En marzo de 2000, pocos argentinos dejaron de preguntarse qué
grado de responsabilidad cabe atribuir a las hermanas que asesinaron
a su padre durante un ritual en el que -según algunos-
habrían actuado “poseídas” por terceras personas.
Aquel sangriento parricidio hizo que muchos medios revivieran
la polémica de las prácticas exorcísticas.
Sin embargo, poco y nada se discutió sobre el llamado “síndrome
de las personalidades múltiples”. Que, probablemente, ofrece
más tela para cortar si se trata de iluminar este controvertido
parricidio, que parece más asociado con la llamada psicología
anómala que con el esoterismo duro o los rituales satánicos.
EL “YO” CRUZADO
Algunos veranos atrás, Mark Peterson conoció a
Fanny. Mark sintió una fuerte atracción por ella.
Dos días más tarde, la pareja se volvió
a encontrar. La cita fue en un restaurante céntrico.
Mark quedó asombrado: esta vez, Fanny se presentó
como Jennifer, una jóven divertida y desprejuiciada.
Al rato, Jennifer cambió su voz y sus gestos para presentarse
como Mary. Minutos más tarde, volvió a cambiar.
Actuaba y hablaba de manera totalmente diferente según
las diferentes personalidades que iba asumiendo. Es que Fanny
(o Jennifer, o Mary…) era un caso de “personalidades múltiples”.
A pesar de todo, Mark llevó a Jennifer hasta su auto,
donde disfrutaron un par de horas de sexo. Más tarde,
ella tomó control de su verdadera personalidad (¿Fanny?
¿Mary?) y se escandalizó al ver lo que había
sucedido en su ausencia. Final de la historia Mark fue acusado
por violación.
Pero Jennifer, la divertida amante que sedujo a Mark, no era
Jennifer. Pero tampoco Fanny, ni Mary. El nombre que constaba
en su partida de nacimiento era Sarah. Tenía 27 años
y trabajaba como moza en un bar. Este relato quedaría
reducido a una anécdota graciosa o poco creíble
si no hubiera dado lugar a uno de los juicios más extraños
ocurridos en la historia de los tribunales de los Estados Unidos.
Es que el cuerpo de Sarah no sólo alojaba cómodamente
a la personalidad de Jennifer y a la de Fanny sino a otras seis
personalidades más, cada una de las cuales expuso una
versión diferente de los hechos. El jurado consideró
que Mark Peterson había abusado sexualmente a Sarah conciente
del hecho de que ella padecía de una psicopatología.
Y, por consiguiente, fue juzgado por el delito de violación.
El caso de Sarah no es el único, ni mucho menos: en 1976,
William Milligan fue acusado, en el estado de Ohio, de haber
violado a cuatro jóvenes. El psiquiatra que estudió
su historia clínica -considerado “experto en personalidades
múltiples”- aseguró que William tenía
diez personalidades diferentes y que sólo una de ellas,
una lesbiana de 18 años, era responsable de los crímenes.
EL CASO DE LAS “HERMANAS SATÁNICAS”
En marzo de 2000, la Argentina fue escenario de un “crimen de
múltiple personalidad”. Jorge, un hombre que vive en
el barrio de la Capital Federal, no pudo dormir durante toda
la noche porque los rezos que se oían en la casa de sus
vecinos, la familia Vásquez, taladraban su cabeza como
una gotera. A la mañana siguiente, los padrenuestros
empezaron a elevar de tono y, a la media tarde, los gritos se
volvieron alarmantes. Al llegar, la policía, que había
acudido ante una vulgar denuncia de ruidos molestos, se encontró
con un caso de cuarta dimensión.
La casa de los Vásquez estaba cerrada con cuatro llaves.
Tuvieron que echar la puerta abajo. Del otro lado, sobre el
piso y empapado en sangre, yacía el cuerpo desnudo
de un hombre, Juan Carlos Vásquez. Sus dos hijas, de
22 y 29 años, se retorcían sin ropas sobre la
sangre, rodeando el cuerpo de su padre. Una joven gritó:
“¿Qué quieren? Esto no es real. Váyanse”.
Su voz era ronca, casi masculina. Estaba enfurecida y,
para arrebatarle el cuchillo de cocina con que había
asesinado a su padre, tres policías debieron unir fuerzas
para controlarla. Tenía una fuerza descomunal y todavía
parecía poseída. Las hermanas fueron llevadas
a un hospital. Ambas entraron gritando con voz ronca. Una de
ellas dio un nombre falso, dijo que tenía 45 años
y, al día siguiente, alegó no recordar nada de
lo sucedido: una siguió hablando de su padre como si
no supiera que lo habían asesinado. La otra balbuceaba
palabras incomprensibles, con un acento que algunos médicos
interpretaron como portugués.
¿DISOCIACIÓN DE LA PERSONALIDAD?
¿En qué consiste exactamente esta psicopatología,
si es que de eso se trata? Según una corriente psicológica,
se trataría de una variante de los llamados “problemas
de disociación”. Los individuos que experimentan
estos estados serían capaces de mantener conversaciones
y hacer cosas sin que lo sepa la “personalidad original”. La
amnesia, los trances hipnóticos y el sonambulismo serían
variedades de la misma psicopatología. El fenómeno
tiene su máximo exponente en casos como los de Sarah
o William, donde dos o más personalidades coexisten
en un mismo cuerpo y cada una de ellas puede estar completamente
consciente de su comportamiento, memoria y experiencia. Cada
personalidad, a su vez, puede adoptar su propio nombre, sexo
y, en ocasiones, estar al tanto de las restantes identidades
que conviven con ella.
PERSONALIDADES MÚLTIPLES: CASOS DE PELÍCULA
Como la inmensa masa de casos de desordenes psíquicos,
las personalidades múltiples fueron llevadas al cine
y la tevé hace mucho tiempo. Uno de los casos más
famosos, “Las tres caras de Eva”, le valió a Joanne Woodward
un Oscar como mejor actriz. Joanne interpretó un papel
similar en la serie “Sybil”. Por ese trabajo, tanto a Joanne
como a su compañera de elenco, Sally Field, fueron nominadas
a los premios Emmy. Sybil era la historia real de una mujer
cuya infancia fue tan espantosa que imaginó al menos
16 personalidades distintas para conjurar sus recuerdos.
Otras películas que giran en torno a esta dolencia son
“El color de la noche” y la famosa “Psicosis” de Alfred
Hitchcock, éste último un filme escalofriante
que habla de la lucha entre el hombre y fuerzas demoníacas.
Según algunos, se trata de la obra maestra del terror,
nominada a diez Oscars en 1974. El caso estaría basado
en la historia real de una mujer de Maryland, Estados Unidos.
LAS TEORÍAS PSICOLÓGICAS
Para algunos especialistas, las personalidades múltiples
son consecuencia directa de un hecho traumático ocurrido
en la infancia. Los más habituales: violación,
maltrato, o haber sido testigo de un hecho violento. Cualquiera
de estas circunstancias pudieron “dividir la personalidad” en
muchas otras. Luego, la mente se protege del trauma que le
causaría tener memoria de estas experiencias indeseables.
Los partidarios de esta explicación esgrimen a título
de prueba el hecho de que el 62 por ciento de los pacientes
actuales afirmaron (conscientemente o bajo hipnosis) haber sido
abusados sexualmente en su niñez. También, informan
que el número de personalidades aumenta notablemente
entre quienes sufrieron daños mayores. Entre estos casos
se encuentra el de Sarah, quien no sólo había
sido violada por su padre en reiteradas ocasiones sino que,
además, fue testigo de la muerte del mismo en un accidente
automovilístico.
El estudio de este fenómeno se remonta a 1880, cuando
un grupo de psiquiatras que trataba a sus pacientes bajo hipnosis
notó que algunos mostraban diferentes personalidades
mientras duraba el trance y, al volver en sí, no tenían
la menor idea sobre lo que había sucedido minutos antes.
Pero los primeros casos de personalidades dobles se remontan
a veinte años antes. Pero en esos tiempos, las hipótesis
psicológicas no estaban tan de moda como las religiosas:
se creía que el cuerpo había sido poseído
por el demonio.
Cuerpos poseídos por demonios, ángeles, dioses
y espíritus forman parte de las más diversas culturas
y se remontan a tiempos pre bíblicos. Del igual modo,
no pocas tradiciones modernas creen en la posesión. Grupos
cristianos evangélicos aseguran ser poseídos por
el espíritu de Dios. Durante estos rituales, Dios “habla”
a través de esos cuerpos. Los espíritus que se
“apropian” del cuerpo de los creyentes también son parte
esencial en las religiones africanas, algunas de las cuales
actualmente están sincretizadas con el Cristianismo,
como es el caso del Umbanda.
Un dato curioso: la mayoría de los casos conocidos
se informan en los Estados Unidos. Otros, muy aislados,
en Francia. Y el número baja estrepitosamente en el resto
de Europa y Australia, y más aún en los países
de América del Sur. En el Japón, en cambio,
no existe ningún registro de esta psicopatología.
Estas cifras, por cierto, son bastante sugerentes: ¿Puede
una “enfermedad” manifestarse en forma selectiva, o permanecer
confinada en una geografía dada? Probablemente sí,
pero en tal caso prevalecerían motivos culturales
o psicosociales antes que los propiamente clínicos
o, dicho de otro modo, los casos clínicos dependerían
mucho de la cultura en la que se inscriben. De hecho, entre
el 62 y 80 por ciento de los psiquiatras norteamericanos creen
en esta enfermedad. No sucede lo mismo en Europa, donde apenas
un 10 por ciento confía en la explicación médica
tradicional.
Estas estadísticas ponen en evidencia una interesante
constatación: habría una fuerte conexión
entre los psiquiatras que creen en las múltiples personalidades.
Es decir, la clasificación estaría sujeta a parámetros
ajenos a la “enfermedad” propiamente dicha. De este modo,
los médicos que no creen en estas explicaciones evitarían
crear una clasificación que parece tener más relación
con el mundo de la fantasía que con el reino de las cosas
que se ven y se tocan.
Por Mariana Comolli ©. Especial para Dios.com.ar
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