
nuevos movimientos religiosos (de ahora en más, NMR) (2).
Las explicaciones sobre su proliferación ofrecidas por
historiadores, sociólogos y psicólogos de la religión
son múltiples. Si bien sería necesario un debate
extremadamente articulado (3), será suficiente subrayar
que la presunta ‘locura’ de los líderes y seguidores
no explica adecuadamente el nacimiento y duración en el
tiempo de los NMR. Si se le da a la palabra ‘locura’ un sentido
técnico reconocible por la psiquiatría, se puede
concluir que la presencia de ‘locos’ en los NMR no es más
alta que en la población en general, a menos de que
se adopte un prejuicio pseudocientífico positivista consistente
en llamar ‘locos’ a quienes profesan ideas religiosas consideradas
inaceptables por el ‘mundo moderno’ o por la mayoría social
(4). En cuanto a las relaciones entre los líderes y los
adeptos de los NMR, operan, a su vez, procesos psicosociales complejos,
y la metáfora ‘lavado de cerebro’ no se rinde cuenta de
adecuadamente ni de las razones ni de los hechos. Toda vez que
se la aplica a los movimientos religiosos, la teoría del
‘lavado de cerebro’ ha sido declarada, tras largos estudios, ‘no
científica’ por la American Psychological
Association, quizá la más autorizada organización
profesional en el mundo en el campo de la psicología y
de la psiquiatría (5). Resolver, por tanto, todos los problemas
relativos a la tragedia de Waco hablando del ‘profeta loco’ o
declarando tranquilamente -ignorando todas las críticas
científicas que han demolido a esta teoría- que
"David
Koresh había reclutado a un número impreciso
de jóvenes sometiéndolos a lavado de cerebro"
(6), no solo no ayuda a comprender qué ha sucedido en Waco
sino que contribuye a difundir en la opinión pública
dañinos estereotipos pseudocientíficos (7).
b. Los movimientos anti-sectas La escena norteamericana
-y acaso también la europea- se ha caracterizado por la
presencia de pequeños pero agresivos movimientos ‘anti-sectas’
y ‘contra las sectas’. Mientras los movimientos ‘contra las sectas’
denuncian ‘sectas’ partiendo de una prospectiva de carácter
religioso, los movimientos ‘anti-sectas’ tienen una postura
laica y atacan a las ‘sectas’ en cuanto éstas viven
la religión con una intensidad que sería ‘inaceptable
en el mundo moderno’. Ultimamente, según los movimientos
‘anti-sectas’, las ‘sectas’ son nocivas en cuanto expresión
de un ‘fanatismo religioso’ que debería limitarse por medio
de enmiendas legales a cargo del Estado Moderno, que debería
fijar rigurosamente los límites cuantitativos entre los
cuales la intensidad de la experiencia religiosa puede ser tolerada.
Muchos movimientos ‘anti-sectas’ -si bien no todos- favorecen
la llamada ‘desprogramación’, una práctica
-considerada ilegal por la mayoría de los tribunales norteamericanos
que se ocuparon del tema- que consiste en raptar al adepto adulto
enrolado en una ‘secta’, generalmente a pedido de los padres o
de otros parientes, para luego mantenerlo aislado contra su voluntad
en un lugar donde los ‘desprogramadores’ -que no son médicos
ni psiquiatras, sino en general ex miembros de ‘sectas’ que desarrollan
esta actividad con fines de lucro- lo ‘bombardean’ con presiones
psicológicas (a menudo con violencia física) hasta
lograr que el ‘desprogramado’ declare haber sido convencido de
abandonar la ‘secta’ (8).
Mientras los movimientos ‘contra las sectas’ de
inspiración protestante -si se exceptúan algunas
declaraciones del profesor Ronald M. Enroth- mantuvieron un perfil
demasiado bajo sobre los hechos de Waco, los dos mayores movimientos
‘anti-sectas’ estadounidenses, el CAN (Cult
Awareness Network, Red de Concientización sobre
Cultos) y la AFF, American Family Foundation,
Fundación Americana para la Familia), estuvieron entre
los mayores protagonistas (9).
c. El problema de las armas de fuego en los EE.UU La
legislación sobre las armas de fuego en los EE.UU. es considerada
entre las más liberales del mundo. Las leyes reconocen
a todo ciudadano adulto el derecho de portar armas sin necesidad
de autorizaciones específicas. En los últimos años,
numerosos exponentes del Partido Demócrata propusieron
modificar la legislación sobre este punto, pero estas propuestas
-combatidas en general por el Partido Republicano, quienes aquí
también ven un intento por destruir a los grupos civiles
de defensa territorial de ideas conservadoras- son siempre rechazadas.
La idea según la cual la libertad de portar armas es una
libertad fundamental, que no se puede poner en discusión
por el Estado, parece estar profundamente enraizada en la psicología
social estadounidense desde los tiempos de la guerra de la
Independencia y de la Frontera. Naturalmente, a los ciudadanos
no les son permitidas armas de cualquier tipo: las leyes prohiben
la adquisición de diversas categorías de armas –por
ejemplo, las ametralladoras- siendo particularmente severos ante
la modificación de armas de venta libre para transformarlas
en armas más rápidas o letales. La violación
a las leyes sobre armas son combatidas por un cuerpo especial
de seguridad pública llamado ATF,
el Bureau of Alcohol Tobacco and Firearms (Oficina para
el Alcohol, el Tabaco y las Armas de Fuego), que se ocupa también
del contrabando (no confundir con la policía local ni la
policía federal, el FBI (Federal
Bureau of Investigation, Oficina Federal de Investigaciones).
Como sabe quien esto escribe, incluso por experiencia propia,
numerosísimos grupos religiosos estadounidenses -como el
resto de sus adversarios del movimiento ‘anti-sectas’-, se sienten
con o sin razón amenazados, hacen largo uso de la facultad
de portar armas consentida por la ley del país.
d. La Rama Davidiana Un buen número
de NMR norteamericanos -no todos- es milenarista y espera el fin
del mundo para una fecha próxima (10), y dentro del filón
milenarista una corriente de importancia central es adventista,
que tiene su origen en el anuncio profético de William
Miller (1782-1849), un predicador laico bautista quien
conquistó enorme fama prediciendo el fin del mundo primero
para 1843 y luego para 1844. Cuando esta profecía no se
verificó –circunstancia conocida por los historiadores
de la religión como la Gran Decepción de 1844- los
seguidores de William Miller se dividieron en varios grupos, entre
ellos tanto los actuales Adventistas del Séptimo Día
como los Testigos de Jehová (11). Pero los grupos adventistas
hoy existentes son algunos centenares. Uno de los líderes
adventistas menos conocidos -pero que originó una decena
de movimientos contemporáneos- es el búlgaro Victor
T. Houteff (1885-1955). Emigrado a los Estados Unidos,
Houteff adhirió a los Adventistas del Séptimo Día,
del cual se convierte en un importante dirigente en Los Angeles
en los años 20. Entre los años 1930 y 1932 publica
en dos volúmenes la obra The Shepherd’s Rod [La
verja del pastor], en la cual sostenía que sólo
144.000 personas son llamadas a formar parte en sentido estricto
del Reino de Jesucristo –una teoría recogida por los
Testigos de Jehová, aunque no por los Adventistas del Séptimo
Día- y que, antes de la Segunda Venida de Jesucristo, los
144.000 elegidos deberán reconocerse entre sí y
reunirse en Palestina (12).
Para los Adventistas del Séptimo Día,
estas ideas eran evidentemente heterodoxas y, en 1934, la obra
The Shepherd’s Rod fue condenada. En 1935, Victor T. Houteff
funda una editorial, la Shepherd’s Rod Publishing Association,
la cual más tarde cambiará su nombre por la Universal
Publishing Association, y mudándose Waco, Texas, donde
se inaugura una sede llamada Mount Carmel Center. En los inicios,
Victor T. Houteff –pese a que su obra había sido condenada-
consideraba a su organización no una nueva denominación
sino un simple movimiento interno de los Adventistas del Séptimo
Día, un grupo –vale la pena recordar- que hoy cuenta
con unos cinco millones de seguidores en el mundo y
que ya poseía dimensiones notables en los años 30.
Efectivamente, muchos seguidores de Houteff seguían siendo
miembros de congregaciones locales de los Adventistas del Séptimo
Día. La ruptura definitiva recién se consumó
en los años 1942-1943 a causa del pacifismo radical del
grupo de Waco, que se oponía incluso al servicio civil
en tiempos de guerra y a la participación en la guerra
en servicios auxiliares, sin embargo admitida por la iglesia adventista
mayoritaria. Así, en 1943, fue fundada la General Association
of Davidian Seventh-day Adventists (Asociación General
de Davidianos Adventistas del Séptimo Día), una
denominación formalmente cismática. El centro de
Waco no supera nunca los 125 residentes, pero el movimiento contaba
algunos millares de seguidores en los EE.UU, Gran Bretaña,
Canadá y Australia.
En 1955, con el fallecimiento de Victor T. Houteff,
su mujer Florence le sucede en el liderazgo. Pese a que esta sucesión
fue indicada por el propio fundador, un grupo de davidianos no
acepta a Florence Houteff como
nueva dirigente del movimiento y funda una denominación
cismática, la Branch Seventh-day Adventists (Rama Adventistas
del Séptimo Día), que comienzan a ser llamados popularmente
Rama Davidiana, bajo la guía de Benjamin
Roden.
Como sucede con frecuencia en los ambientes milenaristas,
Florence Houteff busca remontar las incomodidades que causó
la desaparición del fundador y del cisma de Benjamin Roden
anunciando una fecha precisa: el 22 de abril de 1959, Dios
intervendrá personalmente para expulsar de Palestina tanto
a los árabes como a los hebreos, dejando entrar a su pueblo
para fundar el "reino davidiano". El 19 de abril
de 1959 centenares de davidianos de todo el mundo se reúnen
en Waco a la espera de la fecha fatídica. No sucede nada,
pero la fecha se posterga hasta el 22 de diciembre de 1961, cuando
Florence Houteff declara públicamente haberse equivocado
y repudia la teología del movimiento en cuanto se había
fundado en premisas erróneas. En marzo de 1962, Florence
Houteff declara la disolución de la Asociación General.
Pero no todos los seguidores aceptan la decisión y un grupo
continúa la Asociación, instalando la sede en Riverside,
California, cerca de Salem, en Carolina del Sur, donde la Asociación
aún existe bajo la guía de Ron
Adair.
La profecía de Florence Houteff y su equívoco
determina el nacimiento de un cisma moderado, doctrinariamente
cercano a los Adventistas del Séptimo Día. Se trata
de la Davidian Seventh-day Adventist Association (Asociación
Davidiana Adventista del Séptimo Día), fundada en
Los Angeles en 1961, cuya sede central se encuentra hoy en la
gran comunidad agrícola de Basham Hill, en Exeter, Missouri.
Este grupo -liderado por Jemmy E. Bingham-
es la mayor organización davidiana existente en la actualidad,
con millares de miembros y comunidades en 25 países aparte
de las existentes en los Estados Unidos.
Al lado del grupo de Salem y el de Exeter siguió
con su actividad el grupo que había surgido del cisma de
Benjamin Roden que, como vimos, declinó reconocer a Florence
Houteff como legítima sucesora de su marido Victor. Este
grupo, más pequeño, se organizó en un rancho
en los alrededores de Waco y continuó con su actividad
hasta la muerte de Roden, en 1978. Imitando a Victor T. Houteff,
Benjamin Roden también designó como su sucesora
a su mujer Lois. Ella murió en 1986 y, en los dos años
siguientes, se desarrolló una lucha por la sucesión
entre su hijo, George Roden, y Vernon
Wayne Howell, nacido en 1959 en Houston, Texas, quien había
cambiado su nombre por el de David Koresh
incluso antes de adherir a la Rama Davidiana (13), cuando iniciaba
una carrera como músico deseoso de proponer un ‘rock cristiano’.
En 1987, los grupos liderados por George Roden y Vernon Wayne
Howell se enfrentan armas en mano y explotan algunos
golpes.
George Roden, seguido por una minoría, deja
el rancho de Waco, no sin relatar antes su versión sobre
el incidente a la prensa. Vernon Wayne Howell -alias David Koresh-
es arrestado por el sheriff del condado –no opone la menor resistencia-,
es procesado en 1988 y absuelto, no habiendo podido probar
la fiscalía la acusación de haber disparado personalmente
contra Roden y sus seguidores ni que, al ser agredido por
sus opositores (quienes habrían tomado antes que él
las armas), se hallaba en situación de legítima
defensa.
De regreso al rancho después de la absolución,
David Koresh querella a cierto número de diarios por
calumnia y obtiene significativas sumas de dinero a título
de negociación (14). Este asunto, como se comprenderá,
no favorece las buenas relaciones entre la prensa y la Rama
Davidiana; por el contrario, refuerza la autoridad carismática
de David Koresh entre sus fieles y algunos comienzan a considerarlo
la segunda venida de Jesucristo anunciada por el Apocalipsis:
entrevistado por estudiosos, Koresh algunas veces admitió
al menos indirectamente y otras negó abiertamente esta
identificación (15).
En 1992, entra en escena Rick
Ross, definido por la organización anti-sectas
CAN como "uno de los seis mejores desprogramadores de los
Estados Unidos". Rick Ross no tiene ninguna experiencia psiquiátrica
ni psicológica sino un pasado de guardaespaldas de diversas
personalidades y de ladrón: en 1975 fue condenado en
Phoenix, Arizona, con una sentencia firme por hurto en una joyería.
Colabora regularmente con el CAN y -como numerosos exponentes
anti-sectas- forma parte de organismos del mundo hebreo norteamericano
que desarrolla actividades de lobby contra las ‘sectas’, en particular,
es miembro de dos comités de la Union of American Hebrew
Congregations y de una comisión de la organización
hebraica, con sede en Washington, B’nai B’rith International (16).
En 1992, Rick Ross se jacta de haber ‘desprogramado’ a un miembro
de la Rama Davidiana y de haber descubierto que, dentro del rancho
de Waco, se abusa de los niños, incluso sexualmente,
y se detentan armas cuya posesión es ilegal. Rick
Ross, sostenido por algunos órganos de prensa y del CAN,
logra interesar por sus acusaciones a los servicios sociales del
condado, que entre 1992 y 1993 visitan repetidamente el rancho
y concluyen que no existe prueba alguna de abuso de menores.
Se llegan a encontrar pruebas de la práctica de la poligamia,
técnicamente prohibida por las leyes norteamericanas, pero,
de hecho, tolerada al menos desde los años 50 a causa de
decenas de grupos diversos, religiosos o no, que operan en los
EE.UU. a la luz del sol. Los servicios sociales texanos deciden
no dar paso a acciones legales contra la Rama Davidiana.
Parece que Rick Ross tuvo más éxito con el ATF,
que a comienzos de 1993 decide intervenir contra la Rama Davidiana
(17).
2. Los hechos Los acontecimientos ocurridos
en Waco el 38 de febrero al 19 de abril de 1993 son conocidos,
y alcanzarán unas rápidas observaciones. El 28 de
febrero de 1993, sin preaviso, los agentes de la ATF atacan por
la fuerza el rancho de la Rama Davidiana, que responden disparando.
Después de 45 minutos de tiroteos yacen sobre el terreno
cuatro agentes de la ATF; dentro del rancho davidiano los muertos
son, al parecer, seis.
La ATF decide transformar el asalto en asedio y
pronto es susitituída por el FBI, que hace rodear el rancho
por unos cuatroscientos agentes con blindados, tanques de asalto
y carros armados. El asedio dura cincuenta días,
en el curso de los cuales una decena de davidianos, con la autorización
de David Koresh, se rinden de a uno al FBI y dejan el rancho,
llevándose con ellos a una veintena de niños. Varios
intentos de mediación fracasan: Koresh promete rendirse,
pero no inmediatamente (18), y un centenar de seguidores se queda
con él. El 19 de abril, a las seis de la mañana,
sobre la base de una orden originada en Washington, el FBI
ataca el rancho y un tanque de asalto M728 abre un boquete en
el edificio principal, seguido de otros tanques de asalto que,
lentamente, saturan el edificio con gas lacrimógeno.
A las 11.45 algunos davidianos se acercan a las ventanas con un
cartel que pide restablecer las líneas telefónicas
-cortadas por el FBI- para parlamentar. Es demasiado tarde:
a las 12:05, mientras otro M729 derrumba una pared del edificio
donde están guarnecidos los davidianos, se desata un furioso
incendio. Alrededor del rancho hay toda clase de tanques de
asalto, pero ningún carro de bomberos. La primera autobomba
llega a las 12.38, pero todos los edificios del rancho ya están
completamente destruidos. El número de sobrevivientes -según
la prensa, cinco en prisión, cuatro en el hospital- parece
cierto, aunque la duda persiste respecto del número de
muertos: entre 80 y 90, probablemente 86, de los cuales al menos
17 son niños.
La tragedia ha terminado y comienza la polémica:
el fuego ¿fue encendido por los davidianos, como afirma el
FBI que habla de suicidio colectivo, o fue causado por
los tanques de asalto de la policía federal? ¿Tiene
la tragedia un culpable?
En realidad, el incidente crucial es el del 28 de
febrero: todo lo demás fue una trágica consecuencia.
Como escribió un diario considerado muy cercano a la administración
Clinton, "lo que hizo el FBI el 19 de abril parece moderado
si se lo compara con el asalto del 28 de febrero en el centro
de la Rama Davidiana por parte de agentes de la ATF, en el cual
un tiroteo de dudoso origen dejó sobre el terreno los cadáveres
de cuatro agentes y seis miembros de la secta. El Congreso ha
programado una investigación sobre el incidente. Las preguntas
más importantes no esperan conclusiones espectaculares
del 19 de abril. Sí se esperan de lo que sucedió
en el inicio, dos meses antes" (19).
Es necesario subrayar que -cualquiera sea la verdad
sobre el comportamiento sexual de David Koresh y de sus seguidores-
la ATF, que condujo el ataque del 28 de febrero, no se ocupa
de moralidad pública, no se ocupa de abuso de menores y
naturalmente no se ocupa de ‘lavado de cerebro’. Si había
sospechado la existencia de diversos crímenes, la ATF no
hubiera debido intervenir, sino el FBI u otros cuerpos de policía.
La ATF sólo intervino por una única violación
de su competencia: la manipulación de armas, transformadas
en armas automáticas prohibidas. Esta falta -irónicamente-
nunca fue probada: el único test -el único ‘experto’
consultado por la ATF- fue el desprogramador Rick Ross, mientras
parece ser verdad que las armas que dispararon sobre los agentes
de la ATF fueron armas cuya posesión no está prohibida
por la ley norteamericana. En todo caso, la manipulación
de armas para volverlas más peligrosas no es un falta sancionada
en Texas con penas particularmente graves. Según un artículo
de Newsweek -por otra parte hostil a la ATF- parece que
las armas ‘trucadas’ del tipo de la cual estaría en posesión
de la Rama Davidiana estaban regularmente en venta en las armerías
de Waco (20).
Para dar con la verdad sobre esta falta poco más
que contravencional, la ATF -tras haber hecho entrar a un infiltrado
dentro del rancho davidiano- atacó a las 8:30 de la mañana
del domingo 28 de febrero con "más de cien agentes
en pie de guerra", con blindados y helicópteros (21).
Cualquier auténtico experto en nuevos
movimientos religiosos milenaristas habría podido prever
fácilmente el éxito de un ataque de este género
contra un grupo que considera cercana la hora del fin del mundo.
Sintiendo cerca el inicio de sucesos apocalípticos, los
davidianos dispararon, los agentes de la ATF respondieron y el
resultado fueron diez muertos. El asedio –con la intervención
del FBI- se había vuelto inevitable: ahora no se trataba
más de la hipotética detención de armas ilegales,
sino de homicidio. Y la preguntas permanecen. ¿Por qué
la ATF no recurrió a la policía del condado, que
en 1987 había arrestado a David Koresh sin que éste
opusiera resistencia y cuyos agentes conocían a los davidianos,
que frecuentaban tranquilamente al bar local hasta el día
antes? Una residente de Waco, que un día antes del incidente
había tomado un té en un pub con David Koresh, declaró
a Newsweek que no le parecía un loco: "Era
un tipo normal, y las personas que estaban con él no me
parecían ciertamente víctimas de un lavado de cerebro"
(22). Y ahora: si el problema era arrestar a David Koresh, ¿por
qué no arrestarlo por las calles de Waco por las cuales
paseaba a diario o en el pub donde iba a tomar el té?
Si las armas estaban en el rancho ¿por qué tomar por
asalto el rancho? Pero finalmente –y sobretodo- si se trataba
solo de una violación relativamente menor de las leyes
sobre armas- ¿por qué el asalto estilo militar? ¿Por qué
notificar sobre una contravención con helicópteros
y blindados?
Después del tiroteo del 28 de febrero, el
asedio era inevitable. No era inevitable el asalto final del 19
de abril, a propósito del cual se debatirá por
años si el incendio que provocó las 80 víctimas
fue causado por los tanques de asalto del FBI o por la misma Rama
Davidiana (23). El asalto, como luego se supo, fue ordenado
personalmente por el ministro de Justicia, la señora Janet
Reno, con la aprobación del mismo presidente Bill
Clinton. La prensa internacional –que suele escribir toda
clase de estulticias sobre las ‘sectas’- esta vez no se equivocó
al juzgar desastrosa la orden impartida por el gobierno de Washington
al FBI. "El error de cálculo del presidente Clinton
-escribió The New York Times- fue total. El affaire
Koresh fue mal llevado desde el inicio hasta el fin" (24).
En Londres, The Daily Telegraph concluyó impiadosamente
que "los sucesos de Waco aumentan nuestra preocupación
a propósito de la administración Clinton, que se
revela incapaz actuar con juicio durante una crisis y de controlar
a su burocracia" (25). ¿Pero se trató sólo
de incompetencia? ¿O –según hipotetizaron algunos- una
administración un poco detenida con los serbios en política
exterior y con terroristas en política interna quiere
reconquistar una reputación de firmeza a expensas de un
grupo pequeño y ciertamente impopular?
El ministro de Justicia, la señora Janet
Reno, polémica por su vida privada y por su empeño
público al límite del fanatismo a favor de los homosexuales
y del aborto, ¿quiso quizás relanzar su prestigio con una
‘victoria’ a buen mercado’? ¿Cuán liberal era en verdad
la administración liberal de Bill Clinton? ¿O ser ‘fuerte
con los débiles y débil con los fuertes’ es el modo
de ser de los liberales?
3. Las interpretaciones
a. La comparación con Jonestown ‘Guyana quince años
atrás: otra tragedia, la misma locura’, titulaba el Corriere
della Sera el 20 de abril de 1993. El artículo hacía
referencia al suicidio colectivo del grupo denominado Templo del
Pueblo ocurrido en Guyana en noviembre de 1978: los muertos no
fueron "400", como declaraba el artículo, sino
900. El paralelo con la tragedia de Jonestown -la ciudad en la
jungla de Guyana creada por el fundador del Templo del Pueblo,
Jim Jones (1931-1978)- ha sido propuesto
por diversos diarios, pero es del todo confuso, incluso prescindiendo
del hecho de que todavía no es del todo cierto que lo de
Waco fuese un suicidio. Con todo, el Templo del Pueblo no era
una ‘secta’ o un grupo religioso autónomo, sino un movimiento
eclesial, reconocido como tal, dentro de una respetada denominación
del protestantismo mayoritario en los Estados Unidos, los Discípulos
de Cristo (26). Pero, sobre todo, lo que caracterizaba al Templo
del Pueblo, era su versión extrema de la ‘teología
de la liberación’, donde el marxismo absorbía completamente
los elementos cristianos hasta cancelarlos. A la pregunta "¿Cuál
es vuestro Dios?", el Templo del Pueblo respondía
claramente: "El Comunismo"; "el Dios Omnipotente
es el Socialismo" y el Dios de la Biblia es solo "un
falso Dios" (27). Entre sus defectos, ciertamente numerosos,
David Koresh no contaba con el de ser comunista. Quizá
Koresh consideraba que él encarnaba la nueva venida de
Jesucristo; ciertamente Jim Jones se contentaba con ser la nueva
encarnación de Vladimir Ilich Lenin
(28). ¿Waco y Jonestown ‘la misma locura’, como escribió
el Corriere della Sera? No: como descuenta la literatura
científica sobre el Templo del Pueblo, la ‘locura’ de Jonestown
era distinta, no se relacionaba con la religión o con las
‘sectas’, sino con el comunismo. ¿Locura? Tal vez. Pero solo porque,
explicaba Jim Jones, "no estoy seguro de que no se deba ser
un enfermo mental para ser comunista" (29).
b. ¿Hay un culpable? Desde el punto de vista
técnico todo cuanto sucedió en Waco puede ser ciertamente
imputado a un conjunto de impericias políticas, culturales
y técnicas de la administración Clinton y de
la burocracia norteamericana. Impericia cultural, porque los verdaderos
expertos de nuevos movimientos religiosos no fueron consultados.
Impericia técnica, porque se gestionó la situación
alrededor del rancho de Waco en el peor modo posible. Y, sobre
todo, impericia política, porque decidieron ‘mostrar los
músculos’ contra adversarios considerados ‘fáciles’
sin medir las consecuencias. ¿Se trata, ahora, de absolver a la
Rama Davidiana? Ciertamente no. También ellos son responsables,
y la mentalidad milenarista se revela llena de peligros no sólo
espirituales. Quien espera el fin del mundo de un día
para el otro, en un momento de crisis, fácilmente se comportará
como si el fin del mundo hubiera comenzado. Sin embargo, también
hay otros culpables. Se trata del movimiento anti-sectas y
de cierta prensa que aceptó hacer las veces de portavoz.
Después del 28 de febrero y antes del 19 de abril, el boletín
del grupo anti-sectas AFF publicó un impresionante listado
de decenas de diarios, periódicos y estaciones de TV norteamericanas
que tomaron las versiones sobre el episodio de Waco difundidas
por la misma AFF y el CAN. El presidente de la AFF, Herbert
Rosedale, declaró habler hablado durante una hora
con el responsable de la sección religiosa de Newsweek
convenciéndolo de dar un cierto corte a los artículos
sobre Waco. "Periodistas, escritores y productores televisivos
vienen a nosotros en busca de la información y saben cómo
encontrarnos", comentó Rosedale.
Marcia Rudin, encargada
de prensa de la AFF y consultora para el problema de las ‘sectas’
del American Jewish Committee, fue interpelada por decenas de
periodistas para ‘ayudar’ a ‘entender’ Waco (30). No es imposible
que las organizaciones anti-sectas exageraran su importancia,
pero es un hecho que –sobre todo antes del 19 de abril- los más
difundidos semanarios norteamericanos, como Time, un bastión
del movimiento anti-sectas, y Newsweek, y numerosos diarios
–incluso italianos- se asemejaban en modo sorprendente los unos
a los otros y citaban a los mismos ‘expertos’ -entre ellos Herbert
Rosedale y Marcia Rudin-, ignorando a los especialistas académicos,
que quizás tenían mucho más para decir; entre
otras cosas, los exponentes del movimiento anti-sectas no sabían
nada de la Rama Davidiana hasta las actividades del desprogramador
Rick Ross en 1992 e incluso ahora demuestran ignorar la historia.
Todos los diarios influidos por el movimiento anti-sectas repiten
el mismo silogismo: la Rama Davidiana es una típica
‘secta’, la Rama Davidiana son locos y peligrosos; entonces las
‘sectas’ son locas y peligrosas y el Estado debe intervenir. En
Italia, el diario La Repubblica se unió gustosamente
al coro, reclamando "medidas concretas contra la instrumentalización
de la fe", definida como uno de los "fenómenos
injustificables en una sociedad civil" (31). Y el tono es
el mismo en gran número de diarios.
La ‘secta’ típica, en cambio, no existe.
La Rama Davidiana es distinta de los cientólogos, los cientólogos
no son similares a los Testigos de Jehová, y saber mucho
sobre los testigos de Jehová no ayudará a entender
a las nuevas religiones japonesas. Los nuevos movimientos religiosos
son diversísimos entre sí y, cuando aparece uno
nuevo -nuevo para la gran prensa, ya que el movimiento davidiano
existe en Waco desde 1935- el deber es tomarse el trabajo de estudiarlo
y de reconocer sus peculiaridades. "Hacer de todas las
‘sectas’ un paquete" es, en cambio, útil para quienes
proponen leyes ‘anti-sectas’, ‘medidas concretas contra la
instrumentalización de la fe’, como invoca La Repubblica
y como han pedido después de Waco centenares de diarios
de todo el mundo. Mons. Giuseppe Casale, arzobispo de Foggia-Bovino,
escribió: "Las leyes que proponen los ‘movimientos
anti-sectas’ -incluso porque se niegan a examinar las creencias,
y valoran los comportamientos con criterios puramente cuantitativos-
son (...) peligrosas, porque existe el riesgo no teórico
de que el Estado moderno, largamente secularizado, juzgue ‘demasiado’
intensas también las experiencias religiosas que se sitúan
en el interior de las ‘viejas’ religiones aparte de las ‘nuevas’"
(32).
El tono con el cual el movimiento anti-sectas
ha saludado la tragedia de Waco es verdaderamente fastidioso.
Parece casi, con poco respeto por los muertos, un tono de júbilo,
por haber encontrado una nueva parábola –mientras la de
Jonestown, de la cual es demasiado notable su carácter
marxista, es siempre menos presentable- con la cual ilustrar y
propagandizar sus propias tesis. El movimiento anti-sectas
cree en un gran y universal complot de las ‘sectas’ y del ‘fanatismo
religioso’ contra el mundo moderno, la racionalidad, la democracia
y la ciencia. Personalmente, soy muy escéptico respecto
de la existencia de esta clase de ‘complot’. Si fuese menos escéptico,
consideraría más inquietante el hecho de que desprogramadores
como Rick Ross y los exponentes del movimiento anti-sectas comenzaron
a ‘prever’ una posible tragedia en Waco muchos meses antes de
que sucediera, cuando nadie de la Rama Davidiana –ni siquiera
especialistas de ramas más periféricas del adventismo-
había sentido hablar de ello. Y me preguntaría -siempre
que fuera interesado en los ‘complot’ como lo son en ciertos movimiento
anti-sectas- por qué los desprogramadores, el CAN y una
cierta prensa han empujado a la ATF contra la Rama Davidiana,
por qué la ATF se dejó involucrar y la administración
Clinton los puso enseguida a su lado.
Podría hipotetizar, finalmente, que alguien
estaba interesado en crear un incidente sangriento para relanzar
la polémica anti-sectas en un momento que parecía
languidecer. Pero, como he dicho, prefiero no creer en ningún
complot. Me limito a observar que el movimiento anti-sectas trata
de aprovechar para sus fines a los 80 muertos, entre los
cuales hay al menos 17 niños, víctimas de una
tragedia que los desprogramadores y sus amigos han contribuido,
al menos, a provocar. Y esta es la verdadera ‘instrumentalización’
a la cual debemos oponernos con firmeza.
Notas y referrencias: (1) Sobre
los problemas terminológicos, cfr. mi artículo "Nel
paese del punto esclamativo: ‘sette’, ‘culti’, ‘pseudo-religioni’
o ‘nuove religioni’"?, en Studia Missionalia, vol.
41, 1992, número sobre Religious Sects and Movements, pp.
1-26.
(2) Cfr. J. Gordon
Melton, Encyclopedia of American Religions,
4a ed., Gale, Detroit 1993.
(3) Para una introducción general,
cfr. mi artículo "La questione della nuova religiosità",
Cristianità, Piacenza 1993.
(4) Cfr. sobre este aspecto la obra
de un eminente psiquiatra norteamericano, Marc Galanter, Culti.
Psicologia delle sette contemporanee, trad. it., SugarCo,
Milano 1993.
(5) Cfr. Board of Social and Ethical
Responsibility, American Psychological Association, Memo al
comité DIMPAC, 11 de mayo de 1987.
(6) R. E., "Birra, mitra, rock’n’roll.
Così nasce il ‘martirio’", en Corriere della Sera,
20-4-1993. Al día siguiente, el mismo diario dio espacio
a la asociación anti-secta italiana ARIS (Associazione
per la ricerca e l’informazione sulle sette), cuyo presidente,
Ennio Malatesta, habló de las ‘sectas’ en general, invitando
a "llevar a la magistratura a estos locos criminales"
(Barbara Stefanelli, "Perché è impossibile
recuperare quei familiari perduti", ibid., 21-4-1993).
(7) Para una excelente revisión
de estos temas, cfr. Eileen
Barker, I nuovi movimenti religiosi. Un’introduzione
pratica, ed. it., Mondadori, Milano 1992.
(8) Sobre la desprogrammación,
cfr. ibidem. Sobre la distinción entre movimientos ‘anti-sectas’
y ‘contra las sectas’ cfr. mi artículo "La questione
della nuova religiosità", cit.; y "Il movimento
‘anti-sette’ laico e il movimento ‘contro le sette’ religioso:
strani compagni di viaggio o futuri nemici?, in Cristianità.
(9) Finalmente, los "desprogramadores"
también llegaron a procurarse un poco de publicidad gratuita
en los diarios italianos, que normalmente tratan al tema de las
‘sectas’ de un modo más equilibrado: cfr la entrevista
al ‘desprogramador’ Herbert
Nieburg, "Questa fede è la fine
del mondo", por Gherardo Milanesi, en Avvenire, 27-4-1993,
donde Herbert Nieburg, exponente de segunda fila del movimiento
anti-sectas AFF, es increíblemente definido como "uno
de los más prestigiosos especialistas norteamericanos en
materia de sectas y cultos religiosos", y se jacta de haber
sometido a centenares de ‘pacientes’ a un ‘proceso de desprogramación
que puede durar semanas o años".
(10) Cfr. mi artículo "Appunti
per una tipologia dei millenarismi", en La critica sociologica,
anno 25, n. 102, estate 1992, pp. 107-119.
(11) Si hallará un árbol
genealógico de los grupos adventistas en mi libro Le
nuove Religioni, SugarCo, Milano 1989, pp. 109-138.
(12) Cfr. Victor T. Houteff, The Shepherd’s
Rod, 2 voll., edición de Autore, Los Angeles 1930-1932;
cfr. Idem, The Great Controversy Over "The Shepherds Rod",
Universal Publishing Association, Waco (Texas) 1954. Para los
grupos que derivan de V. T. Houteff, cfr. J. Gordon Melton, op.cit.,
pp. 565-566; y el número de marzo 1993 di Aware News,
newsletter publicado por un gruppo de académicos estadounidenses
especializados en nuevos movimientos religiosos.
(13) De ahora en más usaré
el nombre popular Rama Davidiana (Branch Davidians), atribuido
a la facción fundada por Benjamin Roden desde el fin al
origen, en los años 1955-1956, aunque el nombre oficial
es Rama Adventistas del Séptimo Día (Branch Seventh-day
Adventists)
(14) Cfr. The Houston Chronicle,
1-3-1993.
(15) Cfr. Aware News, marzo
1993, p. 2.
(16) Cfr. ibidem; agencia Reuters y
EIRNS, 2-3-1993. Para un conocimiento particular de algunos ambientes
hebraicos norteamericanos a propósito de la cuestión
de las ‘sectas’ y sus raíces doctrinarias e históricas,
cfr. mi artículo "La questione della nuova religiosità",
cit., pp. 14-16, nota 11.
(17) Cfr. Entrevista de Rick Ross en
la National Public Radio, 2-3- 1993; Aware News, marzo
1993; "Koresh and Prophet Bringing On New Jonestowns - or
Just More Cult Wars?", en Religion Watch, anno 8,
n. 6, aprile 1993, pp. 2-3.
(18) Como escribió uno de los
más difundidos diarios texanos el día después
de la tragedia, "los agentes de la ATF y del FBI responsables
del fiasco no tienen derecho a decir que Koresh ha sido irrazonable
ni que se negó a negociar o a colaborar. Son ellos los
que nunca lo intentaron seriamente" (Molly Ivins, "Cult
tragedy was unnecessary", in Fort Worth Star - Telegram,
20-4-1993).
(19) "Standoff ends in flames;
questions still smolder", in USA Today, 21-4-1993.
(20) Cfr. "Thy Kingdom Come",
in Newsweek, anno 121, n. 11, 15-3-1993, pp. 52-55.
(21) Ibid., p. 52.
(22) Ibid., p. 55.
(23) La hipótesis del suicidio
colectivo no debe ser desestimada. El FBI ha impedido a los sobrevivientes
hablar con los periodistas, pero algunas cosas se han filtrado:
algunos de ellos hablan de suicidio, pero otros lo excluyen categóricamente
y afirman que han sido los tanques de asalto los que causaron
el incendio.
(24) The New York Times, 21-4-1993.
(25) The Daily Telegraph, 20-4-1993.
(26) Insiste justamente sobre este
punto la obra de J. Gordon Melton (coordinador), The People’s
Temple and Jim Jones. Broadening Our Perspective, Garland,
New York-Londres 1990, que incluye una amplia serie de documentos.
(27) Tomo esta cita de Enrico
Pozzi, Il carisma malato. Il People’s Temple
e il suicidio collettivo di Jonestown, Liguori, Napoli 1992,
pp. 252 e 259. El análisis de Enrico Pozzi sobre el Templo
del Pueblo es una de las más completas publicadas hasta
ahora, no sólo en lengua italiana, y merece ser leída
por cualquiera que desee profundizar en el tema. personalmente,
no comparto todas sus interpretaciones: para una hipótesis
interpretativa diferente, cfr. mi artículo "Il suicidio
della Guyana fra mito e storia", in Cristianità,
anno XVI, n. 162.
(28) "Mi última encarnación
ha sido Vladimir Lenin en Russia", declaraba Jim Jones: cfr.
E. Pozzi, op. cit., p. 263.
(29) Cit. ibid., p. 321.
(30) "AFF Helps Media Understand
the Davidians", en The Cult Observer, vol. 10, n.
2 (1993), pp. 2 e 6. Facilitar entender el tipo de ‘ayuda’ prestada
por los movimientos anti-sectas al FBI una declaración
de la presidente del CAN, Patricia
Ryan, quien el 7 de abril incitaba a "usar
todos los medios para arrestar a Koresh, comprendida la fuerza
letal" ["including lethal force" (Infiltrating cult will
end standoff, expert suggests, en The Houston Chronicle,
8-4-1993].
(31) Ennio Caretto, "Suicidio
di massa nel fortino di Waco", in la Repubblica, 20-4-1993.
(32) Mons. G. Casale, doc. cit., p.
36.
IMPORTANTE: Esta es una versión resumida
de un artículo publicado originalmente en 1993. Si bien
algunos datos quedaron desactualizados, tanto la tesis central
como la información presentada por Introvigne en su trabajo
permanecen vigentes. Le agradecemos al autor su autorización
a publicar la versión en español de su monografía.
Traducido del italiano por Alejandro
Agostinelli
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tragedia de Waco: Autobiografía de un intento por evitar
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ENLACES RELACIONADOS
CAN (Cult Awareness Network
AFF (American Family Foundation)
ATF (Bureau of Alcohol Tobacco and Firearms) FBI
(Federal Bureau of Investigation) www.fbi.gov
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