Los padres de la pequeña Eva no aparecen,
los medios ya no siguen el tema de la clonación y la historia
de Clonaid se ha reducido a ver quién hará el papel
de la atractiva científica raëliana Brigitte
Boisselier cuando se filme la película para
el canal de televisión Lifetime. A Hollywood,
después de todo, le encantan los dramas donde la religión
se enfrenta con la ciencia. En 1960, el muy racional Spencer
Tracy protagonizó Heredarás el viento,
en el papel de un abogado que defendía la evolución
contra el creacionismo en el "juicio del mono" de Scopes,
en 1925 (Tracy perdió el caso, pero Charles
Darwin ganó la guerra).
Pero una película sobre los raëlianos,
su voluntad religiosa por clonar y su empresa de clonación,
Clonaid, sería aún más extraña.
El juicio de Scopes no puede competir con supuestos contactos
extraterrestres, orgiásticos rituales de iniciación
y acusaciones de un fraude masivo. Pero ocultos en estos
jugosos detalles estarían los mismos conflictos entre ciencia
y religión.
DE DÓNDE NADIE SALE
En el centro de esta particular pelea se encuentra el doctor Michael
Guillen, quien ahora puede que tenga sus dudas acerca
del viejo adagio según el cual "toda publicidad es
buena siempre y cuando escriban bien tu nombre". Gracias
a su osado ofrecimiento para confirmar las declaraciones de Clonaid,
Guillen, físico teórico y ex periodista científico
de ABC News, bien podría ser el periodista científico
más famoso después de Bill
Nye, el Tipo de la Ciencia (the Science Guy). O quizás
el más tristemente famoso, si se consideran estos humillantes
titulares aparecidos a lo largo de un mes:
- "Despiadado escrutinio del periodista televisivo
convocado para verificar las declaraciones" (The Miami
Herald)
- "Investigador de la clonación criticado
en el pasado. El periodista ha ganado el premio al fraude médico"
(The Times-Picayune)
- "El periodista que encabeza el panel de
confirmación, ridiculizado" (Toronto Star)
A esto le siguieron artículos similares en
The New York Times, USA Today y cantidades de otras
publicaciones; en todos se criticaba el criterio periodístico
de Guillen. Los científicos se quejaron de que, cuando
Guillen trabajaba en Good Morning America y 20/20,
sus notas presentaban a demasiadas personas con dudosos
fundamentos científicos: OVNIS, astrología, experiencias
extrasensoriales y psicokinesis. Sus informes tenían más
que ver con Stephen King, sostenían,
que con Stephen Hawking.
Y cuando Guillen se subió al podio en una
conferencia de prensa de Clonaid, sus críticos dijeron:
"Ahí lo tienen otra vez". Se lo acusó
de dejarse engañar por los raëlianos y su adoración
a los extraterrestres, o, peor aún, de actuar como su títere
voluntario. Hasta especularon con que se había convertido
en raëliano él también, a pesar de que este
hijo de un pastor suele referirse a sí mismo como un ‘cristiano
devoto’ (nada de lo cual tiene que ver con el proceso de verificación,
ya que Guillen actuaba sólo como intermediario, no como
detector de mentiras).
¿ES GUILLEN TAN CRÉDULO COMO LO PINTAN?
Para quienes están en contra de Guillen, el periodista
es un crédulo del tipo Fox Mulder
-para usar iconografía de Los Expedientes X-, cuando
su papel requiere que sea Dana Scully,
un escéptico implacable. Sin embargo, la experiencia periodística
de Guillen -aun cuando, sin duda, demuestra un verdadero interés
en temas extremos, y, probablemente, en los ratings que éstos
atraen- también revela una saludable dosis de escepticismo
acerca de los temas místicos.
Tomemos los OVNIs, por ejemplo. La creencia de Guillen en platillos
voladores y naves galácticas es particularmente relevante,
ya que los raëlianos sostienen que la vida en la Tierra fue
creada por extraterrestres hace 25.000 años. En su trabajo
para ABC, Guillen no parecía creer ciegamente en
las posibles visitas desde Alpha Centauri. En una nota de 1988
sobre OVNIs, concluyó: "Creo que hay muchas cosas
no identificadas de las que nada sabemos. En cuanto a los platillos
voladores, las pruebas siempre fueron una desilusión".
La verdad puede estar ahí, pero Guillen no sostiene haberla
visto.
La serie de informes que Guillen realizó en 1997 para GMA,
titulada ‘Fringe or Frontier’ (Borde o frontera), analizaba
varios sujetos paranormales. Examinando la validez de la ‘intuición’
precognitiva, Guillen pasaba gran parte de su informe hablando
sobre la habilidad del cerebro para reconocer modelos sutiles,
lo que nos permite absorber toda clase de información en
el subconsciente y convertirla en conocimiento utilizable. Más
que un sexto sentido, concluía Guillén, es posible
que la intuición sea simplemente lo que conocemos como
experiencia. Estaba lejos de alentar a los telespectadores
a que recurrieran a una lectura de manos o a un mentalista. Además,
este tipo de temas no es nada atípico en la televisión.
Una rápida mirada a la actual lista de programación
revela, por ejemplo, que el programa Sci-Trek del canal
Discovery puso al aire un episodio que se llama ‘Medical
Marvels and Witchcraft’ (Maravillas médicas y brujería).
Y cualquier telespectador experimentado sabe que esa clase
de programas suelen llegar a conclusiones lógicas que contradicen
los nombres llamativos.
LEÑA DEL ÁRBOL CAÍDO
Para comprender la animosidad de los medios contra Guillen, vale
la pena señalar que la mayor parte de la crítica
ha provenido sólo de dos científicos escépticos.
Uno, el doctor Robert
L. Park , es profesor de física en la Universidad
de Maryland y autor de ‘Voodoo Science: The Road From Foolishness
to Fraud’ ("Ciencia o vudú: el camino de la estupidez
al fraude", donde critica a Guillen. Durante la conmoción
causada por Clonaid, Park le contó a The Times:
"Le gustan las historias de fantasmas. El último [programa]
en que lo vi tenía algo que ver con esto de si tenemos
un espíritu separado del cuerpo. ¡Vamos, estaba encantado
con el tema!". El otro gran crítico de Guillen es
James Randi, un conocido escéptico
profesional y enemigo de todos los charlatanes y ‘dobladores de
cucharas’. Randi le otorgó a Guillen su premio ‘Pigasus’
en 1997 por el "indiscriminado fomento de la pseudociencia
y el fraude médico".
Pero resulta que Park y Randi mantienen una relación
estrecha. Park suele colaborar en el newsletter (boletín
informativo) escéptico de Randi. Lo que es más
importante, ambos están del mismo lado en el actual y muy
activo debate acerca de la adecuada relación entre ciencia
y religión. No es necesario aclarar que Guillen se
encuentra del otro lado. Guillen ha señalado muchas veces
que no cree que la ciencia y la religión sean necesariamente
enemigas. Como dijo en una nota de 1997: "Tenemos dos anhelos,
claramente. Tenemos un anhelo, un anhelo científico de
verdades y cifras, y también tenemos un anhelo espiritual
de propósito y significado. Y también nacemos con
dos capacidades poderosas para satisfacer esos anhelos. Una se
llama ciencia y la otra se llama religión. Y ambas se complementan
maravillosamente."
No es así para Randi. "El hecho de que
el Papa [Juan Pablo II] haya admitido
que Galileo tenía razón
-más de tres siglos después de que los seres pensantes
supieran que tenía razón- demuestra que los líderes
religiosos son capaces de aprender, si se les da el tiempo suficiente",
escribió Randi en 1999 en un grupo de noticias como respuesta
a los esfuerzos de Guillen por una reconciliación. "Pero
eso no significa que la ciencia y la religión sean compatibles".
De acuerdo con el criterio de Randi, cualquier periodista que
no rechace posibles puntos en común entre la ciencia y
la religión parecería ser un digno nominado a su
premio ‘Pigasis’.
EL CONTEXTO AMPLIO
Lejos de ser un excéntrico, Guillen tiene una distinguida
compañía. Se podría empezar con los físicos
que ganaron el prestigioso galardón británico Templeton,
que suele entregarse a aquellos que investigan teorías
que unifiquen la religión y la ciencia como Freeman
Dyson de Princeton o Paul Davies
de la Universidad de Adelaida en Australia. Al ganar el Templeton
en 1995, Davies dijo: "Es imposible ser científico,
aun científico ateo, y no maravillarse con la impresionante
belleza, armonía y creatividad de la naturaleza. Lo que
más me impresiona es la existencia de un orden matemático
fundamental, un orden que hizo decir al astrónomo Sir
James Jeans: ‘Dios es un matemático puro’".
Ese punto de vista en una amenaza para lo que Randi y Park consideran
un muro indestructible entre la Iglesia y el Laboratorio.
Poco de este debate se filtró en las notas
sobre la labor de Guillen por descubrir la verdad sobre el bebé
de Clonaid. Una y otra vez, los medios presentaron el punto de
vista de los críticos de Guillen sin mencionar su contexto
más amplio. Los mismos periódicos, ¿le preguntarían
sólo a ex funcionarios de la administración Clinton
acerca del plan de reducción impositiva del presidente
Bush? ¿Se sumarían luego a la confusión, al no identificarlos
como tales? Sin el contexto necesario que incluya los planes de
los críticos, estos artículos serían tristemente
incompletos. Como los son aquellos que informan sobre la crítica
científica generalizada que se le hace a Michael Guillen.
James Pethokoukis © 2003
Título original: ‘Is Michael Guillen a Flake?
Was the doctor who offered to check out the Raelian cloning claim
attacked because of his personal beliefs?’ Traducido del inglés
por Viviana
Claudia Giménez.
Primera Publicación: Beliefnet.com http://www.beliefnet.com/frameset.asp?pageLoc=/story/119/story_11993_1.html&boardID=50527
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